En OPINIÓN LIBRE |

ACUARELAS TANTARINAS: Domingo «Dominguín» Tovar Rojas Q.E.P.D.

Si seguimos retrocediendo veremos la partida de toda una generación de Tantarinos, de los llamados notables, herederos de una declinante estirpe de minifundistas.

 

Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial


Hasta hace poco nos entristecía la partida de tía Alicia Flores, esposa del tío Alcibíades Violeta Gutiérrez "tío Alchi", que hace menos de un año partió al infinito. Una semana atrás nos dejaba tía Mercedes Flores, esposa de tío Félix Marcos. Esa misma fecha nos despedíamos de mi tía Rosa Gutiérrez, hermana mayor de mi señora madre.

Si seguimos retrocediendo en el tiempo, veremos la partida de toda una generación de Tantarinos, de los llamados notables, herederos de una declinante estirpe de minifundistas, patrones y matronas que añoraban el cepo y los fuetazos, contra los que osaban levantar la voz.

"Dominguín" como los conocíamos muchos, o “Minca” para otros, pertenecía a una generación ajena a esos trotes y esos tratos. No nació en nuestro pueblo, pero como un buen hijo Tantarino, se acercó tanto a Tantará que, por información de nuestro hermano Maurino, estudio toda su primaria y secundaria en Tantará, formando la primera promoción de nuestro afamado Colegio Nacional Mixto “Francisco Bolognesi”, de la mano seguramente de su primer Director el Dr. Rolando Rojas Tovar.

Posteriormente ingresó a la Marina de Guerra del Perú, abrazando la noble carrera profesional de Enfermería, habiendo sido destacado en las zonas de emergencia y finalmente retornó al Hospital Naval. Allí conocí la generosidad de su mamá, mi tía Albina, estando yo internado casi todos los domingos me visitaba, llevando un tapercito con su comida Tantarina, “jampan taytay”, me decía con su dulce voz.

Ya jubilado no dejaba de ir a Tantará, en toda ocasión, se le veía con su sonrisa de a mil. Dicen que los que aman a su pueblo se van despedir a su tierra, así será, así seré yo, pero no para decir un adiós, sino para dar a parar con mis huesos en Tantará.

El ultimo ocho de septiembre lo vi en la fiesta patronal, se le veía muy desmejorado, casi había desaparecido su sonrisa habitual. También estuvo en el velatorio de tía Rosa, en Chincha, hace poco más de una semana.

Se sabía que estaba mal, pero como todos los que amamos la vida nos aferramos a ella y buscamos con la mirada la solidaridad de la esperanza y la fortaleza de quienes nos rodean. Por fin llegó el día del ultimo hálito de vida y como en el poema Masa de nuestro cholo Cesar Vallejo,   “tanto amor y no poder nada contra la muerte”. Llegó ese malhadado día, para nosotros, pero de felicidad para los que lo esperaban en el cielo, nuestro primo, amigo, colega, el   hoy recordado "Dominguín" partió al infinito.

Como ya se ha hecho costumbre semanal, repetiré aquel estribillo: solo nos queda decirte hasta pronto primo, donde te encuentres saludas a los tuyos y a los míos también. Como buen diente que fuiste, llegaras justo al "almamicuy". Ese día te esperaremos.
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