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El centenario Don Ciro, patriarca del anexo San Jerónimo de Almacén (San Juan de Yánac)

El legendario centenario, a sus 105 años lee el periódico y se interesa por saber ¿qué es eso de Lava Jato?

Foto izq. Ciro Valerio y su hijo Mario Reynoso Yactayo. Foto der. Ciro Valerio apenas cogió el diario la República, inició su lectura atentamente los titulares y elabora su opinión razonable.

 

David Vilcapuma Gutiérrez

Licenciado en Educación

 


Ciro Valerio Reynoso Saravia,  nació el 9 de Diciembre de 1912, en el distrito de Huangascar, Provincia de Yauyos, Lima, sus padres fueron  don Ricardo Reynoso y doña Cristina Saravia, ambos eran naturales de Huangascar.

Dicen que tuvo varios hermanos, de ellos solo se  conoció don Clemente Reynoso Saravia, quien acostumbraba visitarlo a su hermano, con cierta regularidad.

Los datos de su infancia son escasos, están entremezclados con anécdotas tal vez porque sus primeros años para él, fue muy doloroso, dicen que en su niñez había pasado por enormes sufrimientos, por la forma como falleció su padre.

Los hijos recuerdan que él le contaba de su padre quien fallece cuando era pequeño, que dando huérfano  muy temprano, pasando por episodios muy dolorosos.

A los 8 años cuentan que viaja a Cañete acompañado por un familiar, allí se inicia en el trabajo y a estudiar, ya en la adolescencia  viaja a Chincha, lugar donde decide radicar, dedicándose al trabajo y a sus estudios, esta vez en el colegio José Pardo y barreda, donde estudia hasta el tercero de Secundaria.

En 1930 al cumplir los 18 a 19 años aproximadamente, los intensos amoríos hacen que Ciro se traslade a la quebrada chica.

 

 

« En 1932, al cumplir sus 20 años, se enamora  apasionadamente de Eusebia Cristina Yactayo Guillen, natural del entonces anexo San Juan de Yánac, contrayendo matrimonio en el mismo año, en la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, en la provincia de Chincha Alta. »

 

 


Luego se va a vivir al fundo Toro Rume, anexo de San Jerónimo de Almacén, dedicándose de lleno a la agricultura y la ganadería.

En 1942 tuvo su primera hija  Estela, luego en 1944 Alejandrina, después nace Angélica 1946, Clelia en 1948, Mauro en 1950, Nelly en 1952, Saúl en 1954, León en 1956, luego nace Lucy en 1958,  y años más tarde Mario.

Ciro es una persona cabal responsable de todos sus actos con mucha trayectoria, luchador hogareño con bastante amor y entrega, aún está dejando muchos recuerdos de vida, asumió cargos como Agente Municipal en el anexo de Almacén.

Era uno de los gestores más entusiastas para la creación del colegio  Nacional mixto, No. 22282 de nivel primario, cuyo aniversario se celebra cada 12 de Octubre donde fue varias veces   Presidente de la APAFA.

Posteriormente asume cargo de Presidente de la Comunidad Campesina de san Juna de Yánac, participó también en innumerables faenas comunales,  para la construcción de la carretera al anexo, entre otras actividades de la que no se encuentran registro.

En 1975 un 16 de abril fallece su hija Angélica a causa de una enfermedad, impactándole seriamente  a él y a toda la familia.

En el año 2007, un primero de agosto fallece su esposa, el amor de su vida.  Contaba haber tenido momentos de mucha pena y tristezas. Ahora me arrepiento de todo y veo lo absurdo que resultaba discutir por tonterías, pero ya es tarde por lo menos he aprendido una lección.

Luego se pone serio y casi con las lágrimas en sus ojos continua: Pero la más dura y dolorosa de mi vida, todas las cosas buenas que ella tenía perdurara en mí y en mis hijos para siempre.

 

 

 

« En el año 2014 decide trasladarse a la provincia de Chincha, al Lateral 3 denominado “El gran Chaparral”, al costado de la Urb. Simón Bolívar, más conocido como los venezolanos. Allí desde entonces vive con sus hijos, quienes permanentemente están a su cuidado. »

 

 


A pesar del peso de sus años que recae en su largo caminar, tiene una gran fortaleza de vivir, que Dios te dé más fuerzas para que continúes a nuestro lado por siempre abuelo amado.

Desde las cumbres de taquia lugar donde silva el viento y quema la helada una nueva cosecha original:

 

 

Vida y Esperanza

 

Mi querido Sihuis, de los andes. Con tu inquietante misterio, ofreces vida y esperanza.
Tus paisajes son armoniosos, acompañados de su linda belleza.
Tus lomas verdes y plantas floridas, alegran intensamente mi corazón.
Las flores, acompañados de intensas fragancias, hacen sentir bien a todos los pobladores.
El camino que cruza, sus lindos valles y colinas, llenos de esperanza están.
Las lluvias traen bonanza, rebrotando lo húmedo y conservando los paisajes y valiosos espacios naturales.
 Las aguas, claras de sus riachuelos, brotan de sus puquiales.
Tus aguas mansas y tranquilas, corren por tus cauces lentamente.
Tus días de frío, donde el viento silva y la helada insoportable nos llega hasta  los huesos.
Tu cielo azul, refleja esperanza de vida.
El sol brilla y cae suavemente al atardecer, bajo la mirada de todos.
A ti, bello Sihuis, promesa divina prometes tu encanto.
Las lindas estrellas alumbran, por las noches su bello firmamento.
Todo es maravilloso, pronto tus aguas llegaran a las quebradas, para aplacar la sed de todo tus habitantes.

Chincha, abril 2017.

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