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Por: Maria José Roldán

 "Ica es más atractiva que nunca le primer sábado de octubre, cuando vacía sus calles para dirigirse a un monumento religioso alejado de sus límites, apartado del cemento y ruido que perturba las almas, cerca de la naturaleza, donde hay más vida de la que se cree".

PUBLICADO EL 04-10-2016 | Octubre es un mes de integridad y unificación para el pueblo de Ica en el Perú, pues se celebra a una santidad de gran importancia como es la Virgen del Rosario de Yauca, cuyo santuario se encuentra a las afueras de la ciudad y donde se acostumbra ir en peregrinación. Esta peregrinación es larga ya que dura unas 6 horas aproximadamente, pero los devotos la hacen gustosamente y con mucha felicidad.

El primer sábado del mes de octubre, Ica se paraliza para rendirle veneración a su patrona. En este día tan importante las calles se llenan de gente, de autobuses con personas que llegan a la localidad para venerar a la patrona y sin distinción todos se dirigen hacia el santuario de Yauca.

Acceder al Santuario no es tarea sencilla

El santuario se encuentra en las entrañas de un caluroso desierto pedregoso, arenoso e irregular. Es difícil de cruzar, incluso los vehículos mejores preparados tienen dificultad para acceder. Sin embargo, el reto y el compromiso del creyente es cruzar la ciudad, aledaños y el mentado desierto a pie.

Extensas filas en una sola dirección forman los cuerpos de los devotos que caminan mayoritariamente en grupos, hacia el recinto sagrado. Sin lugar a dudas toda esa devoción y ganas de llegar, el mismo sentimiento que une a las personas por una Virgen es sin duda, algo emocionante. Para ellos les llena el corazón y se sienten satisfechos a pesar de las dificultades.

Los autobuses están repletos de personas que quieren venerar a la patrona. Estos autobuses parecen caravanas y toman caminos alternos al de los peregrinos, que vacían la ciudad, dejándola desolada, transmitiendo su vida al árido desierto que aguarda a su Virgen.

Una experiencia única para sus devotos

Una atractiva experiencia es vivir como una ciudad entera se desvive por un acontecimiento religioso, que se desobliga de su rutina para hacer caso de un llamado divino, costumbres que las grandes urbes omiten por seguir con su caótica cotidianeidad. Ica es más atractiva que nunca en esa fecha, cuando vacía sus calles para dirigirse a un monumento religioso alejado de sus límites, apartado del cemento y ruido que perturba las almas, cerca de la naturaleza, donde hay más vida de la que se cree. Las personas se unen por un único fin, venerar a la Virgen Iqueña, quien les acompaña durante todo el año en sus corazones.

El camino de la peregrinación al santuario es sacrificado pero si se quiere disfrutar de la plenitud del departamento iqueño entonces ese es el mejor momento, pues su camino se entiende también como un tour turístico, pues recorre el centro de la ciudad; las afueras inmediatas que son las haciendas; el distrito rústico Los Aquijes; el desierto que está bajo un hermoso cielo lleno de estrella; y el distrito Yauca del Rosario, cuyo nombre se debe a la virgen de la festividad y lugar donde se encuentra su templo. Gran parte de la provincia de Ica se conoce por este recorrido de fe, donde además de distraer la vista puede conocer el sentimiento religioso de una comunidad nada ajena a las costumbre de antaño. En octubre la mejor cara de Ica se debe a su religiosidad.

Rosario de Yauca: La Virgen Iqueña

Fue a comienzos del siglo XVIII cuando en mitad del desierto de Yauca se encontró a la Virgen entre matorrales por tres personas que habitaban la población, y pudieron contemplar por primera vez a la que también llaman ahora: “Nuestra Señora del Rosario” y tenía al niño Jesús en sus brazos y un rosario marcando sus manos. La imagen mide aproximadamente unos 60cms de altura y fue abandonada por personas que se perdieron en el desierto iqueño.

Según los testimonios esto ocurrió el primer sábado de octubre, exactamente fue el 3 de octubre de 1701 y por eso fue a partir de esa fecha que se celebra el primer sábado de octubre de cada año y todos sus devotos viajan por el desierto para dar homenaje a aquel maravilloso día, donde la Virgen pudo ser encontrada y para muchos, rescatada del desolador desierto.

Las personas que encontraron la Virgen no quedaron en el olvido, y siguen siendo ha día de hoy grandes personas a recordar para todos los lugareños. Los nombres de estas personas fueron: Nicolás Ortega, Diego Gutiérrez y Francisco Córdova. Gracias a estos tres hombres la Virgen Iqueña fue rescatada y a día de hoy puede ser venerada por todos sus devotos.

Cuando la encontraron pensaron en trasladarla a Ica pero cuando la intentaron transportar no pudieron hacerlo, pero esto parece que no fue casualidad. Las personas que intentaron levantarla y no lo consiguieron, interpretaron esto como que la Virgen no quería ser transportada y quería quedarse con ellos para protegerlos desde el momento en que fue encontrada como un gran acto de amor hacia ellos.  Era deseo de la Madre de Dios permanecer en ese desierto y por eso le edificaron una capilla gracias a Calitxo Muñoz. Después de una plegaria la Virgen se dejó conducir a una nueva morada, a su santuario actual. La noticia corrió por las poblaciones y desde entonces la Virgen de Yacua es venerada por todos los habitantes que la hicieron su patrona para siempre.

Si alguna vez viajas a esta población de Perú, no dudes en hacerlo para estar presente el primer sábado de octubre porque así, podrás disfrutar de tanta devoción por la Virgen. Podrás sentir el amor de sus paisanos por ellas y cómo todo un pueblo une sus emociones para venerarla, dejando al pueblo vacío de habitantes ya que todos van en camino del santuario para honrarla.

Video aficionado capturado en Youtube.