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'Entre el dolor y el aprendizaje', la vigencia de la pluma en San Juan de Yánac

El autor, es uno de los narradores aparecido a los finales de la década de los noventa en estos lejanos confines de la sierra chinchana.

Su escritura está cargado de vitalidad, habla del anónimo poblador de las comunidades del ande. Construye sus narraciones con imágenes, otorgándole vida a la historia y sus personajes. Lectores y lectrices de Huachos.com, es importante aclarar algunas ideas, como el valor de la autenticidad en la Literatura Yanina, que quieren que sus lectores se dan cuenta, que allí atrás de cada uno de sus escritos, hay un ser vivo, que tiene voz propia, y que no es un simple fabricante de historias.
 

Por: David Vilcapuma Gutiérrez

Licenciado en Educación
 


 
Entre el dolor y el aprendizaje


En la hacienda de Huañupiza, fue muy conocida la profesora, quien a la vez era directora de la Escuelita Rural Unidocente, No. 22283, pues en los meses de abril, llegaba al colegio en lomo de caballo. Ella era una maestra, responsable, quizá poco comunicativa por su carácter firme y estricto, su rostro mostraba seriedad, haciendo temblar de miedo a los alumnos.

Su preocupación por los estudiantes de la zona, era evidente, trataba de llegar a los escolares en su enseñanza a su manera, siendo estricta con ellos en su aprendizaje y comportamiento.

El año escolar se iniciaba tardíamente, casi en el mes de mayo de cada año, debido al impedimento que ocasionaban las lluvias y el intenso frio. Los alumnos ya, en edad de la adolescencia, llegaban a la escuela desde zonas muy alejadas los que le provocaban un cansancio físico, pero con voluntad de aprender.

De pronto salían de las lomadas y cerros, pudiendo ser distinguidos a los lejos por el color blanco de sus camisas del uniforme escolar. Todos llegaban físicamente cansados por el largo caminar que lo conducía a su querida escuela, cruzando muchos cerros, subiendo cuestas, potreros, bajando lomas, hoyadas y ríos.

Pero algunos de ellos, que llegaban tarde, eran castigados con látigo, o con la rienda, a veces estaban de rodillas en piedritas, o también sobre las chapitas, las ortigas con las que eran castigado en los brazos y el palo de la rosa que los caía en el trasero. Era el castigo más duro que recibían estos alumnos, en su afán de aprender las lecciones.

A su vez eran también castigados por no haber cumplido con la tarea, por desobediente, y por no haber aprendido la lección al pie de la letra. El susto que afloraba la maestra era aterrador y escalofriante, los alumnos casi eran sometidos a su voluntad. Ya que el estudiante, no hacía su tarea por deseo propio, sino por temor a la profesora.

Los alumnos le guardaban un estricto respeto a la maestra, aprendiendo a convivir con personas de carácter diferente, ella enseñaba valores a sus alumnos, la lealtad, el amor a la patria, sus símbolos y el izamiento de la bandera nacional, cada lunes del mes con sus canticos patrióticos como el himno nacional y el arriba Perú.

La profesora, tocaba como tema principal “la familia”, el ¿cómo debían comportarse con ellos, respetándolos y siendo obedientes. En cuanto a la calificación del aprendizaje de sus alumnos, la profesora, evaluaba a los alumnos más sobresalientes.

Les tomaba el examen en forma oral y de acuerdo a lo que sabían, estos alumnos, eran asignados para evaluar, con el mismo método y rigor, a los demás alumnos, quedando castigados hasta muy tarde, aquellos que no cumplían con la tarea o estudiar para el examen oral. Con este método trataba de alentar el desarrollo de la personalidad de sus educandos.

La labor que hizo la maestra con sus alumnos, sin duda les servirá a muchos o a pocos para siempre. Los contados ex alumnos que retornaban a su pueblo añorando su escuela, comentaban y decían estar agradecidos a la maestra, quien era la que le había dado sus inicios en el estudio.

Pocos aprendieron mucho de ella, tuvieron una base aceptable para así poder continuar estudiando en el transcurso de sus vidas, ellos son los hombres que triunfan, siendo más modestos y sencillos, con gran sensibilidad humana.

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