Uno que sale y el otro que entra y que tiene todo por hacer.
 

El terrorismo islamista ataca en todo el mundo asesinando a gente inocente a mansalva. La crisis económica no está resuelta. Inglaterra se retira de la UE en recesión mientras en España –camino de salir de la crisis económica-, luego de una segunda elección no logra formar gobierno . La economía china no termina de salir de la crisis económica y América Latina, con la excepción de Perú y los países de la Alianza del Pacífico, está en recesión. Brasil y Argentina tienen cifras negativas. Venezuela se encuentra en crisis humanitaria. En el Perú, las elecciones dejaron heridas y una marcada escisión: el nuevo gobierno gana las elecciones por medio de acuerdos precarios mientras el partido perdedor controla en forma claramente mayoritaria, el Congreso de la República. El nuevo presidente es aprobado con 56% de aprobación lo que pone de manifiesta la gran expectativa y confianza que a despertado.

Construir una imagen de gobierno en esas circunstancias requiere de una labor rigurosa, delicada y de gran profesionalismo. El contexto no es el mejor. Los gobiernos exitosos cuentan con personas competentes para construir la imagen del Gobierno. La comunicación política se nutre del marketing político ajeno y lejano de un marketing improvisado y vulgar.

La imagen del Gobierno se va formando desde el momento que el candidato es consagrado por la autoridad electoral como ganador de las elecciones. El gobierno de salida en esas circunstancias pasa al segundo plano, sobre todo si existe hartazgo de parte de los electores, como es la realidad actual. Pero, aún no existiendo hartazgo, el nuevo gobierno es siempre una luz de nuevas esperanzas y nuevos sueños para los ciudadanos que abren un nuevo período político.

Por ello, cada palabra, gesto, acción, declaración, nombramientos, conducta y actitud política del consagrado nuevo presidente, así como la de los voceros y futuros ministros, es una señal para los ciudadanos, así como para los actores económicos y políticos. Obviamente para los partidos políticos representados en el Congreso de la República y los miles de alcaldes y los gobernadores regionales. El nuevo equipo de gobierno está bajo la mirada de todos. No es recomendable improvisar.

La imagen del nuevo gobierno, en medio de grandes expectativas, debe terminar de cancelar la etapa electoral en la que se ha confrontado con agresividad verbal  porque la campaña y el marketing político electoral son por lo general maniqueos, sobre todo por la cultura política confrontacional, la falta de visión estratégica y la impericia política. En una campaña de ballotage se escinde todo entre blanco y negro. No hay grises. No hay matices. La campaña electoral termina siendo dominada por el cerebro reptiliano sobre el neo-córtex, precipitándose a confrontaciones de negativas consecuencias estratégicas para el nuevo gobierno y el país.

La imagen del nuevo gobierno se va formando día a día.  Cada mensaje –todo en los actores del nuevo gobierno es un mensaje- es percibido por los ciudadanos que van acumulando y procesando información en medio de la nueva realidad del mundo democrático: Internet, las redes sociales, Facebook, Twitter, páginas Web, Blogs, Instagram, Youtube y demás medios de comunicación digitales que tienen hoy tanto o más importancia que la televisión y la radio (alrededor del 60% de los ciudadanos tienen acceso a Internet y los jóvenes cuentan con un Smartphone a través del cual están permanentemente conectados).

La percepción que los ciudadanos los ciudadanos se van formando, no es un simple “impresión”  o impacto –versión vulgar de percepción- ante los diversos mensajes del nuevo gobierno. La percepción es una toma de conocimiento y evaluación que el ciudadano realiza de los mensajes. Esta percepción, en medio de miles de mensajes diarios, va formando una imagen.  La percepción de la realidad para las personas es la realidad. De allí hay que partir para actuar si es que se quiere tener éxito. ¿Cómo piensa, qué siente, cuáles son sus necesidades, cuáles los sueños, cuáles los temores? ¿Cuál, en suma, es el imaginario de los distintos sectores ciudadanos?

Hay un primera impresión, fundamental, en todo acto comunicación y en toda forma de creación de la imagen. Esa primera impresión es clave. Por ello, la creación de la imagen del gobierno ha de ser extremadamente cuidadosa y trabajada por especialistas. La imagen que va se va formando el ciudadano hasta que se convierte en un juicio,  difícilmente puede ser modificada. Lo delicado de la creación de la imagen de un gobierno implica cuidar todos los detalles. La carencia de preparación tendrá consecuencias.

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