¿Cómo entender que los candidatos y los partidos políticos sigan improvisando pese a que la experiencia nacional e internacional demuestran que el desgaste de los gobiernos es acelerada? ¿Cómo no entender que la crisis de la política atraviesa tal sistema democrático en todo el mundo?

Es imperativo entender que el gobierno se va posicionando, positivamente o negativamente, en los ciudadanos. El período de gracia ayuda pero es cada vez más corto en América Latina y el mundo. Hay frustración, acumulación de expectativas y demandas. Eso juega en contra de los gobiernos. Los actores políticos deben entenderlos, abandonando la frivolidad y el desconocimiento de las percepciones ciudadanas.

Un gobierno que investiga, conoce y se comunica con los ciudadanos tendrá éxito en su capacidad para establecer prioridades, construir un discurso, una imagen y una capacidad para actuar en circunstancias difíciles.  No se puede ocultar que una alianza de fuerzas políticas disímiles e incluso antagónicas no tendrá el camino fácil. Por ende, tiene que haber gran retroalimentación, una gran conocimiento de las expectativas y las diversas percepciones para actuar adecuadamente. Las declaraciones espontáneas, “criollada” por salir de la pregunta incómoda, la carencia de una visión de la arena política serán como disparos a los propios pies. No vale festejarlos.

Una corporación moderna cuenta con una gerencia de marketing que evalúa hasta el mínimo detalle la imagen corporativa, la comunicación, las relaciones públicas, los productos y servicios que ofrece, desde la primera hasta la última de las actividades de la empresa.  En el mundo libre, la diversificación de opciones ha creado un ciudadano que no puede ser considerado como uniforme. Por ello, los gobiernos democráticos exitosos desarrollan planes modernos de comunicación gubernamental indispensable en la definición de los conceptos políticos, la elaboración del programa fundamental, los programas sectoriales y regionales; la estrategia básica y las estrategias por sector, región, etc.

El marketing gubernamental permite definir claramente las líneas de acción, el nombramiento de ministros y autoridades, las declaraciones de los voceros y de las nuevas autoridades, incluidos los parlamentarios.  ¿Es posible conciliar el deseo de cambios políticos con un gabinete técnico? Será necesario definir la cercanía de los políticos y los técnicos con la gente. El gobierno tiene que ser capaz de representar a la gente. De lo contrario se aislará y debilitará.

Todo gobierno y todo líder tienen un relato, una historia  y un discurso sintetizado en un lema. Se trata de construir ese relato que le dará un sentido a las tareas del gobierno. Definir un súper objetivo y una historia a contar sintetizados en una frase y, la historia o relato del gobierno, en una carilla.

No está claro aún,  cuál es la propuesta para el nuevo período estratégico. ¿Por qué deberá ser recordado el gobierno que comenzará el 28 de julio? ¿Se trata de hacer del Perú un país más competitivo, más moderno y menos desigual? ¿Es eso lo que se pretende lograr en cinco años? Se ha expuesto una relación de proyectos, alrededor de 17, que implican inversiones de miles de millones de dólares? ¿Para conseguir qué? ¿Cuál es la nueva narrativa? La política es un drama pasional. La gente necesita un vínculo emocional para realizar los cambios. Sin esa comunicación no hay cambio posible.

El marketing político gubernamental busca la convergencia de los temas sensibles, inmediatos -aquellos que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos- con los grandes temas estructurales que requieren tiempo pero que deben empezar en el corto plazo. La sabiduría del político  y la del equipo de gobierno consiste, precisamente, en la capacidad para enlazar estos dos factores: la respuesta a los temas inmediatas y el avance en los estratégicos-estructurales.

En los primeros se buscará éxitos inmediatos. ¿Cuáles son? La inseguridad ciudadana, la derrota de la corrupción, avances en el crecimiento económico, la creación de empleo, el apoyo concreto a los jóvenes emprendedores y propuestas concretas en la superación de la pobreza que se deberán unir a la reforma del Estado: electoral, de la descentralización, el canon y su distribución, la ley de partidos y, en general, las reformas de segunda y tercera generación.

Los gobernantes son responsables si entienden que en la política moderna –en medio de la sociedad del espectáculo, el idiotismo moral, el avance de la insignificancia,  Internet y las redes sociales, y su impacto decisivo- la forma es el fondo. Siempre lo fue, pero hoy en un mundo mediatizado y de millones de mensajes por minuto, los gobernantes si quieren tener éxito, deben cuidar hasta el más mínimo detalle la comunicación del gobierno, bajo el concepto que todo es mensaje: lo que se dice y cómo se dice, lo que se calla y por qué se calla, los gestos, las actitudes, la palabra, el lenguaje corporal, etc.

La sociedad, especialmente los jóvenes, buscan un cambio político, una manera distinta de hacer política. Vale decir, una nueva cultura política. Por ello, los partidos tradicionales fueron los grandes derrotados. El éxito del gobierno implicará, sintonizar con ese entusiasmo de cambio político y cultural. Nueva cultura política, nueva actitud, nuevas formas. Si la promesa es el cambio el éxito residirá en liderarlo. Los jóvenes tienen grandes expectativas. Defraudarlas tendrá un enorme costo político en la gobernabilidad. Es imperativo, entonces, actuar con gran responsabilidad y con cero improvisación. Es claro: gobernar es comunicar con las nuevas herramientas del siglo XXI.

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