Las zonas áridas de Liscay claman atención y agua.

	Por: David Vilcapuma Gutiérrez Licenciado en Educación

 

La voz creciente de San Juan de Yánac, emprende un nuevo horizonte en este escenario de circunstancias de la vida de, hombres y mujeres de nuestro pueblo, olvidados por los gobiernos de turno, sus voces están enmudecidas, ¿será tal vez la intensa sed que ha provocado la sequía?  

Se siente más disperso que antes, sino observen  la cantidad de gente disfrutando su fiesta patronal agosto 2016; quizá sea por los vientos fuertes que crespa entre las crestas negras del ande;  su gente se desgarra en llanto, llora  tristemente la soledad de su tierra, sin que nadie se apiade de ella. Su cisma es más claro que nunca.

Tocan las campanas solitarias para desadormecernos y aun nadie va al encuentro. Amigas y amigos de San Juan de Yánac, salgamos a conocer la historia de nuestro gran pueblo, nuestras raíces, entonando nuestro himno sacrosanto, con voz auténtica, zapateando nuestra danza de las pallas y pastores.

Engrandezcamos nuestra identidad de origen, nuestra comunidad de intereses, de sentimientos profundos de nuestro pueblo, su riqueza milenaria, su historia, su cultura, su tradición, su arte, su música, su belleza, su dolor, su silencio y sus añoranzas de nuestro pujante distrito de yánac.

Tierra de los otrora Tito Vilcapuma Luyo (1845 – 1921), Francisco Vilcapuma Luyo, Eusebio Vilcapuma Luyo, Faustino Vilcapuma Luyo, Luis Vilcapuma Pérez, Mariano Vilcapuma Pérez,  César Moisés Contreras Huamán, Máximo Bruno Contreras Chávez, Carlos Antonio Contreras, Ignacio García Canchari, Máximo Huamán Canchari, Nicolás Canchari Castillón, Pascual Vilcapuma Saravia, Tiburcio Vilcapuma Saravia, Benito Ramos Malpica, Moisés Ramos Taboada, Artemio Gonzales Yalle, Faustino Vilcapuma Saravia, Antonio Vilcapuma Quispe, Gerardo Felipe Vilcapuma Saravia, Néstor Vilcapuma Quispe, entre muchos otros.

Una población sin alma, sin cultura, no es un pueblo; mientras el redentor me mantenga con respiro estaré al frente haciendo conocer y difundiendo con mayor intensidad nuestra riqueza cultural,  a través de las letras que modestamente puedo hacer.