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Radiografía del canon hídrico - El caso Ica frente a Huancavelica

En Ica, el aprovechamiento del agua por los usuarios responde al concepto de economía de mercado. Asi de simple es la cosa.

Foto: Laguna de Choclococha (Huancavelica) abastece de agua a la agroindustria de Ica)

 

Por: Dr. Javier Carrasco Aguilar - REVISTA AGRONOTICIAS
 


 

Por menesteres profesionales, me encuentro recorriendo las provincias de Ica y en este trajinar percibo la gran oportunidad poner en la agenda de la opinión pública el decisivo tema del agua.

Como se sabe, este imprescindible recurso natural abunda durante el verano, gracias a las lluvias en los Andes, y escasea el resto del año; hasta el punto de convertir al agua subterránea —como en el caso específico de Ica— en la única tabla de salvación para consumo humano y uso agrícola.

Aquí, en Ica,  el aprovechamiento del agua por los usuarios responde al concepto de economía de mercado: “aquellas sociedades en las que los agentes económicos se especializan en la producción de bienes y servicios y satisfacen sus necesidades materiales a través de intercambios voluntarios de los mismos en el mercado” 

Este mismo criterio también impera en la mayoría de los politicos, aunque especialmente en los que representan a ciertos grupos de poder. A pesar de la creciente escasez de agua, todos tienen una perspectiva distante de la gestión integrada de los recursos hídricos; no obstante que este enfoque resulta crucial para atender las necesidades de las actuales y futuras generaciones, así como mantener el equilibrio para el el ecosistema.

 

Los planteamientos de los iqueños van desde la desalinización de las aguas de mar y su traslado a las zonas más necesitadas, hasta la imposición del “canon de agua” (pagable por los usuarios del valle) en favor de los pueblos donde se ubican las fuentes proveedoras (Huancavelica y Ayacucho), pasando por la culminación de las obras pendientes en el ámbito del Proyecto Especial “Tambo Ccaracocha”.

Veamos el caso del canon hídrico. La propuesta es que, además del pago de las tarifas y retribuciones económicas que prevé la Ley de Recursos Hídricos, los usuarios iqueños paguen un canon a Huancavelica, por aprovechar las fuentes ubicadas en éste.

En economía, canon “es el precio que se paga por una concesión del gobierno o el disfrute de algo de dominio público.” Esta definición suena  “innovadora” y no deja de ser creativa, pero es política.

El  proponente de ello es el ingeniero  Fernando Cillóniz Benavides (Fuerza Popular), reconocido consultor y empresario agroexportador, con gran conocimiento del problema hídrico de Ica.

 

 

“A pesar de la creciente escasez de agua, todos los candidatos (iqueños) tienen una perspectiva distante de la gestión integrada de los recursos hídricos"

 


Él sostiene que el canon hídrico —igual que el canon minero— sería destinado a los pueblos donde nacen las fuentes de agua aprovechable.
 

Sin dejar de ser interesante, ésta es una propuesta política —asociada a la visión de libre mercado— que se traduce como asignación de recursos por fuente indeterminada para que la autoridad territorial disponga su gasto o inversión, con el fin de facilitar el acceso a las aguas huancavelicanas y ayacuchanas por Ica.

¿Esta propuesta es viable? Hay que debatirlo con cabeza fría.

Pues, primero, al margen de que la creación del canon requiere de una ley específica, el agua es un patrimonio nacional y recurso natural renovable (aunque algunos ya sostienen lo contrario), indispensable para la vida y estratégico para el desarrollo sostenible. No es agotable como los minerales, el petróleo o el gas. Ahí reside la primera diferencia.  Por lo tanto, un canon de agua no puede equipararse con el minero.

Segundo, la experiencia sobre el uso del canon minero nos ha demostrado que éste —mayormente— no es utilizado en favor del desarrollo sostenible de los pueblos beneficiarios, sino en obras sin capacidad de retorno, lo que significa gasto y no inversión.

Tercero —lo más importante— la creación de un canon de agua podría desnaturalizar al Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos, basado en el manejo por cuencas, varias de las cuales rebasan a las demarcaciones políticas. Por lo que las inversiones en infraestructura deben beneficiar a todos los actores asentados en las cuencas, no sólo a una parte.

El problema en Ica es que no sólo hay escasez de agua, sino también de creatividad y liderazgo. Las autoridades locales, regionales y hasta nacionales (congresistas y ministros) persisten en traer agua de Huancavelica y Ayacucho, pero sin involucrar expresamente a éstos en el desarrollo interregional sostenible.

Para superar esta situación, el mejor instrumento es el Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos, que entraña una fórmula racional para remontar conflictos como el que hoy enfrenta Ica con Huancavelica y Ayacucho.

En consecuencia, el canon de agua es una propuesta interesante, pero con bemoles que requieren más discusión.




 

 

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