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'Remembranza del carnaval huachino' una crónica de Ferrer Maizondo Saldaña - VIDEO

En la tienda de Ale Canales están cortando la mañana Olga Peña, Pato y Josefina Machuca; las voces de José Chávez y Primitiva Cárdenas se escucha a la distancia...

Una de las grandes fiestas costumbristas del pueblo de Huachos.
Una de las grandes fiestas costumbristas del pueblo de Huachos.
 

Por: Ferrer Maizondo Saldaña





Cantando y bailando, silbando, bailando y cantando, recorremos calles hasta llegar con el viento, con el aire a la plaza.

Los casados a sus casas, los solteros a la calle.

La lluvia y la neblina se han espantado por estos días. Niños y jóvenes aprovechan para jugar con agua y ortiga. Jaime Patiño, Róger Quiroz, Pepe Llancari, Ronald del Ri­o y Edgar Soldevilla provistos de globos, chisguetes y baldes con agua mojan inocencia y suspiros de Consuelo Chalco, Matilde Medina, Iris Quiroz, Lucy Guevara y Reyde Flores. Agua! ¡Agua!

Con la complicidad de las mamás, desde temprano, casi al amanecer, cuando el sol todavía no ha calentado, inquietas muchachas con manojos de ortiga golpean piernas y espaldas de sus jóvenes pretendientes o amigos, hasta sacar rojizas ronchas. Gricelda Cárdenas, Nora Suárez y Piedad Delgado llenan de ortiga el cuerpo y la cama de Adán Patiño que acaba de llegar a vacacionar de sus estudios universitarios.

En la subida de Culebrilla
nuevos amores, yo me encontré
será mi suerte, será mi muerte
ese amorcito que me encontré


En el camino hacia Cruzpata, a la altura de los nísperos, Cristóbal Manrique se agazapa entre los arbustos a fin de sorprender con abundante ortiga y talco a Felicita Villavicencio que sonriente y distraíaa sube de Tambillo. La alegrí­a dura todo un mes. Febrero en Huachos es lluvia, neblina, ortiga, juegos, yunza y mucha alegrí­a.

Cutilambras, cutilambras viday
imaymanta cutimunki


Los que no tienen para globos, recogen el fruto de la papa, el uylluscu, llenan sus bolsillos, y van arrojando desde lejos por los caminos. En la tienda de Ale Canales están cortando la mañana Olga Peña, Pato y Josefina Machuca; las voces de José Chávez y Primitiva Cárdenas se escucha a la distancia, mientras que la guitarra de Florencio Sánchez endulza los versos:

Que bonita sube la nube
cuando se encuentra perdida
a veces baja, a veces sube
con el corazón herido.


Y todos en coro repiten: ¡Huarmachay!

Ya en la plaza, llenos de talco y adornados con serpentina y pica-pica, se baila y se canta, en ronda, en torno a la yunza. ¡Goza! ¡Goza! La yunza es un inmenso y coposo aliso, plantado al centro de la plaza, que ahora está bien adornado con globos y serpentinas, cargado de regalos. La pandilla de bailarines golpean al árbol, por turnos, con una filuda hacha, mientras todos cantan:

Tengo derecho, mayor derecho
para decirte te quiero mucho


Y es que los carnavales es la fiesta del enamoramiento, la fiesta del amor, la fiesta en que el joven acompañado de la guitarra y el charango va declarando en coro y públicamente su amor, al mismo tiempo que mira de reojo y con disimulo a su adorada.

Uno, dos y tres, cuatro, cinco, seis
siete, ocho, nueve, diez, once, doce
madrecita linda ya estoy grandecito
yo quiero casarme con una huachinita


En estos carnavales todos quieren ser solteros. Los maestros Gustavo Mendoza, Conrado Soldevilla y Santos Flores dicen que buena vida están pasando como muchachos solteros, mientras sus esposas rien y miran con picardia; Lucho Medina quiere acompañarlos, la tía Jacinta lo impide.

Quién dice que estoy llorando, vidallay
quién dice que estoy sufriendo, vidallay
no lloro ni tengo pena,
gran vida que estoy pasando.


Gran vida que estoy pasando
como muchacho soltero.


Daniel Arana, Fortunato Cárdenas, Orlando Dávalos y Norman Trinidad repiten con mss fuerza una conocida estrofa:

Hay vidas vidas challay
soltero vidas challay!


Los más jóvenes cogidos de la mano también bailan. César Flores, Isa Soldevilla y Alchi Guevara se atreven a ingresar al ruedo acompañados de Ismena Quiroz, Marí­a Patiño y Maruja del Ri­o. La mudita Leonor Sánchez también tararea una canción y cogida de la mano de Italo Valenzuela baila con alegrí­a interminable; Doraliza de los Ri­os y Mirna Dávalos celebran la hazaña. Jádiz Gálvez me jalonea y Rony del Río se pone celoso.

Piedrita blanca del río
que bonito brillo tienes
ese brillo que tú tienes
me va robando el corazón


Marlene Suárez, Betty Patiño y Floriza Canales sacan de sus bolsones abundante talco y empolvan rostro, cabellera y atrevimiento de Fidel Chávez, Diosdado Espinoza y Wilder Arellano. Calles, patios y callejones desbordan de alegrí­a. Una lluvia de globos moja y remoja a un grupo de damas que miran la yunza de uno de los extremos de la plaza. ¡Agua! ¡Agua!

Pobrecita paisanita
por quién estarás llorando,
cinta labrada color de canela
dame la mano derecha


La alegría se ha generalizado ahora que la resonancia del charango de Rafael Sánchez y la guitarra de Dario Patiño se escucha con mayor nitidez. Mauro Cárdenas Abregú canta:

Wachiwalito, wachiwalón
saca manteca de tu talón


La noche está avanzando, una pálida lámpara Petromax alumbra a la pareja que golpea al árbol con el hacha; en la oscuridad las voces aclaran su melodía mientras que el árbol sigue de pie, resistiendo los fuertes golpes:

Yunseta, yunseta, quién te tumbará
el que te tumbara te renovará


Cuando ya empiezan a enronquecer las voces y harta cerveza ha circulado, cae el árbol, los niños corren a quitarse los adornos y regalos, mientras los jóvenes y adultos siguen cantando; pero ahora los versos son de letra huamanguina y apurimeña que los arrieros, ganaderos o universitarios han traido:

No se puede, no se puede
olvidar a quien se quiere
porque el amor verdadero
al pie de la tumba muere.
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