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ACUARELAS TANTARINAS: Feliz Cumpleaños Freddy Alipio.

La férrea personalidad de un hombre se hace en el tiempo, venciendo mil adversidades e infortunios. Así se formó mi primo Freddy Alipio.

 

Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial


La férrea personalidad de un hombre se hace en el tiempo, venciendo mil adversidades e infortunios. Así se formó mi primo Freddy Alipio. Luchó contra la adversidad desde el primer momento de su vida, no sucumbió, por ejemplo, en la escuela fiscal de Tantará, a pesar que las vallas educativas - eran para él – demasiadas altas.

Cuando aún no amanecía, La voz de trueno de mi tío Hipólito Saldaña ordenaba todos los días: “Freddy, anda a ver el daño”. “Freddy, hoy nos toca agua, vaya a regar”. Y así a diario, entonces mi primo, se levantaba de la cama, sin chistar, se enfundaba en un ponchito, se ponía su gorrita, calzaba su zapatilla siete vidas y se iba.

Por esa obediencia y esa humildad el abuelo Nicolás le tenía gran cariño. Padre de familia le decía. Por el resto de sus hermanos, mayores que él, que no se inmutaban ante nada, que seguían durmiendo en medio de lluvias y sequias, decía esos son unos bobachones.

Casi a diario los visitaba, a jugar, a retozar.  Mi tía Rosa me recibía siempre con cariño, que se prolongaría durante toda su existencia. Estebancito sírvete canchita con quesito, me decía. Un día de esos encuentro a Freddy escondido en su despensa, debajo de sacos de maíz, bien al fondo, temblando de miedo.  No quería salir. Sal de allí, le gritábamos. No, decía llorando, ha llegado toro bravo. Cual toro bravo, no hay nada. Si, insistía, está donde mi papá. Fui donde mi tío y lo encuentro descansando plácidamente, como era su costumbre, escuchando en esas radios antiguas, de madera, paso dobles, toro-toro. El pobre Freddy creía que el toro se escondía dentro de la radio.

Primo, amigo, camarada, compañero de mil correrías. Faltarían hojas para contar las innumerables anécdotas y vivencias, no solo en Añas Pata, donde nació, jugo y creció. También en Tantará, en la escuela, que por su perseverancia en transición, en transición y en transición, lo llamaron jubilado.

Se enfrentó al destino con entereza y decisión. De la mano de tío Eduardo Saldaña Violeta ingresó a la Marina de Guerra. Cuando veas un helicóptero de la marina, cruzando el firmamento, allí va Freddy, encomendándose a Dios y a todos los santos. Fue becado a EEUU y llevó como único patrimonio una bien trajinada guitarra, de la que, a duras penas, hacía brotar una sola canción.

Cuantas veces, miles de veces, nos aparecíamos ya en Caja de Agua, ya en Las Flores, ya en Canto Grande, ya en Villa María. En verdad éramos unos verdaderos “alljo chaquis” y en esas correrías se forjaron mil anécdotas que habrá oportunidad de contar y el amable lector a disfrutar.

Conservando tu forma y estilo, estimado primo, pasando un día de tu cumpleaños - el cumpleaños firme – recibe mis saludos y sinceras felicitaciones. FELIZ DÍA FREDDY ALIPIO.
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