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“Alberto Fujimori quiere mandar un mensaje a la nación fujimorista: Yo mando”

El abogado y periodista destaca que la liberación de Alberto Fujimori fue planificada, pero originó un problema de liderazgo dentro de sus entrañas entre él y su hija Keiko.

La nueva lucha intestina en las entrañas del fujomorismo es una mezcla rara de felicidio y parricidio en salsa criolla nisei en donde todos los golpes del judo y de una pelea callejera de los bajos fondos limeños son permitidos.
La nueva lucha intestina en las entrañas del fujomorismo es una mezcla rara de felicidio y parricidio en salsa criolla nisei en donde todos los golpes del judo y de una pelea callejera de los bajos fondos limeños son permitidos.

 

El jurista y periodista limeño José Alejandro Godoy es indudablemente uno de los autores que más conoce sobre Alberto Fujimori y el fujimorismo.

 

Ha publicado El último dictador. Vida y gobierno de Alberto Fujimori (2021) y Los herederos de Fujimori. El legado de el último dictador (2022), y aquí analiza la reciente aparición del expresidente —libre hoy tras un polémico indulto—, además de las implicancias de las sorprendentes declaraciones políticas que hizo, aparentemente sin el aval de Fuerza Popular, el partido que lidera su hija Keiko Fujimori. Para Godoy, este mediático reingreso de Fujimori padre a la política peruana pone en duda el liderazgo de Keiko dentro del fujimorismo y complica su candidatura de cara a las elecciones de 2026.

 

ENTREVISTA

 

-Esta aparición de Alberto Fujimori declarando, ¿fue algo espontáneo o fue algo quizá más calculado? Y si fue calculado, ¿qué intenciones hay detrás?

 

-Creo que fue un asunto absolutamente planificado. Porque tiene que ver con cosas importantes para el fujimorismo. Primero, es un tema de liderazgo. Una de las razones por las cuales Keiko Fujimori no quería que su papá saliera de la cárcel originalmente, era porque había un tema de quién mandaba dentro del fujimorismo. Keiko Fujimori sí ha armado un partido, una organización política llamada Fuerza Popular. Pero Alberto es reconocido como el líder histórico de la agrupación. Es un líder que, a diferencia de Belaunde o Bedoya, que terminaron dando un paso al costado para permitir que otros liderazgos florecieran en sus agrupaciones, es un caso en el cual tenemos a un líder que por circunstancias carcelarias tuvo que salir de la primera fila política; su hija ocupó su espacio y ahora que, por las circunstancias irregulares que se han dado, está fuera de prisión, quiere hacer sentir que quien conoce y sabe hacer política es él. Al salir en un escenario armado, hay dos intenciones: una primera es mandar un mensaje dentro del fujimorismo, que es decir: “Yo mando. Yo soy quien tiene la línea política. Yo soy la persona que está conectada. Yo sé lo que está pasando en el quehacer político y, por tanto, yo tengo una cuota de toma de decisión”. La segunda es hacia el propio Gobierno: “Ustedes tienen un pacto con nosotros”. Parte del pacto es defender el indulto otorgado de modo irregular. Creo que es un mensaje evidente a varios actores.

 

-Podría pensarse también que quizá Alberto Fujimori reaparecía para apuntalar una eventual candidatura de Keiko el 2026, pero estas declaraciones no le hacen bien a Keiko.

 

-No le hacen bien a nadie dentro del fujimorismo porque lo que va a haber es una disputa clara por el liderazgo, en la cual Alberto Fujimori está por un lado diciendo: “Esta es mi cancha”; y Keiko, por otro lado, diciendo: “Yo he armado el partido, la organización. Todo este núcleo de personas me están respondiendo a mí”. Es lo que ha ocurrido en las últimas 24, 48 horas. Los líderes del fujimorismo como partido han salido a decir: “Esa es la posición personal del señor Fujimori, nosotros somos oposición”. Y ha salido el señor Otárola diciendo: “Nosotros no tenemos un pacto”, y advirtiéndole al señor Fujimori que tiene un estado de salud que tiene que ver con el indulto, con lo cual están mandando el mensaje de “si no guardas ciertas formas, lo que vamos a hacer es cancelar el indulto”. Esto complica al fujimorismo porque vuelve a introducir el problema del liderazgo, y vuelve a introducir la idea de que Alberto Fujimori no puede competir no solo por cuestiones cronológicas, sino por cuestiones legales; hay normas que impiden que pueda postular.

 

-¿Qué pasa ahora dentro del fujimorismo?

 

-La bancada parlamentaria, el secretario general de Fuerza Popular, todas las personas que hoy están en Fuerza Popular responden a Keiko Fujimori y son muy cercanas a ella. El albertismo está mucho más reducido. Pero lo cierto es que contradecir a Alberto Fujimori es algo que tampoco se ve bien hacia afuera. Hay que tomar en cuenta que para el militante fujimorista de base su punto de apoyo es Alberto. La persona a la que han respaldado todo este tiempo es Alberto. Y el hecho de que una vez que salga libre, que ha sido la aspiración del fujimorismo, muchos fujimoristas pensaban: “Alberto Fujimori va a ser reivindicado”. Pero si comenzamos a ver que su propia gente empieza a tener estos desplantes en su contra, la reivindicación probablemente esté lejana.

 

-Fujimori no ha reflexionado sobre lo que fue su gobierno y justifica a su asesor. ¿Qué puedes decir de esta relación Fujimori-Montesinos?

 

-Es notorio que Alberto Fujimori no ha hecho ningún tipo de discernimiento y no lo ha hecho porque cree que su liberación es una suerte de reivindicación histórica. Cree que liberarlo es como absolverlo, no es así. El indulto no implica borrar que el señor delinquió. Y más aún un indulto otorgado de forma tan irregular. Una posibilidad de reivindicación histórica de Fujimori es muy baja, porque tenemos de un lado a un fujimorismo que no lo va a dejar liderar. Y de otro, lo tenemos a él autoboicoteándose porque hace una alusión a Montesinos impropia y habla de errores y no de delitos. Y hace que se active rápidamente el antifujimorismo y cualquier persona con algo de conocimiento histórico diga: “Oiga, señor Fujimori, lo que usted cometió, lo que cometió su asesor, fueron delitos”. Y tiene procesos pendientes, tiene una extradición pendiente desde Chile, algo que tiene que dilucidarse en los próximos meses.

 

-Fujimori respalda al Gobierno de Dina Boluarte hasta el 2026 y dice que hay un acuerdo con el fujimorismo, pensando quizá en ese proceso de extradición, ¿busca respaldo del Gobierno en ese tema?

 

-Creo que sí. Y por eso el Gobierno también dice: “Señor Fujimori, no haga tanta ola con su salida, porque de lo contrario nos va a poner en una posición complicada ante el sistema interamericano de derechos humanos”. El Gobierno había dicho a inicios de semana que iba a defender el indulto. Ahora está en una situación complicada porque mientras el señor Fujimori exhiba de que está no solamente con una muy buena salud, sino que además de todo eso está clara y notoriamente construyendo un tema de liderazgo político distinto. Estas cosas van a complicar al propio Fujimori.

 

-Llama la atención que cierto sector esté emocionado con esta aparición de Fujimori y hasta se animen a decir que él va a ser el candidato del fujimorismo. Aunque esté impedido de postular.

 

-Más allá de la cuestión legal, sí hay una visión en la cual un grupo de personas quisieran una reivindicación aun mayor de Fujimori pensando en que Fujimori es un gran líder al que se debe reivindicar y volver a poner en Palacio de Gobierno. Más allá de la imposibilidad fáctica de esto, lo que tiene que quedar claro es que hay una búsqueda de reivindicación histórica, incluso con una mirada cínica. Gente que dice: “Bueno sí, Fujimori hizo esos crímenes, pero tendría que ser rehabilitado”. Lo cual es todavía más peligroso. Porque Fujimori negaba los crímenes. Hoy es claro que hay un conjunto de personas que dicen: “No, ni siquiera lo negamos, sino que estuvo bien”. Eso es peligroso en un contexto de degradación de la política sobre derechos humanos. Sobre todo considerando lo ocurrido en el gobierno de Dina Boluarte.

 

-Estos mismos sectores hasta ponen en duda la candidatura de Keiko Fujimori el 2026. ¿Cómo queda Keiko con su padre reapareciendo?

 

-Keiko tiene un grave problema: es una candidata que ha perdido tres veces. Y no es poco probable que vuelva a perder una cuarta vez. Ella carga con dos mochilas. La de su padre y la suya. Ella misma está enfrentada a un proceso judicial, el cual se complica mucho más porque a la larga está buscando salir del mismo por vías irregulares. En lugar de discutir si hay o no lavado de activos, lo que trata de hacer es discutir la existencia del proceso y no discutir su propia inocencia. Al final termina saliendo de una posibilidad de contar con una defensa clara, uniforme, discutir si es o no lavado de activos, lo cual entra dentro del terreno de lo debatible, y termina dentro del campo de obstrucción de la justicia. Eso es lo que la complica más en términos judiciales.

 

-Si su padre sigue dando declaraciones, ¿ella va a tener qué detenerlo, hacerlo callar? ¿Cómo es esta relación Alberto-Keiko?

 

-Es una relación bien complicada. Por más que ella quiera no va a poder callar tan rápido a su padre. No es fácil en términos padre-hija ni en términos políticos. Porque es enfrentar a quien se considera el líder histórico de la agrupación.

 

-¿Ves complicada una cuarta candidatura de Keiko?

 

-Es complicada no porque Alberto pueda postular, sino porque, para el público, incluso para el público fujimorista, la pregunta es quién manda ahí. ¿Manda Keiko Fujimori? ¿Manda Alberto Fujimori? Eso debilita el liderazgo de Keiko Fujimori.

 

Fuente: La Republica

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