Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial

Cuando la constructora Obredech recorría nuestro vasto territorio vestido todo de blanco y agasajado por altas autoridades, nadie imaginaba que ese gigante, semejante al caballo de Troya, escondía en sus entrañas una podredumbre total y dispersaba su pestilencia, por lo menos, desde la época de Alejandro Toledo.

Cuando una ex – procuradora, hoy extraviada congresista, señaló por vez primera a Obredech como la madre de todas las corruptelas, el entonces ministro de Justicia de OH Daniel Figallo, tan rastrero y servil como el actual ministro de justicia de PPK, vociferó que nadie se meta con la Obredech, porque esa empresa es la que pone y saca presidentes en Latinoamérica.

Es decir nuestros líderes y dignatarios más altos de nuestro Perú, como el Presidente de la Republica y muchos de sus ministros y congresistas, sabían de la tremenda corrupción que significaba Obredech y no solamente la toleraron – que es demasiado - sino que amantaron de esas ubres ponzoñas.

Por eso, nuestra patria y sus hijos, que somos nosotros, los de a pie, estamos postrados en la pobreza y en la miseria. Porque estos apátridas que nos gobiernan, con el voto nuestro, lejos de defendernos nos avientan a las fauces de las transnacionales.

Cuando el pueblo trata de levantar su voz contra tanta injusticia, a través de marchas de sacrificio, de huelgas, de las tomas de locales, allí la prensa controlada y parametrada por los  grupos de poder, quienes coimearon previamente al gobernante corrupto de turno, nos tratan de terroristas, de anti mineros, de elementos disociadores y nos lanza a los policías, que son de los nuestros, para echarnos bombas y palos.

Cuando una transnacional se ve afectada en sus intereses, cuando el pueblo pretende arrancar un abuso, como el cobro de los peajes por ejemplo, allí los gonfaloneros de la prensa y los propios gobernantes, ministros y congresistas se rasgan las vestiduras a favor de esos grupos de poder, repitiendo la monserga de la estabilidad jurídica y que el Perú respeta y defiende esa estabilidad jurídica. Allí no hay palos, ni bombas, que va. Honores para los que cortan el jamón y el pueblo sufrido tiene que retornar con sus miserias a sus tristes hogares.
 

Allí está demostradito. Alejandro Toledo. Alan García. Keiko Fujimori. Ollanta Humala. Susana Villarán. PPK. Obviamente que no los recibían directamente, lo hacían a través de sus incondicionales, a los que en su oportunidad los nombraban ministros, embajadores.

Esa clase política, inescrupulosa hasta las náuseas, es la que nos viene gobernando desde siempre y lo seguirán haciendo, mientras nos encontremos alejados de la cultura y del saber, y para ello utilizan la televisión, la radio, la prensa, con sus programas basura, con enlatados, con noticieros sesgados, para mantenernos calmados, resignados.

Si la ladronería se da en las más altas esferas de nuestro país, que hacen nuestros políticos provincianos. Hacen exactamente lo mismo. El único interés de estos renacuajos que habitan en la miasma de la corrupción, es la de robar, de predar, desde el inicio hasta el fin de su (des)gobierno municipal.
Ahora están allí los de siempre, los ladrones impenitentes de toda la vida, en nuestro departamento pobre de Huancavelica y en nuestra provincia paupérrima de Castrovirreyna.

Ex – Gobernadores Regionales, Ex – Alcaldes, sinvergüenzas, coimeros, ladrones, estafadores, cazurros de todas las layas, recorriendo nuestros distritos, ofreciendo obras, colegios, carreteras que al final ejecutan sus propias empresas, a precios sobre-valuados y con la agravante que son mal construidas y/o abandonadas. Pero como el fiscal y el juez provinciano está también de antemano comprado por el alcalde de marras, esta autoridad se hace de la vista gorda y el corrupto renace con más ansias de robar aún.

Ojala que el pueblo despierte y se sacuda de este marasmo ignominioso que afecta nuestra decencia y la memoria de nuestros padres y antepasados, verdaderos luchadores, que sin ningún presupuesto, construyeron carreteras, acequias, puentes.

Esperamos también que en estas elecciones, esos rostros nuevos de nuestra política provinciana, no sucumban ante la tentación del dinero fácil y traicionen sus principios y sus promesas. Ellos son nuestra reserva moral y deben ser los llamados a extirpar de cuajo estas corruptelas que nos hace cada día más débil y más pobre.