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Cantantes y compositores huancaínos y ayacuchanos hacia la destrucción de la identidad nacional

Estamos en tiempo del surgimiento de una generación de aculturados, de "artistas" sin espíritu nacional y de grupos que están destruyendo la peruanidad.

La deformación de la música folclórica, que representa la imagen del pueblo, comenzó con Dina Páucar, y seguida por muchos, como la destructora de la identidad musical yauyina Anita Santibáñez
La deformación de la música folclórica, que representa la imagen del pueblo, comenzó con Dina Páucar, y seguida por muchos, como la destructora de la identidad musical yauyina Anita Santibáñez

 



Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

 


En los últimos años la identidad nacional va camino hacia la muerte, hacia su desaparición por culpa de muchos artistas folclóricos jóvenes, que han puesto en jaque la música andina, a causa de la modernidad, poniéndose a tono con la moda del mundo capitalista, donde corre la droga y prostitución, para promover la música, carente de sentido y alma, mezclando la música peruana con otras horrorosas tendencias musicales transnacionales como es la música popular asiática.

Se trata de ejercitar la dependencia cultural negativa, estereotipada, de la supremacía del colonialismo mental. Estamos en tiempo del surgimiento de una generación de aculturados, de personas sin espíritu nacional, de la aparición de grupos que está destruyendo la peruanidad.

El Perú es una nación multi etnia y pluricultural, pues que cada región, cada pueblo tiene su propia identidad, que es diferente a otros lugares. Si seguimos al paso de los deformadores de la conciencia nacional pronto cada lugar perderá su identidad local y nacional. Recalcamos, cada pueblo, cada región, tiene una raíz propia, que es fruto del contacto de la naturaleza con el hombre, donde años tras años, ha venido formando su personalidad, su forma de ser. Su música nace precisamente ligado a ese contacto entre la madre tierra y el hombre. En los ríos, quebradas y cumbres están los frutos de su inspiración. Sus animales son parte de su vida.

 

 

Los jóvenes ayacuchanos y una parte de los huancaínos, sin concepción de identidad, han tomado una ruta equivocada híbrida, con afán comercial y figuterismo.

 

 


Los jóvenes ayacuchanos y una parte de los huancaínos, sin concepción de identidad, han tomado una ruta equivocada, con afán comercial y figuterismo, resaltando su dependencia mental, vienen distorsionando la música andina, clavando en el corazón del folclor nacional, estocadas mortales, sin tener en cuenta que sus ancestros que durante unos 500 años de cautiverio de los colonizadores, mantuvieron en alto la música tradicional del Perú profundo, a pesar del cruel castigo y persecución que sufrieron acusándolos de paganos e idólatras. Pero a ellos, no les interesa la conciencia nacional.

Hoy la música andina está en peligro, por las constantes deformaciones que determinados intérpretes están difundiendo composiciones totalmente perjudiciales, que atentan contra la identidad nacional, a quienes el gran compositor nacional, Edwin Montoya, les cataloga como chanca latas carentes de identidad nacional. José María Arguedas y  otros tantos cultores de la música andina,  catalogaron a la música vernacular como la “mezcla de fuego y llanto”, siendo “el alma del pueblo”.  

En el propósito antinacional están también implicados muchos compositores y cantantes a nivel nacional, que por ganarse al público y hacerse popular y tener plata, concientizan a los jóvenes para que les aplaudan y llenen el escenario, y de paso sean los difusores de la distorsión de la música andina. Los adolescentes, sobre todo, son los practicantes de la deformación de la música peruana, que imitan el comportamiento de personajes que perdieron su identidad nacional.


 

 

 

La deformación de la música folclórica, que representa la imagen del pueblo, comenzó con Dina Páucar, y seguida por muchos, como la destructora de la identidad musical yauyina Anita Santibáñez.

 

 


La deformación de la música folclórica, que representa la imagen del pueblo, comenzó con Dina Páucar, y seguida por muchos, como la destructora de la identidad musical yauyina Anita Santibáñez, conservada -menos mal- por Doris Ferrer Manrique y Flor Pileña y tanos artistas de la provincia de los 33 distritos, por ser portavoces de la identidad de ese lugar, sumándose las guitarras quinchinas.

A nivel nacional tenemos más de 100 artistas  de primera línea que luchan por la identidad nacional como Los Chancas de Apurímac, Chato Grados, Amanda Portales, el gran Pichincucha, Manuelchaprado, etc.

Estos días escuchábamos las canciones de la música huanca, a ritmo de santiago, a unos 10 intérpretes, de las cuales un 60 por ciento cataban temas que nada tenía que ver con la fiesta de santiago. Las intérpretes expresaban sus frustraciones vividas, sus enamoramientos, las penurias pasadas, vale decir sus historias, incluso algunas aberraciones o actos de inmoralidad,  que contrasta con la música santiaguera, referida a la crianza de ganados: ovinos, caprinos, vacunos y de llamas como la llamerada, cuyo origen es prehispánico. Una enorme diferencia con los cantantes y compositores de la zona sur de Ayacucho y Apurímac, cuyas interpretaciones llegan al alma no solo de las personas, sino de los animales.

Qué pasa con la generación presente. Incluso TV nacional, se da el lujo de difundir la deformación de la música andina, como también lo hace el Isaac Sarmiento, en otro canal.
 
Para muestra un botón, escuchen este bodrio de Anita Santibáñez.
 

NB: Los artículos publicados en la Sección Opinión Libre son de entera responsabilidad de sus autores. El contenido no refleja necesariamente la opinión de Huachos.com





 

 

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