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¿Dónde está mi papá? | VIDEO

El sigiloso terrible drama de tiempos modernos: la ausencia del padre en el seno de la familia. Francisco nos explica esta ausencia que deja en el aire a los hijos.

 

Por: Luis E. Forero Medina

Abogado/Especialista en Saluderecho

 

El papa Francisco señaló en el ángelus del pasado 21 de junio que “¡Todos sabemos que ser papá no es un trabajo fácil!”. En su pontificado el obispo de Roma ha hecho una descripción de los que es ser padre de familia.

 

Francisco hizo un retrato del padre presente en la familia y otro de una «sociedad sin padres». El primero es el que dice a sus hijos: “te enseñé lo que no sabías, corregí errores que no veías. Te hice sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto. Te di un testimonio de rigor y firmeza que tal vez no comprendías, cuando hubieses querido sólo complicidad y protección”. El padre ausente es el que “para ese hijo que crecía, no jugaba con él, no, no perdía tiempo con él”.

 

 

El padre presente es el que está cercano a la esposa y cercano a los hijos en las diferentes situaciones de su vida: cuando juegan, cuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados, cuando están angustiados, cuando se expresan, cuando son taciturnos, cuando se lanzan, cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino.

 

Un buen padre, dice el papa, sabe esperar y sabe perdonar desde el fondo del corazón; sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, complaciente, sentimental. Un buen padre es el que “los que los espera cuando regresan de sus fracasos”.

 

Un padre ausente “en la vida de los pequeños y de los jóvenes produce lagunas y heridas que pueden ser incluso muy graves”; un padre carente de ejemplos y de guías autorizados en su vida de todos los días. “El sentimiento de orfandad que viven hoy muchos jóvenes es más profundo de lo que pensamos”.

 

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Un padre presente “no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres demasiado controladores anulan a los hijos, no los dejan crecer”. A su vez, un padre ausente, que se da “especialmente en la cultura occidental”, ignora “cuál es el sitio que ocupan en la familia y cómo educar a los hijos. Y, entonces, en la duda, se abstienen, se retiran y descuidan sus responsabilidades, tal vez refugiándose en una cierta relación «de igual a igual» con sus hijos”.

 

Un buen padre es custodio de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia, custodios de su camino; educadores, y camina con ellos, dijo el papa.

 

Una familia cuyo padre está presente, pero a la vez ausente, impone el autoritarismo, “en ciertos casos nada menos que el maltrato: padres que trataban a sus hijos como siervos, sin respetar las exigencias personales de su crecimiento; padres que no les ayudaban a seguir su camino con libertad”.

 

Acera de la paternidad y maternidad responsables, San Juan Pablo II en la Carta Gratisimam Sane indica que “Los esposos aprenden por propia experiencia lo que significan la paternidad y maternidad responsables; lo aprenden gracias a la experiencia de otras parejas que viven en condiciones análogas y se han hecho así más abiertas a los datos de las ciencias”.

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