Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

La delincuencia tiene el control del Perú. Todos los días se producen miles de robos, a plena luz del día, y muertes contantes y sonantes, ya sea de la PNP como de los ciudadanos.

Ya nadie puede caminar en horas de la noche y tener algo de plata, porque los asaltos se realizan en cada calle, en cada urbanización, en cada sector poblado. Sicarios y asesinos se ven por todos los lados. Si la policía hace uso de su arma, se les acusa por ejecución extrajudicial, y si el pueblo se defiende va inmediatamente preso. ¡Qué paradoja!  Y, todavía la prensa perversa que come de los ladrones, aplaude el encarcelamiento de policías y ciudadanos.

Así está el Perú. El presidente Martín Vizcarra, pareciera un muñeco insensible, sin ideas y posturas para controlar la delincuencia. Sus ministros dan pena, pareciera que son colegas de los delincuentes. No hay una política de control y seguridad de la población.

En tanto el Congreso, la peor lacra de todos los tiempos, no ha emitido ninguna ley para frenar la delincuencia si el gobierno padece de ceguera mental. En suma, tanto el poder ejecutivo como el Legislativo no sirven para nada, sino más bien, con sus silencios, protegen y avalan el imperio de los delincuentes.  Está claro su apatía y ceguera, porque ellos mismos son partes de la corrupción y criminalidad, comprobado por el feroz ataque perpetrado contra al Fiscal Pérez.

 

En tanto, el gobierno y el congreso, sean espectadores de la proliferación de la delincuencia, demostrando ceguera, los criminales y rateros, en la puerta de tu casa, pueden matarte y hasta encarcelarte. Esto demuestra fehacientemente que el gobierno y el congreso son allegados o protectores de los delincuentes. Teniendo todas las armas en la mano, no pueden actuar, eso demuestra algo mas grave, que la corrupción está en ellos, que lo tienen encadenados.

Además, la prensa basura vive de la corrupción. La podredumbre financia la vida de los periodistas. Cobran por aplaudir y publicitar  a los delincuentes.

Por tanto, estamos ante un descalabro moral, donde el gobierno y el congreso se hallan atados. El pueblo, desamparado, acribillado y robado. El cáncer se ha generalizado, y ¡que no se puede actuar? Es carecer de inteligencia…

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