Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Por razones de la educación de sus hijos el legendario deportista de origen azangarino (Yauyos), Arturo Gutiérrez Lázaro, llegó a Chincha en 1958, tras partir de Pascaní-Chavín. Más que otras salidas ese viaje estuvo enmarcado de hechos sobrenaturales, presagios y sucesos, donde a cada paso se derramó lágrimas.

Arturo con su wacra, y su esposa Fulgencia en pos de sus vacas y cabras. Caminaron casi todo el día. Durmieron en Watianá. Allí, la melodía de su corneta de cachos de toro, con el eco de las rocas y de los cerros, parecía emitir canticos y sonidos que, solo, se escuchan en las herranzas y llegan al alma. La noche estaba lóbrega. No se divisaba los senderos por donde pasó Arturo. Si hubiera sido de día las lágrimas de los esposos y de sus 3 hijos Emiliana, Claudia y Leonardo, habrían mojado el suelo.

Al amanecer, aprovechando las suaves brisas que llegan por el rio de Watianá desde las playas de Chincha, se enrumban tras las rutas del rio, pensando en su hijo Conce. Caminaron de sed y hambre.  En horas de la tarde recien llegaron a pampa Condorillo Alto, donde vivía con sus ganados su hermano Basilio, y pudo encontrarse allí con su hijo, que estudiaba en la escuela 563, Aurelio Moisés Flores.

En Condorillo Alto, Arturo Gutiérrez Lázaro, fue uno de los fundadores y el primer presidente del lugar, integrado por 6 personas. Mereció carcelería, al igual que los demás pequeños ganaderos, por denuncia de Arturo Novelli, que se atribuía ser el dueño de la pampa de 100 hectáreas de tierras.

Tras una larga pesadilla y gestiones de mucha dificultad, tanto en Chincha como en Lima, el azangarino, con su sólida directiva, y asesoramiento del ex alcalde de Chavín, Valentín del Río Castillón, como del “letrado” Tori, logró que la pampa Condorillo Alto, se quede en posesión de los pequeños ganaderos de Chavín, hoy Centro Poblado Condorillo Alto. A la fecha nadie se recuerda del pequeño grupo de chavineros, que se establecieron en el valle de Chincha, que vinieron con su cultura y tradición, y sufrieron varios años defendiendo el lugar para la crianza de sus ganados.


 

Allí salvó la vida y ganadería de Abel Peve Guerra, capturado por los huestes de Napanga, que había jurado liquidarlo en la puna de Chincha. Arturo procedía de la familia guerrera de Azángaro.

Luego, el hombre de combate, lideró la toma de la ex Hda. Huanca, de Aquiles Jordán, liberando más de 100 vacas de la familia Peve, que los bandoleros de Jordán, al frente de 4 pistoleros, lo arriaron hacia la hacienda Huanca desde el territorio de Chavín, so pretexto que estaban en su jurisdicción. Así defendió valientemente los límites de Chavín por el lado sur (Yánac), sin doblegarse ni traicionar.

En Condorillo Alto, luego de lograr la posesión de los ganaderos chavineros, de las 100 hectáreas, fundó el club Defensor Chavín, siendo presidente. Señaló un terreno para el estadio del club, porque el campo de la parte baja pertenecía al Club Unión Estrella. Posteriormente fundó el Club “Los Intis”, para el cual consiguió postes de metal para los arcos de fulbito, previa gestión personal ante, entonces, regidor Buendía Vivanco, y como faltaba espacio para la práctica del mini futbol, le concedió momentáneamente un espacio donde criaba sus ganados. Años después dicho lote de posesión de Arturo Gutiérrez fue cedido gentilmente por los herederos para que se construya la Plazuela del Centro Poblado Cruz del Rosario.

En 1990, los hijos de Arturo Gutiérrez, Concepción, Leonardo y Emiliana, cedieron otro lote de terreno de unos 800 metros cuadrados, donde comía sus vacas, de posesión de Arturo Gutiérrez, para la construcción del Centro de Educación Inicial No. 410. Como es de público conocimiento hasta la fecha ningún morador de Condorillo Alto ha sido tan gentil y filántropo como Arturo Gutiérrez.

Esta historia nunca ha sido difundida, por lo que, para el conocimiento de los moradores actuales, en forma breve, se apunta lo poco que hizo Arturo Gutiérrez Lázaro, para sus conciudadanos. Por razones de egoísmo y maledicencia los chavineros jamás difundieron ni resaltaron la heroica acción de defensa de los límites de Chavín, mucho menos sus obras.

En oportuno precisar que los chavineros nunca supieron defender sus límites. Así regalaron tierras por el lado de Chocos y Grocio Prado. Se trata de una historia jamás contada.