En nuestro primer artículo decíamos “El olvido falaz de la verdadera  ”Bodas de Oro” del Pedagógico de Chincha al pretender celebrar el día de un feto que nunca nació”; como conocedores de la Historia del Pedagógico de Chincha, siendo parte de la primera promoción (primaria) y también de la segunda promoción(Secundaria).

La verdadera historia

El Pedagógico de Chincha  nació como “Escuela Normal Superior Mixta de Chincha” mediante la Ley  No. 16044, con fecha 5 de febrero de 1966, para la formación de docentes de educación primaria y secundaria, donde ingresaron 80 alumnos: 40 de primaria y 40 de secundaria de la especialidades de  matemáticas y Ciencias Sociales, cuya primera promoción cumplió 44 años, el 6 de febrero del 2015; de dónde sacó, entonces, la Monja Ángela Montoya Vargas, directora del hoy convertido en un triste Tecnológico y sus serviles acólitos, que la celebración de las “Bodas de Oro” del Pedagógico de Chincha es en el presente año. Se podía perdonar tal vez la equivocación a personas de poca preparación y formación profesional. Pero en el pedagógico es insólito este hecho cuando allí trabajan profesores de varias especialidades, algunos egresados de universidades y otros  profesores titulados en serie.

Profesores o pastores de acarreados estudiantes 

Cuando el pedagógico abrió sus puertas había profesores de nivel y alta capacidad intelectual. Y hubo un tiempo que trabajaron allí una pléyade de maestros que daban cátedra pedagógica a sus alumnos. De allí egresaron una generación de educadores con mística y vocación profesional que en su carrera docente dieron muchos lauros al Perú. Basta citar a uno de los integrantes de la primera promoción: Pablo Portilla Jacobo, que llegó a ser Jefe del Programa Nacional de Capacitación Magisterial en el campo de la Ciencia e Investigación del Ministerio de Educación.

Ahora vemos a profesores que por ganar unos centavitos se arrodillan y comulgan vendiendo su conciencia en una capilla construida en el interior del Pedagógico, en vez de acudir a un laboratorio de aprendizaje  de primeras línea. El profesor Vicente Matías, ex Director del Colegio Simón Bolívar de Sunampe, desde que fue estudiante condenó el borreguismo y la obediencia ciega y contagiante.

Las reorganizaciones del Pedagógico de Chincha

La masa estudiantil con cerebros abiertos luchó para reorganizar al Pedagógico de Chincha en 3 oportunidades. El más sonado fue la Primera Reorganización producida en 1968, en la que salieron expulsados varios estudiantes entre ellos José Palomino Guerra y Agustín Robles Palomino, citando solamente a dos. Horas de combate que ningún integrante de la primera y segunda promoción pueden olvidar.  Rolando Marchán López y Luis Sánchez Chumbiauca fueron también sacrificados. Así el pedagógico además fue templo de lucha, donde los estudiantes de entonces jamás traicionaron ni fueron prisioneros del temor y las amenazas. Las represalias desde luego cayeron sobre los hombros de los luchadores.

El Consejo de Estudiantes de ayer versus el silencio sepulcral de hoy

Sin lucha no se consigue nada, con el cucufatismo borreguil, tampoco. El primer Consejo de Estudiantes, presidido por Enrique Ajalcriña Iriarte, tuvo que lidiar para lograr la Primera Reorganización del Pedagógico de Chincha (ENSMCH). Se sentó buen precedente. Hubo tiempos aurorales para la subsistencia de un Consejo de Estudiantes. Últimamente los estudiantes, líderes sociales y educativos del mañana, no tienen signos de vida, han sido absorbidos por la “cultura de paz y bien”, de pura cucufatería, pasividad, silencio y de castración mental.

Los profesores cucufatos y conferencias

Hemos visto que algunos profesores organizaron “conferencias magistrales”,  título rimbombante y autobombo, para tratar temas refritos, olvidándose de la verdadera historia del Pedagógico de Chinchas, que ellos creen ilusamente, con pobreza mental, que el aniversario del Pedagógico es este 29 de setiembre, cuando en realidad es el 5 de febrero del 2016. El Pedagógico se ha convertido ahora, en fábrica de seres pasivos que han perdido su identidad, con tal de recibir su cartón y trabajar como espantapájaros sin espíritu crítico y concepción pedagógica.