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Evo Morales, el hombre que no supo irse

Nos duele tu partida de Bolivia, pero más nos duele tus malas decisiones. Si aún la historia te tiene un lugar y si por esas cosas del destino volvieras a la presidencia de tu país, nunca repitas la atrocidad que has cometido.

Pepe Mujica, el grande, a quien tu y yo admiramos, terminó su mandato y se fue con el mismo volkswagen que entro a palacio de gobierno. El no pretendió otros mandatos, ni referéndums para atornillarse en el poder.
Pepe Mujica, el grande, a quien tu y yo admiramos, terminó su mandato y se fue con el mismo volkswagen que entro a palacio de gobierno. El no pretendió otros mandatos, ni referéndums para atornillarse en el poder.

 

Por: Esteban Saldaña Gutiérrez

Ingeniero Industrial

 

El poder, por el poder obnubila. Lo que hiciste durante años, con mucho sacrificio y en bien de los más pobres en tu Bolivia de siempre, lo borraste con la mano izquierda. Hasta tus enemigos acérrimos, los Ku Klux Klan (KKK) de todos los pelajes y layas, aceptaban a regañadientes que tu gobierno era un ejemplo de crecimiento económico horizontal, de bonanza y sobre todo de honestidad.  

 

En este mundo globalizado, Evo, los reyes ya no gobiernan.  

 

Hombres llenos de gloria, como Bolívar, por ejemplo, por pretender perpetuarse en el poder terminaron despreciados por el mismo pueblo que lo ungió como su guía, su presidente.  Bolívar, el gran libertador, terminó como un cuatrero en Cartagena de Indias. El pueblo, a su salida, por poco y hasta lo escupía en la cara. Longanizo fue su apodo humillante y bajo ese griterío huyo de Colombia y en el camino lo llenaron de bosta. Así terminó Bolívar, ni siquiera tuvo el consuelo de despedirse de Manuelita Sáenz, su amante oficial.

 

El gran Andres Avelino Cáceres, héroe nacional en el Perú, fue uno de los generales dignos que tuvo el Perú. Este valeroso soldado combatió contra los chilenos y salvo la dignidad de nuestro país, mientras las clases dominantes se arrodillaban frente al invasor. Sabes cómo terminó Cáceres, en la antípoda de su gloria, solo por pretender otro mandato presidencial.

 

Así terminan los dictadores, sean de derecha o de izquierda. Aquí tenemos encarcelado a un dictadorzuelo, de origen ponja, que pretendió perpetuarse en el poder, considerado uno de los gobernantes más corruptos del mundo. Ese es un ladrón y un genocida.

 

Evo, hoy la derecha más recalcitrante ha tomado el poder en Bolivia. Son los pares de las Arimborgos, de los Ciprianis, de las Bartras, de las Chavez, esas sanguijuelas que mucho daño nos ha hecho como sociedad aquí en el Perú.  Es tu pueblo, los quechuas y los aimaras, por quienes tanto luchaste, los que sufrirán los embates de esa secta que ha tomado por asalto el gobierno.

 

Nos duele tu partida de Bolivia, pero más nos duele tus malas decisiones. Si aún la historia te tiene un lugar y si por esas cosas del destino volvieras a la presidencia de tu país, nunca repitas la atrocidad que has cometido. Entre un dictador y un ladrón no hay mucha diferencia para la historia.

 

Pepe Mujica, el grande, a quien tu y yo admiramos, terminó su mandato y se fue con el mismo volkswagen que entro a palacio de gobierno. El no pretendió otros mandatos, ni referéndums para atornillarse en el poder. La historia le reconoce su gloria y su honestidad. A ti Evo, la historia te reconocerá tu honestidad, pero condenará tu afán reeleccionista.

 

 

 

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