PALPA - Pocos saben que la gran María Reiche inició sus estudios en la provincia Palpa, descifrando las figuras tatuadas en la piel del desierto. Las fiestas patronales del 15 al 17 de agosto son un buen pretexto para admirarlas sin necesidad de sobrevuelo ademas en esta tierra calurosa se cosechan generosas naranjas y mangos. Además dan el lujo de exhibir geoglifos más antiguos que los de Nasca.


Petroglifos de Chicchictara, a 10 minutos de la ciudad de Palpa.
 
Palpa tiene una diversidad de atractivos. El visitante puede conocer el huarango milenario, el más longevo de la región. Puede visitar la ciudad perdida de Huayurí, los 400 petroglifos de Chicchictara, la ciudadela La Muña, el puente colgante, el manantial La Máquina y sus prodigiosas aguas y barros medicinales, el geoglifo El Tumi, el reloj solar y los dibujos de Llipata. También hay rutas para el ciclismo de montaña y las cuatrimotos. Las frutas de estación son toda una delicia. Y parece que el sol también se ha quedado a vivir en Palpa.
 
En la zona conocida como Sacramento se encuentran estas líneas conocidas como El Reloj Solar, a un kilómetro de la ciudad de Palpa.
 
La dama del desierto


Ana María Cogorno, hija adoptiva de María Reiche, cuenta que la científica alemana caminaba la tarde del 21 de diciembre de 1939 por Llipata, en Palpa, cuando vio una extraordinaria luz que marcaba con claridad unas líneas sobre el desierto. Era día de solsticio. Y desde entonces, María Reiche se entregó al estudio de las figuras y líneas. Primero lo hizo en Palpa durante quince años. La matemática escribió “El Secreto del Desierto”. Su primera hipótesis fue que el Candelabro de Paracas, sería el primer geoglifo trabajado, el más antiguo de todos, hace más de 2,000 años. Sostiene que los antiguos astrónomos de la cultura Paracas lo diseñaron en la bahía por ser zona estratégica, y posiblemente se trate de la Cruz del Sur que servía como orientación a los navegantes.
 
La estudiosa deja en claro que primero se trazaron líneas en Paracas, luego en Palpa y finalmente en Nasca. Un inventario da cuenta que sólo en Palpa se han contabilizado 650 sitios arqueológicos y más de 1,500 geoglifos (líneas y figuras), además de centenares de petroglifos (dibujos en piedra de unos 8,000 años de antigüedad).
 
Las líneas se recuestan en las faldas de los cerros

Lo interesante de Palpa es que no se necesita avioneta para poder ver las figuras desde arriba. Es que los hombres de Palpa (500 a 200 a.C.) diseñaron sus figuras con amontonamiento de piedras sobre mesetas y colinas a la vista de todos. En cambio las líneas de Nasca  (800 d.C.) fueron trabajadas con fino estilismo en la misma pampa desértica, pero su avistamiento demanda un sobrevuelo obligado.

 
Lo que es un misterio aún son los usos que tuvieron estas genuinas obras de arte, ingeniería, física y astronomía. Los rituales y ceremonias son las teorías más convincentes. Pero, sea como fuere, llegar a Palpa es volver a sentir el soplo de civilizaciones extraviadas mientras se transita  por la ruta de la gran María Reiche.

Fuente: Rumbos de sol y piedra

Video amateur colgado en Youtube.