Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Hace un poco más de 20 años tuvimos el honor de conocer al “eterno caminante por la cultura peruana” Jaime G. Ponce, y él nos abrió las puertas de contacto con los sabios del Perú.

Asistimos humildemente con nuestra propuesta a varias conferencias tanto en Chincha como a nivel Nacional. La Casona de la UNMS y el Hotel Sheraton, entre otros lugares, fueron testigos de la historia de Chincha. Hace 5 años por razones de salud nos alejamos del enlace cultural con Jaime G. Ponce. Pero el ilustre personaje jamás se olvidó de nosotros, férreamente siguió batallando por la cultura y pensando en sus amigos.

Hace un año nos visitó en Condorillo Alto (Cruz del Rosario), a pesar de estar delicado de salud. Pensamos, entonces, que la difusión de la cultura se detendría. No fue así. En seguida, nos invitó a varias conferencias. El día 24 del presente mes nos sorprendió con Gallardo, Sánchez-Silva y su hijita. Eucadio, te traje unos regalos, nos dijo. Nos abrazamos fuertemente. Vino de Lima trayendo un extraordinario presente, incomparable con otros recibidos, a lo largo de los años vividos. Estaba más delicado que yo el pionero de la cultura. El hombre de un don excepcional e incandescente.

Pero, ¿quién es Jaime G. Ponce.

Es uno de los más ilustres e incansables luchadores, sin par, de la cultura peruana, que lejos de estar al lado de los suyos, siempre está al lado del pueblo. Su visión está centrada en difundir la cultura desde diversas facetas. En sus filas se encontraban grandes intelectuales de historia, arqueología, lingüística, música y arte, entre otros componentes del quehacer civilizado del hombre.



“Podría compararse a Jaime G. Ponce con José Carlos Mariátegui, Raymondi y otros visionarios de gran valía, pues sus obras en el campo cultural, sobrepasan los límites de la imaginación o mejor dicho el aspecto numérico. ”


Fue organizador de diferentes eventos culturales llámese seminarios, fórums, conversatorios, convenciones y congresos, tanto a nivel nacional como internacional. No obstante, a su estirpe Jaime G. Ponce es un personaje sencillo que se ha identificado con la cultura, siendo parte de su vida y alma. En Chincha, conoció a Amador Ballumbrosio. Fue porta voz del ritmo negro, y cada 24 de diciembre está presente en el zapateo de los negritos en el distrito de El Carmen. Tenía mucha amistad con la gente de San Regis, sobre todo con la familia Uculmana.

Sentía amor profundo por la música andina, en fin, fue un amauta cultural que llevó sobre sus hombros la pesada carga de hacer cultura, y bregó por ella todo lo que pudo. Ahora las cosas se le hace más difícil.

Jaime G. Ponce, fundó hace 19 años RAÍCES: “Red Andina de Identidad Cultural y Educación Social”; luego editó con el mismo nombre el “Boletín de Turismo Cultural del Perú”, una revista de importancia vital para todo tipo de lectores, cuyo contenido tiene mensajes profundos de enseñanzas e incluyen trabajos de investigación. Se dice en RAÍCES lo que muchos libros y autores callan o hablan a medias. RAÍCES, está escrito con palabras sencillas que llega a cualquier lector, con conceptos sólidos e incuestionables.

Luego, el hombre de acero ha publicado VII volúmenes de trabajos de investigación. El último lleva como título: TEXTOS PARA EL TURISMO CULTURAL, y fue publicado en este mes, cuyo nombre refleja que la parte medular de la vida es leer, y lo compara como realización del turismo paisajístico. Para él la lectura es indispensable, es parte del alma, es la luz del camino lóbrego. Y, así se intuye en su contenido.

Sabemos muy bien que la cultura no da ningún centavo, por eso dice: “La cultura no le ha dado ni un sol”. En tanto, promocionó y publicó muchos trabajos de los intelectuales que le acompañaron.

A pesar de su salud resquebrajada Jaime G. Ponce sigue dando pasos por la cultura peruana. Creo, sinceramente, ningún hombre, en el estado en que se encuentra él, pueda ser capaz de hacer cultura.  Nadie lo haría, pero Jaime sigue batallando por la cultura cual fuese un ser del más allá. No sintiendo el dolor físico que le aqueja. Se trata de una extraordinaria persona, paradigma de la cultura, ejemplo para seguir sus pasos, para tener en la mente, siquiera unos 5 por ciento de su conocimiento y su espíritu cultural.  

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