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JUVENTUD - La profesión del siglo XXI: científico de datos (Big Data)

La clave es crear algoritmos informáticos.

¿Qué espera el Gore Huancavelica para dejar el cemento y ripio e invertir para producir este tipo de profesionales?


Todos los gobernantes y políticos de Huancavelica y de todo el Perú expresan al unísono que hay que mejorar el sector educación, pero ¿que entienden ellos cuando hablan sobre ese anhelo colectivo?

Es triste decirlo, pero en general para ellos, es solo construir aulas e infraestructuras educativas con material moderno es decir cemento, ladrillo, ripio y adquirir material didáctico.

Sin embargo, mejorar e invertir en educación es otra cosa, aquí abajo publicamos un ejemplo.

El requisito principal de esta carrera del futuro es solo amar las matemáticas y ser creativo.

En los pueblos de Huancavelica debe haber miles de niños y jóvenes con este perfil de base, pero están abandonados a la buena de Dios, solo un puñado de estudiantes del COAR de Clodo, tienen el privilegio de recibir la ayuda del Estado

Twitter sabe qué pensamos y sentimos; LinkedIn recoge nuestras habilidades como empleados potenciales; Amazon monitoriza nuestras preferencias de compra; Google, nuestros hábitos de navegación; Facebook, todo eso y más: nuestras relaciones sociales; las operadoras de telefonía saben con quién hablamos... hasta de la actividad diaria más habitual -hacer la compra- se recogen una gran variedad de datos que luego son analizados y puestos al servicio del negocio.

Para nuestra desgracia, pueden deducir hasta nuestra edad, con poco margen de error, a partir de un algoritmo de reconocimiento facial que calcula eficientemente un conjunto de parámetros. De hecho, esta edad facial es un mejor indicador del estado de salud de las personas que los análisis de sangre.

En EEUU, un padre preocupado por la educación de su hija entró un día en un supermercado de la cadena Target para poner una reclamación porque, al pagar en la caja, le habían dado a su hija cupones para ropa de bebé y mobiliario infantil. Teniendo en cuenta que aquella chica estaba aún en el instituto, al padre no le pareció nada adecuada la oferta.

Al cabo de poco tiempo, volvió para pedir disculpas: la chica estaba embarazada. Los científicos de datos de la cadena de supermercados habían analizado los datos de ventas, tarjetas cliente y programas de fidelidad con el objetivo de, entre otras cosas, ver si descubrían el embarazo de sus clientas por patrones de compra. Llegaron incluso a estimar la fecha del parto de las clientas con muy poco margen de error.


¿Qué tienen en común todas estas cuestiones?

Sin duda, el hecho de que pertenecen a un campo de actividad que está hoy en día en boca de todos: el Big Data, que emplea, para cuestiones de lo más variado, el mismo tipo de técnicas, la misma mirada sobre los negocios para hacerse buenas preguntas, y un conjunto de especialistas en análisis avanzado de datos, los «científicos de datos».

Una nueva profesión que ha generado una previsión extraordinaria de crecimiento del mercado. De hecho, el informe Gartner pronostica para 2015 un crecimiento del mercado de Big Data y Analytics de 3,7 billones de dólares en productos y servicios, que se verá acompañado de 4,4 millones de nuevos puestos de trabajo. En palabras de Thomas H. Davenport, es la profesión más sugerente del siglo XXI.

La formación de estos analistas de datos contempla una cierta mezcla de matemáticas e informática: combina un fuerte dominio de técnicas matemáticas y estadísticas avanzadas con una gran capacidad de generar algoritmos informáticos que implementen tanto formulaciones matemáticas como otras técnicas de acceso y uso de grandes volúmenes de información.

Las instituciones educativas han comenzado ya a ofrecer formación específica en este campo, en diversos paises es posible encontrar ya diversos programas máster en Big Data (tanto en universidades públicas como privadas), así como cursos de especialización de duración más corta e, incluso, programas formativos online.

Para acceder a ellos, se suele requerir formación previa en ingeniería, matemática, informática o física; en definitiva, en aquellas disciplinas científicas en las que, de alguna forma, el aspirante haya aprendido las nociones básicas de la programación informática.




 

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