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La cultura de la corrupción en el Poder Judicial peruano tiene raíces profundas

Manuel González Prada decía: “La justicia criolla posee manos para coger lo que venga y ojos abiertos para divisar de qué lado alumbran los soles”.

Todos los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) deben ser destituidos, al existir la sospecha de que varios estarían involucrados en casos de flagarante corrupción. Foto: César Hinostroza, juez titular del CNM.
Todos los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) deben ser destituidos, al existir la sospecha de que varios estarían involucrados en casos de flagarante corrupción. Foto: César Hinostroza, juez titular del CNM.

 



Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

 


Desde hace 45 años conocemos el imperio de la corrupción en el Poder Judicial en Chincha, por ende, en el Perú. Tenemos un libro para publicar, y duerme hace muchos años: La mafia del Poder Judicial. Hace 3 años publicamos el libro: El Poder Judicial, ¿El Bastardo Maldito?

El caso Hinostroza solo es una pequeña punta de un tremendo iceberg. Es la prueba evidente que todo está corrompido. El pueblo es testigo de la danza de la corrupción. La plata domina al mundo de hoy. Observa, impotente que la verdad y la justicia no sirve para nada para el pueblo.

Hace poco un familiar nos decía, injustamente calumniado, que aún vive 3 años pagando un préstamo que hizo para que le dé la razón, teniendo razón.  Insólito, pero verdad. Aunque tengas la razón, las evidencias y las pruebas, o elementos de convicción, no valen. En aquella oportunidad vimos, un llamado fiscal, delante de la PNP, permitía una golpiza a un encausado, totalmente inocente.

Repetimos inocente.  En un santiamén pedía cadena perpetua para él, seguido por un juez ciego y abusivo, que condenaba a un inocente, que estuvo 18 meses preso, desligado de su familia, contra la verdad y la razón. A los miserables corruptos les interesaba la publicidad y la fotografía, aparentando honestidad, cuando por dentro estaba podrido.

El sonado caso del asesinato de Alfredo Brígnole Roy, hace unos 40 años, quedó en nada sabiendo la verdad de los hechos, con declaración de los testigos, el asesino quedó libre, y sancionando -más bien- al James Bond peruano, detective chinchano que descubrió al asesino. El hermano del occiso Luis Brígnole Roy, siguió los pasos de la corrupción, estando a punto de enviar preso al juez y al séquito de corruptos, defendido por el penalista Luis Roy Freire, falleció y el asesino de su hermano quedó sano y salvo, sin polvo y paga.

Después dos ex alcaldes fueron denunciados por corrupción, por llevarse la plata del pueblo. Bendito Poder Judicial, las ratas quedaron inmaculados. La protesta del pueblo y las denuncias periodísticas no sirvieron para nada.

 

 

« Hace poco, fuimos querellados por un millón de dólares. Observamos en el proceso que el abogado del denunciante se paseaba como Pedro en su casa, calumniando y haciendo alarde de su poder. »

 

 


Claro del Poder del dinero, y de la influencia tipo ODEBRECHT. Se venía cocinando silenciar al periodista y al pueblo chavinero.

La corrupción judicial es como el cáncer, no tiene cura, todo está enlazado. Si tienes influencia llegas a los más altos cargos, y haces lo que quieres. Maldito Poder Judicial, se blinda con el cuento de la independencia de los poderes. No hay un poder absoluto que se sepa. En todo caso el poder emana del pueblo.

Manuel González Prada decía: “La justicia criolla posee manos para coger lo que venga y ojos abiertos para divisar de qué lado alumbran los soles”. “Y no vale pruebas ni derechos. Como se busca un mal hombre para que pegue un esquinazo, así en los juicios intrincados se rebusca un juez para que anule un sumario, fragüe otro nuevo y pronuncie una sentencia donde quede absuelto el culpable y salga crucificado el inocente”.  Nuestros Magistrados en HORAS DE LUCHA, 1964.

Más claro no canta el gallo. La corrupción no es de ahora, tiene larga historia, Hace más de 100 años González Prada fue testigo de la putrefacta realidad. Felizmente hay jueces honestos, como decía el vate, no todas las serpientes son venenosas. Pero son pocos. Los verdaderos jueces se encuentran arrinconados, aislados y en observación como personas portadoras de un virus mortal.

NB: Los artículos publicados en esta Sección Opinión Libre son de entera responsabilidad de sus autores. El contenido no refleja necesariamente la opinión de Huachos.com 

 

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