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La gesta de la toma del Colegio Pardo en 1985 una historia jamás contada pero real

Testimonio de primera mano contada con puntos y comas por el protagonista de esta gesta que se logró realizar a pesar de la fuerte oposición de miembros del Paralelo 33.

Este acto por envidia y desidia no fue difundido, porque los incapaces se corren ante las acciones meritorias. Los profesores de aquel tiempo lo conocen muy bien, como chichi chiqui.
Este acto por envidia y desidia no fue difundido, porque los incapaces se corren ante las acciones meritorias. Los profesores de aquel tiempo lo conocen muy bien, como chichi chiqui.

 



Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

 

El Colegio Pardo de Chincha desde la fecha de su creación fue una institución elitista y privilegiada, donde el cuadro directivo y los profesores eran los amos y señores del devenir del colegio.

 

Docente o personal que deseaba laborar allí tenía que merecer el visto bueno de la “mano santa” de los “ilustres docentes”, que se cargaban de combustible o abrían el apetito, en el Paralelo 33, antro de todas las conspiraciones y arreglos entre dos copas.  De modo que nadie podía trabajar en el Pardo si no contaba con el respaldo de los encorbatados y sazonados en el bar de la esquina.

 

La costumbre que solo los privilegiados o los que tenían padrinos podía trabajar en el Colegio Pardo, continúo hasta después de 1980. Así sucedió a Eucadio Gutiérrez Solano. Los “personajes de sangre”, de sangre chola apitucada, que por muchos años se había enquistado en el alma mater de la educación chinchana, cerraron la puerta a Eucadio, quien llegaba reasignado, mediante una resolución, en el área de Ciencias Naturales. Para ellos, dueños del colegio, el reasignado tenía 2 condicione incompatibles con los descendientes de los bebedores del Paralelo 33. Su condición de cholo andino, y sus principios de honestidad eran los 2 impedimentos que contrastaban con el pensamiento retrógrado y racista de los llamados “pardinos”, que por décadas imponían con sus decisiones.  

 

 

 

 

                                                                   En aquel tiempo, a Eucadio le dijeron, simplemente, no hay horas para ti. La reasignación se produjo a medidos del año 1984. Ese año el docente pasó sin trabajar. No se le dio una oportunidad de dictar siquiera una hora de clase. Pasó sentado frente al busto.                      

 

 

 

El año siguiente, abril 1985, los directivos del Colegio Pardo continuaron negándoles horas al profesor Gutiérrez, y estábamos casi a fines del mes de abril.

 

-Esto no puede continuar así, se dijo. Frente a la negativa absurda de la dirección del colegio Pardo, se planificó la “TOMA DEL LOCAL DEL COLEGIO PARDO”, para que la UGEL y las autoridades de jerarquía escuchen la petición: trabajar, trabajar, no ser un bulto. Los hombres tenemos dignidad y hormonas.  De la medida drástica e histórica nadie debía saber. Solamente un solo docente conocía las acciones a seguir. Se trata del dirigente sindical Luis Quijano. Se planificó que la toma del colegio debía producirse sí o sí. La razón era trabajar.

 

Se organizó que el día 25 de abril del 1985, debe ser el día D. Así fue. Esa mañana el COLEGIO PARDO fue tomado por el profesor Eucadio Gutiérrez Solano. El personal de servicio, administrativos, docentes y alumnos fueron llegando. El Plantel estaba tomado. En el interior solamente estaba Eucadio. A medio día personal de la UGEL, Sindicato del colegio Pardo, y el director Demetrio Torres Díaz tomaron la decisión.  Al día siguiente Eucadio empezó a trabajar en cumplimiento a la resolución, hasta la fecha de su cese.

 

¿Qué se aprendió? Que los derechos no se mendigan. Se exige su cumplimiento. Según se supo 2 directivos no quisieron contar con el profesor Eucadio: José Salvador Pariona y César Casas Sánchez, ambos ex docentes de Eucadio Gutiérrez.

 

Este acto por envidia y desidia no fue difundido, porque los incapaces se corren ante las acciones meritorias. Los profesores de aquel tiempo lo conocen muy bien, como chichi chiqui.

 

Los maestros también enseñamos valores, valores de justicia y el bien. Los reclamos justos merecen ser atendidos.  

 

En la historia de Chincha y del Colegio Pardo, que se sepa, no registra que el COLEGIO PARDO ha sido tomado por un solo profesor, con correa y pantalones bienes puestos, reclamando trabajar. Reclamando que es una degradación moral pasar meses y meses sin trabajar, habiendo horas para enseñar. Ya se trata de una burla. Muchas gracias a los docentes que nos apoyaron.

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