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Las maravillas que alberga el nuevo parque nacional en la Amazonía peruana | VIDEO

 

 

EL PARQUE NACIONAL YAGUAS

 

Una de las zonas con mayor megadiversidad del mundo.

 

 

El área natural protegida se ubica en la región Loreto cerca de la frontera con Colombia y abarca más de 868 000 hectáreas de bosque en la Amazonía.

 

Alberga más de 3000 especies de plantas, 500 especies de aves y 160 de mamíferos, entre otras variedades de biodiversidad.

 

Es una de las zonas con mayor diversidad del mundo y su reciente creación previene la deforestación en el área, impulsa la conservación de los pueblos indígenas que viven ahí y podría ayudar a reducir las emisiones de carbono en la atmósfera.


 

 


Los remotos bosques tropicales del noreste de Perú son tan vastos que las nubes que se forman sobre ellos llegan a influir sobre la pluviosidad del oeste de Estados Unidos. En la región hay especies —en particular, peces— que no son iguales a ningunas otras sobre la faz de la Tierra. Los científicos que estudian la flora y la fauna de la zona obtendrían conocimientos sobre los procesos evolutivos, así como la salud ecológica y la historia geológica del Amazonas.


Ahora el área es el hogar de uno de los parques nacionales más nuevos del hemisferio occidental. El Parque Nacional Yaguas protegerá cientos de miles de hectáreas de un sitio natural —y a los pueblos indígenas que dependen de él— de la deforestación y la construcción.


“Hay un lugar donde el bosque se extiende hasta el horizonte”, dijo Corine Vriesendorp, ecóloga conservacionista del Museo Field de Historia Natural en Chicago, una de las muchas organizaciones que trabajaron para conseguir la designación de parque nacional, el mayor nivel de protección en Perú. “Este es uno de los últimos grandes bosques intactos del mundo”.

 

 


 


El nuevo parque de Perú se une a un grupo de parques y reservas creados recientemente en varios países sudamericanos, incluyendo Ecuador, Chile y Colombia.
 

 

Instantáneas desde la tierra de la noche perpetua

 


“Ahora están tratando de pensar en grande”, dijo Avecita Chicchón, quien dirige la Iniciativa Andes-Amazonía de la Fundación Gordon y Betty Moore. “Es necesario que estas grandes áreas estén conectadas”.


En Perú y otras partes, los dirigentes políticos, respaldados por sólidas iniciativas de la sociedad civil, están reconociendo los efectos actuales del cambio climático y su papel en la mitigación de este en el futuro. Están reservando grandes extensiones de tierra para cumplir con compromisos hechos como parte del Acuerdo de París. Además, los grupos locales e indígenas que finalmente están teniendo voz legal en el proceso, también han brindado un apoyo crucial.


Más de mil personas, que pertenecen a por lo menos seis grupos indígenas, viven a lo largo de una extensión de 200 kilómetros de los ríos Yaguas y Putumayo. Para ellos, este lugar es la Sachamama —una palabra que en quechua significa, a grandes rasgos, “madre selva” o “madre Tierra” y que también hace referencia a un ser mitológico de la Amazonía—, el corazón sagrado de la zona que produce la flora y la fauna de las que dependen esos grupos.


Estos pueblos indígenas son parte de una comunidad mayor que se dispersó por la zona durante el auge de extracción de caucho a principios del siglo XX. Son descendientes de los pocos que sobrevivieron a la esclavitud, la tortura y el genocidio que cobraron decenas de miles de vidas.
 

Max Hidalgo, de Perú, y Armando Ortega, de Colombia, examinando especímenes de peces recolectados en el bosque tropical Credit Álvaro del Campo/Museo Field de Historia Natural

 

 


 

En las dos décadas anteriores, las federaciones indígenas que viven por el Yaguas han estado trabajando para proteger la tierra. Educaron a los científicos y los conservacionistas sobre su geografía y biología, y convencieron al gobierno de que valía la pena conservarla.


En las tierras bajas amazónicas del Parque Nacional Yaguas se mezclan distintos tipos de ríos que contienen formas características de vida acuática durante la temporada de lluvias, cuando los bosques se inundan. Este coctel inusual de aguas fluviales produce una gran biodiversidad; más de trescientas especies de peces se han adaptado a la vida del bosque.

 


“Imagina que fueras un pez y estuvieras en un río y pudieras pasarte a otro, no por la corriente ni nadando, sino cruzando el bosque”, dijo Max Hidalgo, un ictiólogo del Museo de Historia Natural de Lima.


Los peces se alimentan de frutas, propagan semillas y encuentran su hogar en las ramas. Para verlos, es más fácil abrir un leño que usar un sedal, dijo Hidalgo, quien ha estudiado a los peces del área durante años.


Una especie aún sin nombre no crece más que el tamaño de un pulgar y solo ha sido hallada en túneles subterráneos. Hidalgo espera regresar pronto al parque para confirmar si en efecto es algo nuevo para la ciencia.


Sin embargo, con las 3000 plantas, 600 aves y más de 150 especies de mamíferos, hay mucho más que solo peces en Yaguas.


A menudo elusivos en las zonas de mucha caza, aquí los tapires de Yaguas parecen más visibles. “Nunca había visto tantos tapires en un solo lugar”, dijo Vriesendorp. A veces es posible encontrarlos en el bosque mientras comen lodo salado para extraer sus minerales.
 

Un tapir sudamericano o de tierras bajas. Parece que estos tímidos animales son más aventureros dentro del Parque Nacional de Yaguas. Credit Álvaro del Campo/Museo Field de Historia Natural


También se ha informado que en el parque hay nutrias gigantes, que pueden crecer hasta alcanzar 1,8 metros y las cuales están en peligro de extinción. Conforme sus hábitats se fragmentan debido a la deforestación y la construcción, estos enormes mamíferos enfrentan la extinción en varios sitios.


El que tengan presencia en Yaguas sugiere que el ecosistema acuático aún es saludable, lo cual es importante dado que el parque contiene la cabecera de un afluente hacia el Amazonas.


Un equipo dirigido por la Sociedad Zoológica de Fráncfort espera obtener un estimado de la población de las nutrias, determinar si hay conflictos entre ellas y los humanos y, finalmente, evaluar si el mercurio de las pequeñas e ilegales operaciones de minería ha ingresado en la cadena alimenticia.
 

Un escarabajo arlequín Credit Álvaro del Campo/Museo Field de Historia Natural

 

Si las propuestas a futuro tienen éxito, tres cuartos del río Putumayo se convertirán en un vasto corredor sin separaciones para la vida silvestre a lo largo del noreste de Perú. Y esto también podría ser importante en cuanto al objetivo mundial de reducir las emisiones de carbono.


Si se ve el bosque tropical desde arriba, surgen predecibles patrones lineales de otra joya del Yaguas: turberas o humedales de descubrimiento reciente. Son parte de una red de turberas a lo largo del noreste de Perú, que juntas guardan cantidades masivas de carbón. Mantener el carbón en el suelo es crucial, aunque será todo un desafío en el remoto Yaguas y las zonas circundantes con menos restricciones.

 

 

Credit...Álvaro del Campo/Museo Field de Historia Natural
 

“Por ahora, Yaguas está a salvo, pero en los veinte años que llevo trabajando en el Amazonas, he aprendido a la mala que mañana será accesible lo que hoy es remoto”, dijo Gregory Asner, ecologista del Instituto Carnegie para la Ciencia.


Aunque por ahora el ambiente es más de celebración.


“La gente no crea parques nacionales todos los días”, dijo Vriesendorp. “Realmente es algo importante”.


 

 

Fuente: New York Times


 

 

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