En OPINIÓN LIBRE |

Los patriarcas yaninos se suceden, pero no se parecen.

Un homenaje a Don Faustino Vilcapuma Saravia por el escritor David Vilcapuma que de yapa nos ofrece un poema de su última cosecha lírica.

Un gran Hombre, en vida, entra a la Historia de San Juan de Yánac. Don Faustino (primero izq.) en una amena tertulia con el primer Alcalde del distrito San Juan de Yanac, QEPD. Gerardo Felipe Vilcapuma Saravia (centro)

 

Por: David Vilcapuma Gutiérrez 

Licenciado en Educación
 

 
Faustino Vilcapuma Saravia,  nació el 15 de Febrero 1925, en San Luis de Huañupiza, distrito de San Juan de Yánac, provincia de Chincha, Región Ica, sus padre fueron don Aurelio Vilcapuma Luyo, natural de Huancavelica y doña Irene Saravia Sánchez, natural de Chuccho, Azangaro, provincia de Yauyos, a la edad de cinco años quedó huérfano de padre, siendo criado por su madre, creció en Acochacra, Huañupiza.

Su niñez, fue sufrida por el vacío de la presencia de su padre; a los diez años fue llevado a la provincia de Chincha, donde tuvo que trabajar y estudiar, por la carencia de apoyo familiar.

Realizó sus estudios de transición en Bellavista, perteneciente al distrito de San Pedro de Huacarpana, continuando después con la primaria, en la acequia grande de Cruz blanca, provincia de Chincha (1942)

Su juventud, era jovial, alegre,  entusiasta, amigable y responsable, siendo estricta su vida porque vivía con un patrón exigente de quien aprendió su modo de vida. A la edad de 19 años convive, con la señora Fidela Cahuana,  de quien se enamoró perdidamente. No se casaron, por la falta de su partida de nacimiento, solo convivieron varios años.
 
 

 
«Luego de su separación,  él regresa a su ciudad natal (Acochacra),  en 1948. Años después, conoce a doña Rita Paucar Pocoma, donde encontró un nuevo amor, y se casa con ella, con quien tuvo nueve (9) hijos. Dedicándose a la agricultura y ganadería. Hombre sencillo, hospitalario, quien dedicó su vida a tres grandes pasiones: Su familia, su trabajo y entrega total a su pueblo.»

 
 
 
En el año 1949 hasta 1955, fue elegido por primera vez Agente Municipal, del anexo San Juan de Yánac, que en esa época pertenecía al Distrito de Chavín. En esta gestión, logró que por primera vez, los registros de las partidas de nacimiento se realizaran en el anexo de San Juan de Yánac, en el año 1950. Posteriormente, gestionó la construcción de un Colegio, y la de una Iglesia en el pueblo de San Luis de Huañopiza, siendo alcalde del distrito de Chavín, el señor Laura.

También cuenta que en su juventud, formó el Club deportivo (Unión Huañupecino), siendo un buen deportista e incentivando la práctica del deporte.

Asimismo fue un gran animador de la fiesta costumbrista, como la que se celebraba, el 2 de febrero de cada año desde el año 1950, en homenaje a la virgen de la candelaria. Posteriormente, se cambió de fecha, celebrándose el 16 de junio de cada año, siendo cambiado su nombre por la de la Virgen del Carmen, celebrándose la fiesta con entusiasmo, alegría, comidas típicas, bandas de música, campeonatos deportivos y diferentes concursos.

En 1974 hasta 1984, fue nombrado Juez de Paz, contribuyendo con la paz y la tranquilidad social, impartiendo justicia con los infractores de la ley en la población.

En el 2001 hasta 2008, fue nuevamente elegido Juez de Paz, contribuyendo con la población en la conciliación, para que las personas resuelvan sus conflictos de modo directo.

Fue un hombre justo y comprensivo ante las diversas circunstancias que se presentaban, siendo un auténtico ejemplo.  

Sin embargo, cuando el menos se imagina, su hijo Raúl, le rinde un homenaje, por su gran labor hecha en su pueblo.

Fueron días de mucho viento, el cual silbaba, mientras las hojas de los eucaliptos, maíz, trigo y otras plantas naturales de la zona  flameaban, como vela de barco, en el pueblo de Acochacra. Los rayos del sol, inundaban la mañana, las aves cantaban su trinar con alegría, mientras Faustino, se dirigía a la chacra arriando su toro barroso en las épocas de Noviembre de cada año para realizar el arado de la tierra, dejando listo el barbecho para la siembra de Papa, Cebada, Trigo, Oca, Habas entre otros,  cumpliendo sus quehaceres, en ella.

Luego, cabalgando su caballo brioso, (llamado cenizo, con su fornitura elegante del buen jinete), se trasladaba al pueblo, de San Luis de Huañupiza, a cumplir su misión, que era la de Juez de Paz.

Hombre fuerte de carácter firme y de mucho ingenio, se había ganado el cariño de la gente y el respeto de su pueblo. El representa el espíritu de la cultura viva de su pueblo, es el símbolo, de identidad del anexo San Luis de Huañopiza.

Quien silenciosamente cumplía su misión, en los distintos cargos, que le fueron encargados. Faustino despertó siempre confianza, debido a sus cualidades y virtudes, que resaltaban en él. Sus pasos lentos, simbolizan su largo caminar, por la vida, sus buenas acciones permanecerán por siempre.

Faustino es un hombre de antaño, de los que no hay hoy en día, realizaba un servicio voluntario en su pueblo.

Le hice una visita y para mi asombro, a pesar del peso de sus años, fui bien recibido por él, mientras tomábamos asiento, él nos dijo: Hermosa juventud, en un tono de voz, que me emocionó. Estuve acompañado de mi padre, quien emocionado lo abrazó, por verlo después de mucho tiempo. Dijo las siguientes palabras:

 
 
 
«Prefiero ser el amo de mi miseria, que  vegetar para otros. También decía, que la vida era difícil, pero él ya había cumplido con ella. »

 
 
 
El tiempo pasa volando. Ya lo sabes. Su personalidad sencilla facilitaba la charla, aunque yo notaba, que dentro de la conversación, no hacía, mención a su  persona.

Se interesaba en hacernos preguntas a nosotros sus visitantes. Me mencionó, que tenía centenares de libros de actas, registros entre otros, de los cargos que ocupó. A manera de broma, me dijo:

Habrá que desempolvarlas, algún día y hacer un registro, de cada uno de ellos.

Note mucha añoranza en sus ojos, cuando hablamos de nuestro pueblo. Porque decía, que era épocas difíciles, donde tenía que caminar kilómetros, entre la inclemencia del tiempo.

Faustino hombre del pueblo, gracias por estar junto a nosotros, te mereces mucho más que esta breve consideración.


A continuación les dedico mi última creación original:
 
 

"Desde las cumbres de Wiscapunta"

Yo soy el rio que nació en el ande.
Camino por las hoyadas sin cesar.
Soy el cultivo, en reavivar su silencio a Yánac.
Ante la tristeza y desolación canto desde las cumbres con alegría.
Soy el peregrino que no conoce su pueblo.
Desafío a mis íntimos y locuaces, a juzgar a mi tierra.
Soy el ultimo yanino, comprometido, con la cultura de mi pueblo y en la 
Inocencia voy cayendo en el abismo.
Yo soy el hombre que canta y llora, con las voces crecientes de mi pueblo.
Quiero que sepas que estoy más, junto a ti, que aún no te has dado cuenta.
Decirte que no he dejado de existir, vivo y escribo, porque siento interiormente.

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