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Los pobres, los más afectados en desastres naturales

Los desastres naturales terminan afectando a los más pobres, a los que a menudo “ no tienen ningún activo que contabilizar” o sea que se quedan prácticamente en la nada.

 

Por: Luis E. Forero Medina

Abogado/Especialista en Saluderecho
 


En el último cuarto de siglo la naturaleza se ha ensañado con América Latina donde han ocurrido inundaciones, tormentas, sequías, huracanes , ciclones y  terremotos, que en últimas terminan afectando a los más pobres, a los que a menudo  “ no tienen ningún activo que contabilizar”,  señala   el Banco Mundial (BM) en reciente informe, que añade que  los desastres naturales llevan  a 26 millones de personas anualmente a la pobreza. Sucedido un desastre de alguna magnitud, a las  víctimas les vuelven la espalda todo el  mundo: familiares,  amigos, sistemas financieros y los  gobiernos, destaca el mismo informe.
 
La cultura latinoamericana algunas veces se resigna  con el argumento que las cosas acontecen porque tienen que suceder; sin embargo en materia de fenómenos naturales hasta ahora comienzan a ponerse de relieve los  sistemas de alerta temprana, que seguramente ahorrarán vidas y bienes. Después de Asia, las Américas es la segunda región más afectada por los desastres.

En los países pobres las infraestructuras son menos sólidas, la densidad de población, elevada y la preparación ante situaciones de urgencia, insuficiente, señalan las Naciones Unidas.
 

 

 

«Las personas pobres están sobreex
puestas a las inundaciones en muchos países, como en Panamá y Zimbabue, donde tienen un 50% más de probabilidad de sufrir inundaciones. También están sobreexpuestas a las sequías y las olas de calor en la mayoría de los países. Y algo más importante aún, las personas pobres suelen estar expuestas a eventos frecuentes y de baja intensidad, como las inundaciones recurrentes que afectan a muchas ciudades con una infraestructura de drenaje insuficiente.»

 

 

 

Los pobres son los que llevan al peor parte en todo el continente, ellos son los que   están sobreexpuestos a sequías y las olas de calor: en 2014 los pobres de cuatro países centroamericanos no tenían qué comer por una aguda sequía; en Guatemala, la tormenta Stan aumentó el trabajo infantil  en las zonas afectadas.

Aunque las consecuencias de un fenómeno natural abarcan a unos y otros, a pobres y a no pobres,  “un dólar en pérdidas no significa lo mismo para una persona rica que para una persona pobre”, puntualiza el BM.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), urge para que  los países apliquen el  Reglamento Sanitario Internacional (RSI), e incorporen esas normas en la formulación y planificación de las políticas nacionales,  desarrollando entre otros propósitos las competencias del personal de salud para una adecuada  respuesta a brotes y emergencias.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la misma manera ofrece asistencia a los países para que incorporen métodos adecuados de gestión de los riesgos de desastres naturales a sus planes nacionales.

La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), indica que anualmente una media de 221 millones de personas son directamente afectadas por desastres naturales; esta cifra representa cinco veces el número de víctimas de conflictos.

En el Informe del Banco Mundial, por primera vez en la historia, se exponen iniciativas implementadas para generar resiliencia e   implementar mecanismos  para  “ayudar a las personas a responder ante las crisis y a recuperarse.”


@luforero4

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