IA = Inteligencia Artificial.

	Por: Vanesa Monserrat Junco               Profesora - Psicopedagoga argentina

El Futuro está en el Presente. Y si no nos dimos cuenta, hay una batería de herramientas que ya hacen todas las más selectas tareas intelectuales. Incluso escribir.

La Inteligencia Artificial llamada IA aparece en la vidriera de las nuevas ilusiones. El control absoluto sobre las funciones cognitivas humanas. Ya decíamos. Nada de preguntas. Y mucho menos habilitar nuevos circuitos neuronales.  Platón y Aristóteles ya no volverían a nacer en este contexto.  ¿Quién podría detenerse a observar y contemplar? ¿Y para qué lo haría? El tiempo y la producción nos empujan a otros caminos. Quien no este conciente, allí quedará.

La producción de cine norteamericana escaló a millones de dólares con trabajadores absolutamente precarizados (escritores, guionistas, actores recibiendo migajas de todo lo recaudado). Lo absolutamente asombroso es que en esa trama de ilusión mediática y empresarial, las personas de la mitad de la población de la américa no tienen acceso a internet, o solo lo tienen para consumo básico. Y lo nuevo. Y temible. Se va perdiendo el acceso al agua. Se dolariza la economía. Los candidatos a gobierno son casi todos iguales. .Hay un mol en cada esquina para comprar lo innecesario. La salud y la educación son herramientas para la muerte y la desesperanza. La profundización del dolor, y el estancamiento de millones de personas que no saben para que viven. Solo repiten y sobreviven en sus contextos entre la droga liviana pasatista y la pantallita tok-tik que todo lo adormece (el internet básico).

Y la vida sigue, como siempre decimos en su terca y maravillosa manía de amanecer.

 ¡Que panorama hoy he descripto!

Dicen que para mover algo de la montaña hay que primero escalarla y conocerla. Sino otra vez la ilusión de fórmulas como clises circulando en parlanchinas retóricas, sacan el valioso poder de decisión y  acción de cada ser humano. Eso con lo que nacimos. El libre albedrío. El poder creador.

Lo he visto desde niña. Los parientes desesperados por sobrevivir y siempre yendo por algo más que nunca llega. Sacándose los ojos entre ellos porque jamás les abrazaron y les dijeron: “Está todo bien, te amo siempre. Sos muy valioso, valiosa para mí”. Esas palabras y ese abrazo “mágico” que reconcilia con la propia existencia y que quienes lo tuvimos parece que andamos como impunes por la tierra. No. Solo andamos con la certeza del amor en el bolsillo del corazón. A veces mucho más vulnerables en medio de tanta maquinaria. Amor a sí. Ese que se puede compartir solo cuando se recibió.

De eso se trata esta nota.

Dejarte una alerta de volver a tu origen. Que recuerdes tener poder sobre tu tiempo.

¿Cuál era tu sueño cuando niño, o cuando niña? ¿Volviste a conectar con esa sensación de aceptación y amorosidad hacia ti mismo, misma? ¿Aprendiste a gestionar y alquimizar tus estados emocionales? ¿Sabes cuál es tu don? ¿Lo desarrollas y lo pones a servicio de los demás para recibir lo necesario para tu prosperidad personal? ¿O seguís esperando sentado y quejándote que otro venga y te lo de? Esperando como se dice, que te regalen el pescado en vez de aprender a pescar.

Si estás leyendo esto es porque seguramente tenes acceso a pensar por tus medios, desde tu experiencia, desde tu sentir y pensar. Podes analizar cada discurso o propuesta que te llega. Podes elegir como cuidar tu cuerpo y todo tu ser. Podes ELEGIR.  Y sino recibiste amor. Empezar a dártelo. El Universo te ama y te lo manifiesta por el simple hecho de existir. Siempre hay tiempo de girar la propia historia.

También podes seguir funcionando en automático y repetir xenofobias, homofobias, y demás juicios que estrechan tu relación con los demás, provocando las peores emociones en vos y en tus seres queridos. Podes elegir sufrir porque las cosas no son como vos queres que sean. Elegir el otro extremo. Y ahí quedarte en la llamada “polarización”. Esa en la que la mayoría delas personas viven. Es lindo o es feo. Es bueno o es malo. Tratando de ser aprobados por vaya saber quién para recibir el premio. Como los perros de Pavlov. Circuitos básicos.

 El día que descubrimos que todo es experiencia, nos encontramos con nuestra esencia. Nuestro poder creador. Nuestro poder de sanarnos y alquimizarnos. Y somos responsables de nuestra realidad. El caos no nos arrastra. Nos sostenemos en el centro del huracán. Haciendo eso que vinimos a hacer con absoluta certeza interna. Y con la misma terquedad de cada amanecer. Mágico.

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