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Personajes de la historia de Huachos: Dario Patiño Yance

Profesor en la escuela prevocacional de varones #556 de Huachos. Docente en el área de Carpintería. Gran acordeonista, guitarrista y cantante de música vernacular en sus tiempos libres.

 

Por: Ferrer Maizondo Saldaña


20-05-2022 | Llegó en la flor de su juventud a Huachos, la tierra de su padre. Nació en Ancco, pueblo cercano a Izcuchaca (provincia de Huancavelica), a orillas del río Mantaro. Dominaba muy bien el quechua, su lengua materna.

 

Profesor en la escuela prevocacional #556. Escuela de varones. Docente en el área de carpintería, vestido siempre con su overol azul. Las otras áreas eran mecánica con Francisco Díaz y agropecuaria con Vidal Suárez. Darío era todo un apasionado de la madera. Con su cinta metálica medía las longitudes de la creatividad. Colocaba las piezas de madera en la horizontalidad y verticalidad que se merecen.

 

Nosotros, niños de tercero, cuarto o quinto de primaria, mirábamos sorprendidos como el Maestro Darío con sus escuadras dibuja los ángulos y comprobaba los cantos de forma precisa, fácil y sencilla, mientras descubría talentos y cualidades. Cogía para los cortes simples el cincel. Nos deslumbraba con sus cortes precisos con el serrucho. Un trome utilizando los destornilladores y alicates. Sobre su oreja el lápiz que marcaba las líneas o puntos de corte.

 

Siempre con el martillo en la mano.  

 

El gringo, como lo llamaban algunas personas, además del martillo siempre tenía en la mano una varilla o rama pelada de rosa para castigar a los tardones, hijitos de papá, que en la mayoría de los casos eran los que vivían cerca a la escuela, porque los niños que venían caminando una o dos horas desde el campo llegaban temprano. De aquellas épocas, es Darío, su hijo, nuestro amigo.

 

En quinto de Primaria fue mi maestro de aula, cuando la escuela dejo de ser prevocacional. Generaba esperanzas y estímulos debido a su energía y entusiasmo. Con mucha ilusión gestionó y consiguió que los directivos de la mina Chavín, asentados en Echoccan y Cacrillo, donaran un mástil de metal para izar la bandera en el atrio de la escuela.

 

El pueblo y la gente de su generación lo recuerda por las noches de serenata, donde su voz y sentimiento se escuchaban, mientras rasgaba su guitarra, en todas las esquinas y al pie de los balcones. Noches de amor, ilusión, desamor, promesas y adioses. Con su voz elevada cantaba en quechua y castellano. Sus canciones eran huaynos y yaravíes, poemas musicalizados de fuerte influencia ayacuchana.

 

Su amor de siempre y de toda la vida es Alina Soldevilla. Bella, hermosa y amable huachina. Una gran dama. Vimos alguna vez que conservaban un retrato de su amada hecho a lápiz por él mismo. También era dibujante.  

 

En la familia lo apreciamos y tenemos la mejor consideración por Darío Patiño y toda su familia.

 

Publicado en Facebook por Ferrer Maizondo Saldaña / huachosperu@gmail.com

 

 

 

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