En SOCIEDAD |

Remembranzas de la navidad chinchana | VIDEO

PROVINCIA DE CHINCHA - DEPARTAMENTO DE ICA.

La Misa de Gallo, oficiada a medianoche del 24 al 25 de diciembre y el interminable desfile de Pallas (mujeres adolescentes) y Negritos (niños), con sus bailes y cánticos singulares, recorrían la ciudad visitando los nacimientos, como el de Doña Chepita.

El hombre hasta de condición más humilde; después de la Misa de Gallo, se sentaba a su mesa en compañía de sus familiares a tomar una taza de chocolate, ponche o champús. No faltando los tamales, mermeladas y el clásico panetón de Pascua.

 

Por: Dr. Lauro Muñoz Garay Q.e.p.d. 2021 (Facebook)

 

 

PUBLICADO EN EL 2019 | He querido remitirme a la celebraciòn de las Fiestas Navideñas, en nuestra Chincha de hace 50 años aproximadamente, para que nuestra juventud conozca como se llevaban a cabo las celebraciones de tan importante celebración religiosa, la más antigua de la humanidad; y asì rendir un humilde y personal homenaje al nacimiento de Jesus, hijo de Dios, hecho Hombre, y elevando mis oraciones pedirle que derrame sus bendiciones a todos los peruanos, especialmente a nuestros niños, sin distinción de ningún tipo; y que nos ayude a superar las distancias que hoy nos alejan.

 

“La Misa de Gallo, oficiada a medianoche del 24 al 25 de diciembre y el interminable desfile de Pallas (mujeres adolescentes) y Negritos (niños), con sus bailes y cánticos singulares, recorrían la ciudad visitando los nacimientos, como el de Doña Chepita, que llegó a ser famoso y otros más de igual profusión de animalitos, reyes magos, estrellas, cerros grises verdosos.

 

Entre los conjuntos o hatajos de pallas y negritos que caben destacar, tenemos los de San Régis, San José, El Carmen, Salas; Campoalegre; los de Chacaliaza en el pago de Dos Puentes; los de Ochoa en el Paso de Gómez; los de Huamán Félix en Ñoco; de Sotelo en la Mina de Oro, Chincha Baja y los Negros de Tambo de Mora, que eran ya adolescentes y grandes zapateadores.

 

Mientras tanto, los ingenuos niños sobre todo los de condición más modesta dormían esperanzados que al despertar encontrarían al lado de sus zapatitos bien lustrados los juguetes, que habían pedido en sus oraciones al Niño Jesús (el Niño Dios); los padres de toda las condiciones sociales y económicas; repletaban los bazares de los japoneses Munakata, Ishida; Nakamura, Yoshidume o los de los nacionales Vega, Palomino; Cahuana, Anchante y uno que otro comerciante ambulante en los mercados, para comprar de acuerdo a sus posibilidades los juguetes anhelados por sus hijos.

 

El hombre hasta de condición más humilde; después de la Misa de Gallo, se sentaba a su mesa en compañía de sus familiares a tomar una taza de chocolate, ponche o champús. No faltando los tamales, mermeladas y el clásico panetón de Pascua.

 

Era una fiesta de gran contenido familiar y espiritual, los únicos obsequiados eran los inocentes niños, que creían en el Niño Dios y en los Reyes Magos, entonces todavía no se había importado a Santa Claus ni se había materializado tanto con la millonaria propaganda comercial de estos días que ha desnaturalizado completamente esta fiesta tan cristiana como íntima.

 

Consisten en cuadrillas de niños o niñas (adolescentes), ataviados con gorros o vinchas según los casos de negritos o pallas de diversos colores, traje blanco y banda roja, celeste o verde, que recorren la ciudad durante la navidad visitando los nacimientos. Allí al compás de la música de un violín y un pequeño tambor, danzan y cantan villancicos a cambio de una propina, con letrillas tales como: Venid Pastorcitas, venid adorar, al Rey de los Cielos, que ha nacido ya. – Venid (bis).

 

Video de tiempos recientes capturado en Youtube.

 

Su preparación toma semanas de semanas, sus ensayos son motivos de reuniones de personas de toda edad, entre las que se cuentan los padres, hermanos y demás parientes de los integrantes de los “hatajos” o conjuntos de pallas o negritos, que domingo a domingo, atraen a estas personas, pasándose la tarde en una ramada, donde danzan los niños o niñas, mientras que los adultos, consumen viandas de platos fríos y toman sus licores y una gran cantidad de sandwichs y dulces para los demás niños. Poco a poco se van corrigiendo sus defectos y se van seleccionando los mejores, para formar el primer “hatajo” que va a servir para los concursos de los negritos entre los distritos, que la Nochebuena harán su entrada a la ciudad, para dirigirse al templo a adorar al Niño Jesús.

 

La presencia de los hatajos de los distintos pagos y distritos, concitaban la atracción de cientos de personas al templo, hasta que los sacerdotes optaron por levantar un escenario en el atrio de la iglesia. Para este efecto, se formó un nacimiento gigante, con juguetes igualmente grandes y animales vivos, como palomas, conejos, cabritos y ovejitas que para esta ocasión obsequiaban al niño los feligreses.

 

Desde las 9 de la noche y hasta las 2 de la mañana danzaban los hatajos en un franco concurso en torno al “Niño Dios”, para luego ir de visita en la misma madrugada del 25 o días siguientes a los demás nacimientos de la ciudad y así llegarían hasta el 6 de enero “Pascua de Reyes ”.(sic.).

 

De “ Monografìa de Chincha”, del Profesor don Luis Cánepa Pachas.

RELACIONADAS

SUSCRÍBASE AL BOLETÍN DE HUACHOS.COM

Recibe las últimas noticias del día

Su Nombre Completo
Correo Electrónico


TE PUEDE INTERESAR
Escribe tu comentario
Multimedia
HUANCAVELICA
ica
Entretenimiento
Rome Reports
Pandemia