Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho

En el Prefacio del documento “Buenas prácticas de apoyo a las víctimas del terrorismo en el marco de la justicia penal” de la ONU 2015, se lee:

“Todos los años, los actos de terrorismo matan, lesionan y causan daños a miles de víctimas inocentes de todas las razas, culturas y creencias religiosas en todo el mundo. Hasta ahora, las víctimas de la delincuencia, incluido el terrorismo, han sido con demasiada frecuencia los olvidados del sistema de justicia penal. Sin embargo, en los últimos años ha habido un mayor reconocimiento de los derechos y las funciones que esos actores importantes tienen en el marco de la justicia penal”.

Este año no se verán visitantes en el Vestíbulo de la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York como desde hace década y media, cuando por primera vez en 2006 la Asamblea General aprobó la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo, y posteriormente desde 2018, año en que se realizó la primera celebración del Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, el 21 de agosto.

En 2019 en el mundo ocurrió más de un atentado terrorista cada hora, en total más de 14000 actos terroristas al año; dejando en los 38 hechos diarios miles de víctimas, muertas, desaparecidas, sobrevivientes y las familias de las mismas, que muchas veces después de la atención inmediata sucedido el siniestro, las olvidan. Muy pocas veces se hablan de ellos.

Cerca de las tres cuartas partes de todas las muertes causadas en 2017 por el terrorismo se produjeron en cinco países:  dos en Asia (Afganistán e Irán), dos en África (Nigeria y Somalia) y uno en Oriente Próximo (Siria).

En los últimos tiempos el terrorismo es considerado “una de las cuestiones más complejas de nuestro tiempo y una grave amenaza para la paz y la seguridad internacionales.

Cinco son acciones que propuso el secretario general en esa oportunidad: Apoyarlas, aprender de ellas, escucharlas, respetarlas y enaltecer a las víctimas. El apoyo debe ser multidimensional, comprendiendo medidas físicas, psicológicas, sociales y financieras. Faltando una o varias de ellas se pone en peligro los elementos la “total y plena integración a la sociedad” de las víctimas.

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Esas son tareas a largo plazo de parte de los Estados y la comunidad internacional, pues aquí los paños de agua tibia no sanan a las víctimas y a sus familias, las cicatrices del terrorismo inclemente e in misericordioso.

El tema principal de la segunda edición del Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo el año pasado fue la resiliencia de las víctimas y sus familias, esto es “la capacidad para adaptarse levemente con resultados positivos frente a situaciones adversa”.

Aunados a las aterradoras condiciones y la difícil situación que enfrentan a diario, las víctimas del terrorismo se enfrentan a retos en la búsqueda por la justicia, como las “dificultades para acceder a la información antes, durante y después del proceso criminal, así como la falta de coordinación o mecanismos apropiados, con sensibilidad de género y de edad, para proporcionar apoyo médico, financiero o psicosocial a largo plazo”.

En la presentación de la serie de documentos “A diez años de verdad, justicia y reparación. Avances, retrocesos y desafíos de un proceso inconcluso”  de 2013 de la Defensoría del Pueblo de la República del Perú, se lee:

“Han pasado más de 30 años desde que el grupo terrorista Sendero Luminoso dio inicio al período más violento, cruel y doloroso de nuestra historia republicana; y 10 años desde que la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) expusiera al país una doble tragedia: por un lado, la del asesinato, la desaparición, la tortura de miles de personas y la destrucción de la propiedad pública y privada y, por otro, el de la indolencia y la indiferencia que imposibilitaron entender la magnitud de la tragedia. El terrorismo continúa, hoy, acechando a nuestra democracia, y tenemos que combatirlo con todas las herramientas que nos brinda nuestro Estado de Derecho.”

¿Para qué sirven los Días Internacionales?

La celebración de los Días Internacionales nos da la oportunidad de sensibilizar al público en general acerca de temas relacionados con cuestiones de interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud. Al mismo tiempo pretenden llamar la atención de los medios de comunicación para que señalen a la opinión publica que existen un problema sin resolver. El objetivo es doble: por un lado que los gobiernos tomen medidas, y por otro que los ciudadanos conozcan mejor la problemática y exijan a sus representantes que actúen.

@luforero4