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Ahora empieza la batalla jurídica por el tesoro pillado por España

Con el buque pueden quedarse pero el cargamento debe ser restituido a sus propietarios legítimos: El Perú.

La guerra por apoderarse de las riquezas del galeón San José sigue viva 300 años después de su hundimiento. El presidente colombiano Juan Manuel Santos pretende que su país se quede con todos los tesoros de la nave española que zarpó de Panamá el 4 de mayo de 1708, rumbo a Cádiz - el cargamento tuvo por origen el Perú -  y se fue a al fondo del mar un mes después, cerca de Cartagena de Indias.

El galeón San José llevaba 600 pasajeros a bordo y una cantidad ingente de joyas, esmeraldas, monedas y lingotes de oro. Para dar una idea de la importancia descubrimiento, en 1982 el Congreso colombiano estimó en unos 10.000 millones de dólares el valor de lo que transportaba.

«Hoy rendimos homenaje a los 600 navegantes que fallecieron al momento en el hundimiento de la legendaria embarcación española», dijo el presidente colombiano el sábado en la Base Naval de Cartagena, la capital del departamento de Bolívar, a orillas del Caribe, a la que pretendía arribar el San José.

Antes de poder vender cualquier pieza y exhibir los restos arqueológicos en un museo que se haría exclusivamente para los magníficos tesoros de la embarcación, Colombia tendrá que ganar varias batallas jurídicas. Una la lleva librando desde hace tres décadas con la compañía norteamericana SSA (Sea Search Armada), que en 1979 firmó un acuerdo con el gobierno colombiano para repartirse a partes iguales lo que encontraran. Tres años más tarde, sin embrago, el presidente de entonces, Belisario Betancurt, rebajó las pretensiones de la firma a solo el 5%.

Pero también reclama Perú, por ser la nación que produjo la mayor parte de la carga millonaria; Panamá, por ser el origen del viaje, España, como propietaria de la embarcación y país del que eran la mayoría de los que perecieron en el naufragio. Y algunos descendientes de las víctimas, que quieren hacer valer sus derechos.

El San José integraba una flota de varios galeones con incontables riquezas procedentes del Virreinato del Perú. Panamá fue la última escala antes de emprender la ruta hacia la península. Fueron atacados por piratas ingleses y el San José emprendió la huida hacia Cartagena, un enclave seguro en el Mar Caribe de la corona española. Cuando se encontraba cerca de su destino, naufragó y solo pudieron salvar la vida 11 tripulantes.

Desde entonces se tejieron todo tipo de leyendas por su preciosa carga, al estilo El Dorado. Decenas de personas y empresas especializadas se lanzaron a localizarlo. Fue la mencionada SSA la que concluyó que el galeón se encontraba en las Islas del Rosario, situadas frente a Cartagena, en la misma área en que el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, junto a un equipo especializado de la Armada de Colombia y científicos internacionales, dieron «con un yacimiento arqueológico que corresponde a la Nave Capitana Galeón San José». Contaron, además, con la colaboración del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidriográficas de la Dirección Marítima de la Armada y el respaldo del Ministerio de Cultura, impulsor de una ley que otorga a Colombia la propiedad de los naufragios que se encuentren en su territorio marítimo.

Aún han dado a conocer pocos elementos rescatados de la nave y el punto exacto en donde se encuentra lo mantienen en secreto. Pero no existe ninguna duda sobre la autenticidad del hallazgo por los cañones que ya analizaron y otros elementos de los que no han facilitado aún detalles.

El antecedente más cercano sobre lo que puede pasar con las riquezas del galeón podría ser el Nuestra Señora de las Mercedes. Pese a que lo halló la firma estadounidense Odyssey, que aspiraba a hacerse con buena parte de las 600.000 monedas de oro y plata que llevaba, y que fue encontrado en las costas de Portugal, un juez de Tampa (EEUU) se lo entregó a España.

La razón es que portaba el pabellón de guerra de nuestro país. Al igual que ocurre ahora, Perú exigía que le devolvieran las monedas por haber sido acuñadas en su Virreinato y los familiares de los ahogados, de distintas nacionalidades, también pretendían que les dieran una parte.

Se calcula que son 1.100 las naves que naufragaron en aguas colombianas entre los siglos XVI y XVIII y la mayoría continúan en el mar.

Desde el momento en que Juan Manuel Santos dio a conocer el descubrimiento, en Colombia se dispararon las especulaciones acerca del futuro de las riquezas del San José. El presidente aseguró que construirán un museo especial en Cartagena para exhibir los tesoros. Otros aducen que deberá venderse una parte para cubrir otras necesidades del país.

La cifra que se baraja subió el valor de los 10.000 iniciales a 17.000 millones de dólares, suficiente para cubrir la deuda externa del país. «Lo que rodea al galeón ha sido uno de los temas más fascinantes para escritores e historiadores y se han tejido miles de leyendas acerca de la carga que llevaba la nave española. Si es verdad que hay tanto oro, como se asegura, es bueno que sirva para fortalecer la cultura de la región», le dijo a un medio local Moisés Álvarez, Presidente del Museo Histórico de Cartagena.





 

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