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A manera de prólogo, de maestro para el maestro

Convencido que, si podemos cambiar el Perú, siguiendo los pasos de Cueto Fernandini, Salazar Bondy, Walter Peñaloza, entre otros, que si dejaron modelos de enseñanzas y aprendizajes para nuestra patria.

El que te escribe estas líneas es un maestro de escuela, que aprendió sus primeras letras sentado en un adobe, teniendo como pupitre una madera de eucalipto, así como tú y muchos otros, que conoce la realidad profunda y dolorosa de las escuelas rurales.
El que te escribe estas líneas es un maestro de escuela, que aprendió sus primeras letras sentado en un adobe, teniendo como pupitre una madera de eucalipto, así como tú y muchos otros, que conoce la realidad profunda y dolorosa de las escuelas rurales.

 



Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

 

El que te escribe estas líneas es un maestro de escuela, que aprendió sus primeras letras sentado en un adobe, teniendo como pupitre una madera de eucalipto, así como tú y muchos otros, que conoce la realidad profunda y dolorosa de las escuelas rurales; entonces, con ese orgullo de haber bebido las enseñanzas  de los pueblitos enclavados por las cumbres y valles interandinos, que quedan aquísito, me permito ofrecerte una modesta obra, que quizás cuyo título te sorprenda, pero esa es la verdad: “El milagro educativo mediante el poder de la observación”, que es “Teoría y práctica del maestro terapeuta”. Milagro que está en tus manos para cambiar los destinos del Perú.

 

Estamos en el Perú, aposento de una de las 7 maravillas del mundo, cuyas hechuras de los maestros milenarios quedan como mudos testigos, los saberes de los amautas y filósofos llenan los museos, como si no tuvieran importancia, ni valor. Sus pilares de aprendizaje como la trilogía: Ama sua, ama llulla, ama quella, quedan como una burla o recuerdo histórico, un adorno más, sin ser la columna vertebral de la educación peruana.

 

Un día llegaron los españoles, pastores de cerdos, muchos delincuentes y criminales, mataron a nuestra gente, a los amautas de este tiempo. 500 año de crimen, despojo, robo y humillación, y no obstante de asesinatos en masas, así el pueblo sigue vivo. Cuando veas las tumbas más allá de tus escuelas, comprenderás que allí están enterrados, como leñas, nuestros hermanos, no son las momias; son nuestros hermanos que murieron en masa, de hambre, de sed, ante la espantosa muerte que fueron sometidos por los asesinos llamados conquistadores, bajo la pseuda evangelización y extirpación de idolatrías.   

 

Nuestros hermanos fueron echados de tus tierras, sus yachayhuasis, quipus, y otros testimonios como sus cantos y costumbres, fueron dilapidados bárbaramente. Pero tampoco así no murió el Perú, ni América. Está de pie. Lo vemos en las calles, peleando como leones, condenados por protestar, criminalizados, acusados de miles de hechos, solamente por defender sus derechos a la vida, a la educación y a la salud.

 

Otro día llegaron las recetas y más recetas para que los maestros del Perú sean sometidos, torturados, colonizados mentalmente, a través de la educación embrutezcamos -mucho más- a las masas campesinas, sometiendo a la pasividad, obediencias, y ceguera, mediante la religión católica y posteriormente vía las sectas, vale decir mediante la Biblia.

 

 

 

Ahora, a los maestros nos han impuestos otros dogmas, llamados paradigmas educativos, metodologías fabricadas en laboratorios de las potencias para dominar el mundo, y vivir oprimiendo y explotando al cholo. ¿Acaso no nos damos cuenta?  

 

 

Nos hacen templar con las evaluaciones y exámenes. Nos botan a los 65, cuando ellos pueden trabajar hasta los 75 años, ganando 30 a 40 mil soles, cuando hay sectores privilegiados que mueren con su sueldo, sin recorte alguno, en tanto los maestros con 500 o 600 soles tiene que sobrevivir. Este es el Perú. Cuando el maestro reclama lo tratan como terruco, e inmediatamente son sacados bajo la campaña sucia del periodismo al servicio de la corrupción y rapiña. Los maestros hemos perdido nuestros derechos por culpa de un sector que se ha aburguesado con la plata de los maestros, formando un banco familiar o grupúsculo político.

 

Solo tú sabes maestro que el Perú es pluricultural, plurietnia, y plurigeografía, etc. donde la educación no es igual, pues cada zona tiene una realidad diferente, en que por último no hay librerías ni se venden sustancias elementales. A veces llegas a tus aulas, caminando días, muchas horas, para contactar con tus alumnos. ¿Qué paradigmas, ni rutas de aprendizaje foráneas, en esos casos? Pues fracasan por atentar contra la realidad.

 

Convencido que, si podemos cambiar el Perú, siguiendo los pasos de Bartolomé Herrera, José Antonio Encinas, Carlos Cueto Fernandini, Augusto Salazar Bondy, Walter Peñaloza, entre otros centenares de maestros, que dejaron modelos de enseñanzas y aprendizajes para nuestra patria, subsistentes de calidad, pero que fueron enviados al tacho por los gobernantes que asimilaron la educación foránea dañina para el Perú, por la dependencia económica y mental, copiando metodologías, enlatadas, diseñadas para robar más, formar delincuentes y asesinos en las escuelas, haciendo destrozos con el currículo escolar. 

 

 

 

La propuesta que se presenta no es original. Se trata del aprendizaje y experimentación de 50 años de ejercicio profesional.

 

 

En la Escuela Normal Superior Mixta de Chincha, en 1970, tuvimos la suerte de conocer las virtudes de la Reforma Educativa, es cuando nos enlazamos con maestros imbuidos de la verdadera Reforma Educativa, como Jorge Santiago Munayco, José Enrique Tornero Quispe, y Luis Cánepa Pachas, y varios que iluminaron nuestra mente, aparte de ilustres maestros venidos de Lima, como Walter Peñaloza.

 

Los 2 primeros capítulos de la propuesta corresponden a estrategias que están en vuestras manos, con la finalidad de cambiar la educación peruana, que está en la peor crisis de la historia y hacer una verdadera revolución. En tanto el tercer capítulo, se incluye, a nuestro juicio, el paradigma chileno, que tras 50 años dio su fruto, como se ve rubricada en la protesta unánime de los moradores del país del sur. 

 

Y, finalmente agradecer a todos los que nos enseñaron a ser gente e iluminaron nuestro saber, y a ustedes, por tener la paciencia de leer, nuestra modesta obra, que indudablemente puede ser mejorada y ampliada por vos a favor de la educación peruana, convirtiéndonos en una multitud pensante y hacedor. 
 
 

 
 

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