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Día de los Muertos: Cientos de familias acuden a los cementerios en todo el Perú

El Día de los Muertos es una celebración de origen mexicano, país que practica un culto a la muerte desde el año 1800 antes de Cristo.

 

Como cada 1 de noviembre se desarrollan una serie de tradiciones, tales como adornar con globos y flores los nichos, así como llevar comida, y en algunos casos acompañar de buena música ese reencuentro representativo con sus seres queridos.

Desde tempranas horas cientos de familias acuden a los principales cementerios del país para visitar y honrar a sus seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros, como parte de las celebraciones por el Día de los Muertos.

Este día está marcado por una serie de tradiciones, tales adornar con globos y flores el nicho de aquellos que ya partieron, así como llevarles bebidas y comidas preferidas, y en algunos casos acompañar de buena música ese reencuentro representativo con ellos.

 

Tantawawas, bizcochos con forma humana que representan las almas que ya partieron.


El comercio no puede estar ausente en esta clase de celebraciones. Así, en las inmediaciones de los cementerios más representativos del país, tal es el caso del Baquíjano y Carrillo, en el Callao; Nueva Esperanza, en Villa María del Triunfo; El Ángel, en el Agustino, entre otros, desde ya se observan a cientos de comerciantes que ofrecen objetos alusivos a la fecha, así como platos típicos.

También, lo que no puede faltar es la tradicional venta de las tantawawas, bizcochos con forma humana que representan las almas que ya partieron.


¿Por qué se celebra el Día de los Muertos?

 

 

El Día de los Muertos es una celebración de origen mexicano, país que practica un culto a la muerte desde el año 1800 antes de Cristo.

A la fecha, la festividad a los difuntos se ha extendido a algunos países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, y países de América del Sur como Perú y Brasil. La Unesco ha declarado el Día de los Muertos, que se celebra el 2 de noviembre, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Y es que los orígenes de este culto a los muertos son anteriores a la llegada de los españoles, y en la concepción de las comunidades indígenas, esta fiesta celebra el retorno transitorio a la tierra de los familiares y seres queridos fallecidos.

Según la tradición, para facilitar el retorno de las almas a la tierra, las familias esparcen pétalos de flores, colocan velas y ofrendas a lo largo del camino que va desde la casa al cementerio. Se preparan minuciosamente los manjares favoritos del difunto y se colocan alrededor del altar familiar y de la tumba, en medio de las flores y de objetos artesanales, como las famosas siluetas de papel.

Estos preparativos se realizan con particular esmero, pues existe la creencia de que un difunto puede traer la prosperidad (por ejemplo, una abundante cosecha de maíz) o la desdicha (enfermedad, accidentes, dificultades financieras, etc.) según le resulte o no satisfactorio el modo en que la familia haya cumplido con los ritos.

Los muertos se dividen en varias categorías en función de la causa del fallecimiento, edad, sexo y, en ciertos casos, profesión. Se atribuye un día específico de culto para cada categoría.

Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos están profundamente arraigadas en la vida cultural de los pueblos indígenas de México. Esta fusión entre ritos religiosos prehispánicos y fiestas católicas permite el acercamiento de dos universos, el de las creencias indígenas y el de una visión del mundo introducida por los europeos en el siglo XVI, destaca la Unesco.
 



 
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