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Dina Páucar y Anita Santibáñez, las chicheras chanca latas de la música vernacular

Ambas artistas masacran la identidad peruana interpretando música ardiente, sexual, de traiciones amorosas, ajuste de cuentas sentimentales y que incentiva el alto consumo de alcohol.

Anita Santibáñez, la “muñequita de Yauyos”, al comienzo fue una verdadera intérprete yauyina, de pura identidad, pero la mujer se fue por el camino comercial de la papesa Dina Paucar.
Anita Santibáñez, la “muñequita de Yauyos”, al comienzo fue una verdadera intérprete yauyina, de pura identidad, pero la mujer se fue por el camino comercial de la papesa Dina Paucar.

 



Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

 


PUBLICADO 13-05-2019 | Conocemos algo de folclor, por ser aficionado y estudiar sobre la identidad nacional. De tal modo, no somos bisoños. Hace poco escribimos sobre la pérdida de identidad nacional a causa de algunos artistas profesionales, sobre todo los de origen ayacuchano y de Huancayo.

Muchos se exasperaron, hasta nos denigraron. No somos partidarios de atacar a ninguna dama por su condición física e espiritual, menos por razones amparados por la Carta Magna.

Identidad se puede definir de diferentes maneras, por eso hay más 100 escritores que han expuesto sus opiniones sobre el tema. Para nosotros, Identidad en todo lo relacionado del hombre con su contexto.  Constituye el alma del pueblo, tradiciones, costumbres, festividades, gastronomía, folclor, literatura, sus bailes, vestidos, educación y el medio ambiente donde se desenvuelve, que influyen en el comportamiento de las personas, entre otros factores.

De modo, siendo el folclor parte de la identidad, que forma la conciencia nacional, siendo el motor de la vida de las personas, los folcloristas expresan esa biosíntesis, de la interacción día y noche, del mundo donde proceden o viven. La sociedad local le imprimió esa característica propia. El latido de su corazón está en función a su pueblo, cuya expresión es diferente a otros pueblos.

Así, mencionamos a algunos folcloristas que dejaron mensajes profundos del alma de cada pueblo, y quedó impregnado en el corazón y cerebro de todos los que aman la música andina: Picaflor de los Andes (Huancayo). Pastorita Huaracina (Ancash), Indio Mayta (Cajamarca), Raúl García Zárate (Ayacucho), Jilguero de Llata (Huánuco), Jaime Guardia (Apurímac), Condemayta de Acomayo (Cuzco), Mario Mendoza, la zona norte de Lima.

Con la disculpa del caso solamente estamos señalando a algunos eximios artistas que se dedicaron y entregaron su vida por el folclor andino. Calculamos que hay varias decenas de renombre mundial como Fausto Dolorier, Flor Pucarina, Jilguero de Huscarán, Florencio Coronado, etc.

Citamos algunos con vida: Amanda Portales, Yolanda de Carhuamayo, Flor de la Oroya, Haydee Raymundo, Chata Grados, Manuelchaprado, Los Chancas de Apurímac.

Por ejemplo, mencionamos en nuestro enfoque anterior a Dina Páucar, si bien ha sido muy exitosa, a nuestro parecer y muchos críticos defensores de la identidad nacional de la música folclórica como Edwin Montoya y el desaparecido Luis Pizarro Cerrrón (Radio El Sol) condenaron la música chicha, comercial.


 

 

 

Ella ha promovido -con mucha aceptación de la juventud- la música chicha, deformada, que atenta contra la identidad nacional. Los ayacuchanos llevan la bandera en este caso.

 

 

 

 

Dina Paucar.


Anita Santibáñez, la “muñequita de Yauyos”, al comienzo fue una verdadera intérprete yauyina, de pura identidad, que compartía el estilo de la provincia de Yauyos, con Doris Ferrer y Flor Pileña.
 

 

Anita Santibáñez.

 

Ella se apartó de su estilo original, evidentemente con afán comercial, para cantar la música Chicha, que no llega a ningún corazón de un verdadero yauyino. Los 33 distrito también tienen estilos distintos. Azángaro, posee un estilo propio, diferente a los de Huangáscar, que, dicho sea de paso, los hermanos Gutiérrez (José y Américo), iniciaron con el estilo de su tierra, pero parece que, en los últimos meses, también vienen cambiando, indudablemente buscando más popularidad y economía. Pues cultivando el estilo de su distrito se muere de hambre, como apuntan muchos artistas, que efectivamente se quedaron, porque la juventud va perdiendo su identidad, y prefiere la música ardiente, más sexual y movida, donde se consume bastante alcohol.

Los defensores de la identidad han expresado que, siguiendo por ese camino, el Perú perderá su destino muy pronto. Hay que premiar a los folcloristas que tienen conciencia nacional, lejos de la mistificación, modelada, alienada, al estilo foráneo como se señaló el filósofo Augusto Salazar Bondy, anticipando lo que iba a suceder, en su maravillosa obra la “cultura de la dominación”.

 

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