En OPINIÓN LIBRE |

Educación para sobrevivir

Los mandatos familiares y los currículos educativos se repiten inconscientemente para sobrevivir en este mundo moderno.

 


       Por: Vanesa Monserrat Junco 

Profesora - Psicopedagoga

 

Los mandatos familiares y los currículos educativos se repiten inconscientemente para sobrevivir.

 

¿Cuáles son?

 

Debes terminar los estudios para tener trabajo. Debes casarte antes de los 30. Debes tener hijos antes de los cuarenta. Debes retirarte a los 60. Y así la vida del sobrevivir. Y por favor, para no ser un “fracasado” tener la cuenta bancaria, la casa y el auto. El lugar dado a la mujer en su doble  opresión de trabajadora: en el hogar sin salario ni reconocimiento, sumado a la exigencia  exitista del trabajo por fuera de la casa. Todo un sistema de producción y consumo. El sueño americano respirado desde todos lados. La TV, la internet, los vínculos sociales, los jefes, en la iglesia, en la escuela, en el barrio, etc. En medio de todo ello sucede la vida de las personas. ¿Qué siente? ¿Qué le pasa? ¿Cómo quiere vivir? En la medida que educamos para sobrevivir no nos detenemos en preguntas ni planteos más profundos de la existencia. Da miedo. Sobrevivir es un movimiento desde el miedo. Consciente o inconsciente. Heredado de padres a hijo (as), de madres a hijo.as- Quiénes preguntan y perturban ese proceso automático de supervivencia son rechazados por peligrosos.

 

Ese movimiento nacido desde el miedo a no tener alimento o protección rige a la mayoría de las conductas y habilidades enseñadas en nuestras educaciones humanas en el último siglo.

 

Las guerras, ya sea de baja intensidad o las abiertas, han fortalecido esa memoria del  miedo y han dejado a las personas en  “la cultura del sobrevivir”. Las políticas de quienes gobiernan son el origen e inicio de estas maneras de educarnos porque desde esos gobiernos se  han determinado las “guerras” y las educaciones de las mayorías.
 

En este siglo, el miedo está trás una nebulosa de ataques imprevistos de enfermedades, apocalipsis, etc. Aunque también permanece el mayor de los miedos: no poder consumir. Estar por fuera del sistema. No tener un celular, no acceder a internet, etc. Y en las voces de los gurúes, no “ascender” o eso que decían las abuelas, “irse al cielo”. Como si la ascensión o la conquista del cielo fuera un mérito a tu buen comportamiento individual. El extremo del individualismo del sueño americano mezclado con falso espiritualismo.

 

En medio de esa trama, la educación sigue huérfana porque no camina de la mano de la política. Y más huérfana porque no se abraza con la conciencia. Educar ha sido un #repetir# de  la información y los clisés de moda. (Vale aclarar la definición de “Política”: “asunto de ciudades” “conjunto de actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo o referencia al gobierno : capacidad de distribuir y ejecutar.)

 

La educación sigue educando para sobrevivir en la mayoría de las poblaciones.

 

Los países que hemos experimentado la movilidad social de la mano de un movimiento #político# de masas, sabemos por experiencia que salir de la educación para sobrevivir es una decisión “consciente y política”.

 

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