Paisaje del fundo Chilcaní, distrito de San Juan de Yánac - Chincha, lugar donde sucede los hechos.

	Por: David Vilcapuma Gutiérrez  Licenciado en Educación Difusor de la literatura oral de la serranía chinchana

En el verano, las tardes en Chilcaní, eran frías y luminosas; él crepúsculo era más largo y por las noches una niebla densa de humedad viscosa, venía desde la montaña, cubriendo el cielo como un manto de oscuridad impenetrable.
 

Mamá Benjamina, caminaba entre recuerdos por el borroso camino de los pastizales, observando esos lugares mágicos donde quedaron las huellas de su niñez.

El viento soplaba con fuerza, que casi arrancaban los árboles del cerro, dónde los pájaros descansaban plácidamente entre las ramas, sin riesgo alguno.

Benjamina, seguía recorriendo el camino, hasta las más altas cumbres, donde el viento arremolinaba con fuerza y el frío penetraba en los huesos.

Desde esa cima Benjamina, contemplaba el horizonte y le imploraba a Dios, esa estampa de fuerza, de coraje, de ansias de vivir, que le hacía falta.

En seguida Benjamina, sentía una sensación de vitalidad, de energía y vivacidad, era un episodio impactante, en un momento crucial de la vida.

Horas más tarde retornaba a casa, con los ojos relucientes y la nariz enrojecida por el frío; llevando una atmósfera de alegría, que contagiaba a todos los comuneros de la localidad.

Chincha, octubre de 2023