En OPINIÓN LIBRE |

Un encuentro con el destino

Valentina, cuando tenía dieciséis años, era una mujer muy hermosa de caderas anchas, piernas de muslos sólidos, quebrada de cintura y nalgas redondas que reventaban la falda...

 

Por: David Vilcapuma Gutiérrez 

Licenciado en Educación


El informativo Huachos.con y este modesto servidor, rescatando las revelaciones auténticas de Dios y su nueva forma de hablarnos

 

Valentina, cuando tenía dieciséis años, era una mujer muy hermosa de caderas anchas, piernas de muslos sólidos, quebrada de cintura y nalgas redondas que reventaban la falda, los vestidos largos y anchos que a veces usaba no lograban disimular su cuerpo.

 

Ahora a sus cincuenta y cinco años de edad, después de haber pasado por muchas dificultades, algunas sensaciones raras venía sucediendo en ella, una noche cuando dormía profundamente, un sueño la había dejado impactada, caminaba desconcertada entre sus sueños por una calle amplia, cuyos bordes estaban llenos de escombros, donde transitaban también multitud de personas, entre ellas avanzaba Valentina triste y sollozando.

 

Se trasladaba con dirección al cementerio y de pronto delante de ella se encendía una luz radiante, Valentina se quedó paralizada, sorprendida y mirando fijamente entre la luz, se veía los pies de una persona que se acercaba lentamente, era grande y claro, impresionada levantó la cabeza y vio a un hombre alto vestido de blanco resplandeciente, estaba con los brazos abiertos, se parecía a alguien que había visto en algún lugar, pero no recordaba de quién, no alcanzó mirar su rostro, sin embargo sentía una sensación de cercanía, y que era alguien muy especial y hermoso,  en eso escuchó una vos suave que le decía.


- ¿A dónde te diriges?  Valentina, sorprendida no pudo responder, se quedó otra vez paralizada, mientras se restablecía, aparecía un presentimiento en su interior, que se trataba del señor Jesús, en ese momento una sensación de alegría invadía su corazón y de pronto se despertó asustada y confundida.


Valentina, nunca había experimentado una emoción parecida, esta ocurrencia fue una manifestación real que sobrevino entre sus sueños, siendo la confirmación para que aceptara a Cristo como su único y suficiente Señor y Salvador.


Chincha, junio de 2022

 

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