Entre enero y julio del presente año, Perú importó 19.468.220 kilos de papas prefritas por un valor CIF de US$ 16.175.654. Esto revela un moderado incremento desde los 17.414.026 kilos importados en igual periodo de 2018 por un valor entonces de US$ 14.431.781.
Según reporta el portal Agrodata Perú, si bien Países Bajos se mantiene como el principal proveedor de este producto para nuestro país en los primeros siete meses de 2019 con colocaciones por US$ 11.165.005, una importante novedad es que se empiezan a registran importaciones desde un nuevo mercado. Se trata de Francia, que despachó hacia nuestro país en dicho periodo por US$ 1.282.775.
Otros proveedores de relevancia fueron Estados Unidos con US$ 1.279.416, Bélgica con US$ 1.065.267, Argentina con US$ 701.594 y Canadá con US$ 681.596.
En tanto, entre las mayores empresas importadoras del rubro se mantienen Alicorp SAA con adquisiciones por US$ 7.064.212 (44% del total de importaciones), Axionlog Perú SAC con US$ 2.605.719, Delosi SA con US$ 2.186.194, Abastecedora Alimenticia SAC con US$ 859.585, Soraya SAC con US$ 675.073, EP de Franquicias SAC con US$ 592.155, Bembos SAC con US$ 546.471, Makro Supermayorista SA con US$ 506.095, entre otros.
Parmentier populariza la papa en Europa
Antoine Augustin de Parmentier, fue un farmacéutico militar y agrónomo francés, que vivió entre los años 1737 y 1813. Y para el que se pregunte qué importancia tiene para el mundo de la gastronomía, podemos decir que fue el mayor propagandista de la patata.
En aquella época, se creía que la patata, era indigesta y perjudicial para la salud, se le acusaba de causar la lepra y las escrófulas. Por este motivo, solo se utilizaba para dar de comer a los animales y a los indigentes. En algún que otro sitio, donde vivía gente más "valiente" se reducía a harina, se mezclaba con trigo y se utilizaba para hacer pan.
Cuando Parmentier fue hecho prisionero de guerra en Wesfalia, durante la guerra de los Siete Años, descubrió el valor nutritivo del tubérculo en cuestión, se dio cuenta que era un producto muy apreciado por la población local.
Unos años más tarde en 1772, cuando la academia de Besançon, instituyó un importante premio, para el que descubriese algún vegetal que fuese capaz de completar la alimentación humana en caso de escasez, Parmentier ganó el premio, con un trabajo en el que ensalzando las cualidades nutricionales de la patata.
Pero no fue hasta 1785, después de un año de hambrunas, que se le concedieron unos terrenos para que las cultivara y experimentará con ellas. Aunque solo comenzó a tener éxito en su tarea de darla a conocer, cuando Luis XVI empezó a pasearse con una flor de patata en la solapa.
Para darle popularidad, y conseguir que el pueblo llano la tuviera en consideración, los jardines donde se cultivaban patatas eran custodiados solamente de día por guardianes, dejándolos sin vigilancia durante la noche y dando pie de esta forma a que entrasen a robar el "preciado tesoro", convirtiéndose así en una de las mejores campañas publicitarias de la historia. También se imprimieron folletos de forma masiva, donde se explicaba cómo se cultivaba y su forma de empleo.
Antoine Augustin Parmentier, fue nombrado inspector de Salud Pública, creó la escuela de Pastelería de Paris, escribió numerosos trabajos sobre el maíz, opio, castañas, vinos, jarabes, conservas, como extraer azúcar de la remolacha e higiene alimentaria. También fue el que recomendó que los molinos fuesen considerados como un «instrumento de guerra» y pasasen a ser propiedad de la nación.
Durante mucho tiempo a la patata se le llamó "parmentiere", y con ese nombre se sigue denominando a diversas elaboraciones culinarias a base de patata, como son la sopa, en tortilla, con huevos revueltos, como guarnición y cuando un picadillo está colocado entre dos capas de puré (o recubierto con una sola capa) y después es gratinado.
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