En los días del cónclave que eligió al nuevo papa circularon algunos informes que acusaban a Robert Prevost de haber encubierto abusos sexuales durante su tiempo en Perú.
Observadores creen que se trató de maniobras del Sodalicio, una influyente organización católica disuelta justamente por casos de abusos. La autora de un libro con denuncias contra el Sodalicio dice que el entonces obispo Prevost apoyó su trabajo.
Una víctima de abusos, por otro lado, habla sobre la falta de apoyo por parte de la Iglesia en Argentina en la época del difunto papa Francisco, y formula claras expectativas hacia el nuevo papa. /ir
Mientras Perú vive con regocijo la elección del antiguo obispo de Chiclayo como sucesor de Francisco, sus peores enemigos internos se lamen las heridas. De nada han servido las distintas campañas de desprestigio lanzadas contra el Padrecito Roberto desde el Sodalicio de Vida Cristiana, la organización religiosa, más parecida a una secta ultra, que fue disuelta en enero por la Santa Sede tras décadas de denuncias por abusos sexuales y psicológicos.
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