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Historia del genio Bruno Castillón Lévano inventor de “respiradores mecánicos” salva vidas (II)

Nació en el humilde pueblo de San Florián, perteneciente al distrito de Chavín, provincia de Chincha-Ica. Estudio primaria en el Colegio Pardo y el secundario en el Colegio Industrial.

Su rendimiento escolar se sabe no era tan apreciable, pues desde chico demostró tener su propio modelo educativo, tal vez porque vivía en Pueblo Nuevo solamente con su hermano mayor, de donde iba a la escuela tras preparar sus alimentos. Y saliendo del Colegio tenía que hacer lo mismo, pero para el maestro observador Bruno ya se perfilaba como investigador, buscando siempre el camino más corto para resolver problemas, a su modo, a su forma de pensar.
Su rendimiento escolar se sabe no era tan apreciable, pues desde chico demostró tener su propio modelo educativo, tal vez porque vivía en Pueblo Nuevo solamente con su hermano mayor, de donde iba a la escuela tras preparar sus alimentos. Y saliendo del Colegio tenía que hacer lo mismo, pero para el maestro observador Bruno ya se perfilaba como investigador, buscando siempre el camino más corto para resolver problemas, a su modo, a su forma de pensar.

 



  Por: Eucadio Gutiérrez Solano   

Mag. Químico-farmacéutico y periodista


El científico peruano Bruno Castillón Lévano, tiene 4 hermanos: un varón y 3 mujeres. Nació en el humilde pueblo de San Florián, perteneciente al distrito de Chavín, provincia de Chincha-Ica.

 

El centro minero Huapunga o Cerro Lindo se halla en la jurisdicción del anexo de San Florián, a unos kilómetros del valle milenario de Pámuc; pero, lo más extraño del caso es que hasta la fecha Milpo ni menos NEXA, se ha acordado de los aportes científicos de Bruno Castillón; no obstante, de llevarse millones dólares de ganancia y engordar a los malos dirigentes, convirtiéndolos en autómatas.

 

 

En la hora presente, donde el virus está matando a personas en forma alarmante, es de extrema importancia contar con un “Respirador mecánico volumétrico”, inventado por Castillón Lévano.

 

 

Sigamos hablando un poco más de la historia del chinchano ilustre que ganó, en diciembre del año 2020, el premio nacional de inventos por su capacidad investigativa, lauro que suma a otros ganados. Bruno Castillón Lévano un intelectual modesto como tantos científicos, no obstante, a los peldaños avanzados nunca hace alarde de su capacidad, de ser -además- conferencista internacional, conserva un perfil ligado al pueblo, con identidad propia, que participa y convive con su gente. Sabe estar en lo alto, debatiendo con cráneos especialistas en el campo de la medicina, pero también participando con el pueblo, saboreando su papita y comiendo su patasca. Ese personaje tan noble es Bruno.  

 

Fue inquieto desde su infancia. Rompió paradigmas y mitos. Tal vez influyeron en este trajín sus abuelos Juvenal Lévano, y Guzmina Páucar, ganaderos por antonomasia, que conocían reglas y parámetros de la vida, la pulcritud, honradez, siendo esencialmente trabajadores. Bruno guarda la historia de Chavín, adquirido por parte de sus abuelos y padres. Su padre, Claudio Castillón Quispe, 2 veces alcalde de Chavín, y su madre María Lévano, profesora, influyeron para que el inventor llegue a la cumbre del saber científico, descubriendo aparatos para salvar vidas.

 

Estudió primaria en el Colegio Pardo de Chincha. Su rendimiento escolar se sabe no era tan apreciable, pues desde chico demostró tener su propio modelo educativo, tal vez porque vivía en Pueblo Nuevo solamente con su hermano mayor, de donde iba a la escuela tras preparar sus alimentos. Y saliendo del Colegio tenía que hacer lo mismo. Para el maestro observador Bruno ya se perfilaba como investigador, buscando siempre el camino más corto para resolver problemas, a su modo, a su forma de pensar.

 

 

Nos cuenta que un día su padre lo llevó a la chacra, en Pauna, a preparar el terreno para la siembra. Les tocó hacer rayas para los surcos de regadío. Don Claudio le dijo hoy es sábado y mañana domingo. Haz las rayas. Terminaras por la tarde del domingo. El sábado, después de completar su tarea, Bruno fue en busca del juego. Entonces el padre molesto, le increpó por qué había dejado su trabajo. El chico le responde ya terminé, una y otra vez. Fueron a ver el trabajo. En verdad la tarea estaba terminada para sorpresa del padre. Es que Bruno había descubierto un método para avanzar más rápido y así terminó pronto su labor. Por esa época, el niño Bruno Castillón añoraba tener una bicicleta. Para adquirir no tenía recursos. De tanta exigencia, su madre le dijo, hay tienes un chivito, hazlo crecer, lo vendes y compra el móvil. Bruno, contento esperó un tiempo el crecimiento del animal, y juntó plata trabajando los sábados y domingos cortando pacaes e higos. Como no contaba con dinero suficiente logró adquirir una bici, totalmente oxidada, que él dijo que había comprado una bicicleta de color marrón, para pasar piola y evitar comentarios.

 

La secundaria estudió Electrónica en el Colegio Industrial. Un día llegó tarde al colegio, y el regente Buzo lo expulsó hasta que vaya con su padre. Pasaron días, y se le ocurrió -caminando por el mercado-pedir favor a un señor XY parecido su papá, contándole su tragedia. El señor XY le acompañó y se presentó ante Buzo, que le dio un tremendo sermón, al supuesto papá. Bruno pasó a clases, y hasta ahora no sabe quién era el señor que le ayudó, y recibió el rezondrón del Buzo, personal encargado de la disciplina.  Mañana seguimos: Bruno, para seguir su destino, vendió el libo de su vida Baldor y veremos su invento para COVI-19.   

 

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