En OPINIÓN LIBRE |

Irán y Arabia Saudita, la violencia religiosa entre islamistas

Es la nueva “guerra santa” en pleno siglo XXI.

Nime al Nimr, murió decapitado y era considerado un hombre santo chiita por Irán.
 

Por: Oswaldo Carpio Villegas - Profesor en Marketing Político

Arabia Saudita acaba de romper relaciones con Irán luego de la muerte por decapitación del sacerdote y líder religioso chiita Nime al Nimr junto a 46 reos, siguiendo el mandato del Corán, las enseñanzas del profeta y la sharía. En diversos países con fuerte presencia de musulmanes y en Irán, como respuesta, se realizaron movilizaciones en las que se atacó  el edificio de la embajada saudita. La escalada ha sido la ruptura de relaciones diplomática de Arabia Saudita con Irán.

Nime al Nimr considerado un hombre santo chiita por Irán, encabezó las protestas en Arabia Saudita durante la “Primavera Árabe”. Detenido el año 2012 y juzgado por tribunales controlados totalmente por la monarquía absolutista saudí – el mayor absolutismo del mundo- fue condenado a muerte y ejecutado el 2 de enero.  siguiendo las normas punitivas establecidas en el Corán y en los dichos del Mahoma, normas del siglo VII, aplicadas con cruel dogmatismo. Se buscó dar una  señal radical de confrontación y muerte.

La consecuencia de la muerte de Nime Al Nimr ha sido, subrayo, el escalamiento del conflicto entre Irán (chiita) y Arabia Saudita (sunita). Muchos analistas afirman que vivimos la Cuarta Guerra Mundial  -el Papa Francisco y otros líderes sostienen que vivimos la Tercera Guerra Mundial- mientras otros afirman que la Tercera Guerra Mundial se vivió durante la Guerra Fría, en donde se enfrentaron Estados Unidos y Rusia indirectamente pues los que ingresaron a la guerra fueron los países bajo su influencia. El enfrentamiento directo entre las dos potencias  fue evitado conscientemente a fin de evitar una conflagración que ponía en peligro la sobrevivencia de la vida humana por las armas nucleares con los que ambos contaban.

Sunitas y chiitas tienen concepciones distintas del Islam, aún cuando ambos comparten la mayor parte del Corán, las enseñanzas de Mahoma y aplican la Sharía (ley religiosa para la justicia, la educación, salud y toda la vida diaria). Estos gobiernos teocráticos cuentan, incluso, con una  policía religiosa dedicada a perseguir e imponer sus preceptos como en la época de la Inquisición durante la Iglesia Católica.

El enfrentamiento religioso entre sunitas y chiitas, se manifiesta en que ambos se acusan de infieles, apóstatas, herejes, etc., en una suerte de “guerra santa” entre ellos y con los demás religiones, pueblos, naciones y países.

Arabia Saudita -sunita- es una monarquía absolutista en donde se encuentran los lugares Santos como La Meca y La Medina que recibe anualmente millones de peregrinos de todo el mundo. Se encuentra enfrentado a organizaciones terroristas sunitas que ponen en peligro su poder. Esta monarquía posee las mayores reservas de petróleo del mundo después de Venezuela. Arabia Saudita se encuentra entre los 20 países de mayor ingreso del mundo.  

De otro lado, en Irán, sunita,  gobierna un Ayatola chiita con un líder político que se elige en elecciones libres pero cuyo poder se encuentra subordinado al del Ayatola que concentra el poder religioso y tiene la última palabra y orienta al gobierno en nombre de Alá (Dios). Los últimos presidentes de Irán han sido Mahmud Ahmadineyad y Hasán Rouhani con el que se negocia el no uso de la energía nuclear con files bélicos.

En Arabia Saudita la monarquía despótica sunita, el mayor despotismo del mundo, concentra todo el poder: político, religioso, militar, judicial, electoral, etc.

La violencia sectaria entre musulmanes chiitas (Irán) y sunitas (Arabia Saudita) se acrecienta y amplía la violencia hacia otros países con presencia musulmana como Pakistán, la India, Bahréin, Siria, Yemen, Irak, Afganistán, Líbano, Paquistán, Egipto, Kuwait, Catar, Turquía y oros países de África y Asia. En Rusia la religión musulmana tiene el segundo número de fieles entre todas las religiones existentes. Luego de la disolución de la URSS se expandieron en Chechenia los extremistas sunitas provenientes de países extranjeros radicalizados. Hubo un guerra entre chechenos y el gobiernos central ruso. En China, hay una minoría nacional, los  Uigur de religión musulmana que se ha radicalizado ejecutando ataques terroristas con bombas, coches-bomba y acuchillamiento de niños.

Los musulmanes son alrededor de 1300 millones en el mundo. El ochenta por ciento de los musulmanes son sunitas, divididos en diferentes sectas. Alrededor del diez por ciento son chiitas, divididos, igualmente, en sectas vinculadas al poder político.

La confrontación entre las actuales dinastías despóticas-teocráticas musulmanas y los gobiernos autoritarios se intensifica y acrecienta. En la confrontación hay intereses económicos, políticos y geo-estratégicos en los que el petróleo es un componente fundamental.

La escisión y conflicto entre musulmanes se origina el año 632 -siglo VII- con la muerte del profeta Mahoma pues no deja un claro sucesor y, como consecuencia, se inicia el cisma entre los que proclaman la posibilidad de elegir a sus líderes religiosos e interpretar autónomamente el Corán (sunitas) y los que chiitas que consideran que Mahoma había dejado a Alí, su yerno, como heredero. Los sunitas proponen una relación directa con Alá (Dios) y consideran correcta la ausencia de una curia religiosa centralizada y de íconos que fundamenten el Corán. Por ello, extremistas como los del Estado Islámico, Talibanes, Al Qaeda, Boko Harán, entre otros, proponen la creación de un Califato Islámico Mundial que concentre el poder político, militar y religioso. Ellos realizan su propia interpretación del Corán y las enseñanzas de Mahoma. No necesitan un Ayatola.

Desde el año 632,  sunitas y chiitas se encuentran  enfrentados religiosamente y han pasado por largos períodos de paz y de guerra. El actual es un largo período de guerra originado por la revolución de los ayatolas en Irán, a Primavera Árabe y las consecuencias de la invasión norteamericana a Irak que destruyó un precario equilibrio de poder entre sectas religiosas y tribus. No existe libertad y democracia, tampoco instituciones y mucho menos una cultura democrática.  

Los gobiernos teocráticos chiitas se sienten amenazados por la pretensión de Irán de construir armas atómicas con uranio enriquecido. El origen de la negociación de Estados Unidos con Irán es un cambio de estrategia que impida que el Estado iraní continúe su política de enriquecimiento de uranio que le permitirían construir misiles nucleares. Sería sumamente riesgoso para el mundo que un régimen teocrático, dogmático y sectario cuente con armas atómicas en una región altamente conflictiva.

Además del factor religioso hay asuntos de orden político, geo-político, económico, étnico, histórico, etc., en las estrategias para mantenerse en el poder de las teocracias y gobiernos autoritarios musulmanes.

La radical discrepancia religiosa esconde una forma real de dominación y opresión a millones de personas, especialmente mujeres que carecen en los espacios radicalizados del poder de cero derechos humanos, sociales y políticos.

Hoy la confrontación en el Medo Oriente tiene consecuencias en todo el mundo: Asia, África, Europa y América del Norte en donde hay presencia musulmana sunita y chiita y de otras sectas. Millones de personas huyen en búsqueda de paz y libertad. Pero no poseen una cultura democrática ni respetan a las mujeres ni a las otras religiones. Mucho menos a las minorías sexuales.

Los extremistas sunitas han extendido su guerra a todo el mundo. Pero hay algo que une a los sectarios chiitas y sunitas islamistas: su odio a Israel y su intención de desaparecerlo de la Tierra.  

Mientras tanto, los dogmáticos y extremistas sunitas atacan en Irak, Siria y otros países de mayoría chiita con coches bombas;  kamikazes u hombres-bomba que hacen explotar en las mezquitas y mercados  chiitas en horas de mayor presencia de fieles y público, y la guerra internacional abarca todos los continentes en el Perú damos pasos hacia atrás.

Es sumamente preocupante la ausencia de reforma y modernización entre los musulmanes que buscan echar raíces en el Perú. Jóvenes de Abancay han sido captados y adoctrinados por los musulmanes chiitas de Irán. Los jóvenes y los no tan jóvenes empiezan a construir un discurso pre-moderno  en el que unen a su particular visión regionalista y semi-marxista, el mesianismo dogmático y sectario musulmán en su chiita. Podría tratarse del inicio de una nueva división y enfrentamiento más en nuestro país ya dividido.  ¿Por qué ha sido posible la presencia de musulmanes chiitas en el Perú y de jóvenes peruanos adoctrinados en Irán? Por la fuerte raigambre del pensamiento pre-moderno con sus expresiones el dogmatismo, el escolasticismo, la búsqueda de verdades irrebatibles, el mesianismo y el milenarismo.

Tenemos que hacer todo lo posible porque este nuevo sectarismo dogmático no avance y se convierta en un nuevo factor de violencia en el Perú pese a que todos los sectarios proclaman un reino de paz duradero, eso sí, luego de la eliminación de los infieles en la “guerra santa”.
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