En OPINIÓN LIBRE |

La adoración

Al siguiente día, una diáfana mujer desconocida, emergió de aquella mansión, rumbo al parque de los cerezos que extrañamente había florecido.

 


Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo
https://orcid.org/0000-0002-8478-6738
 

 

Ese viernes, al despertar bruscamente huyendo de una pesadilla, con paciencia y resignación cotidiana, prosiguió el ritual pagano de sus ancestros y olvidó purificar su casto cuerpo, con ablución de olorosas hierbas.

 

Al estilo anglosajón, una vez más, se prosternó ante su profanada divinidad y se despidió temeroso y un palpitante corazón.

 

Al retornar, la deidad había desaparecido, y tropezó con una extraña mujer preparando café silvestre. Disfrutaron el aroma como dos inmortales enamorados. Luego del excéntrico baile, al compás de los aullidos de lobos, se acostaron en silencio y tuvieron el mismo sueño. Sin explicación dialéctica, de rodillas ante un cenáculo mudo mirando a la luna, confesaron sus secretos más íntimos.

 

Al siguiente día, una diáfana mujer desconocida, emergió de aquella mansión, rumbo al parque de los cerezos que extrañamente había florecido, mientras un inmaculado dios, permanecía con fe inquebrantable en el retrato anillado de la sala a cielo abierto, aguardando su cotidiano tributo.

 

@davidauris
RELACIONADAS

SUSCRÍBASE AL BOLETÍN DE HUACHOS.COM

Recibe las últimas noticias del día

Su Nombre Completo
Correo Electrónico


TE PUEDE INTERESAR
Escribe tu comentario