En OPINIÓN LIBRE |

Literatura oral en San Juan de Yánac, Chincha

Gran parte de la cultura andina de hoy mantiene el carácter oral y comunal que siempre tuvo en tiempos pasados y sigue desarrollándose al margen de los circuitos modernos de difusión.

Esta vez propongo "La leyenda de Huaqaq Rumi" o "La piedra que llora".
Esta vez propongo "La leyenda de Huaqaq Rumi" o "La piedra que llora".

 

Por: David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación


Gran parte de la cultura andina de hoy mantiene el carácter oral y comunal que siempre tuvo en tiempos pasados y sigue desarrollándose al margen de los circuitos normales que la literatura tradicional y otras expresiones rurales utilizan para difundirse.

 

Estas expresiones se hallan ligadas a la vida cotidiana del pueblo y las comunidades que se hace presente en todas aquellas ocasiones en las que el individuo, expresa su sentimiento o experiencia mediante las celebraciones  de las fiestas costumbristas y las actividades colectivas de trabajo entre otros.

 

La literatura oral del distrito San Juan de Yánac, no es ajena a esta realidad donde día a día encarnamos nuestra creatividad a través de la imaginación o recolección de testimonios que florecen, manteniendo vigente y orgulloso a la tradición de nuestro pueblo.  

 

Gracias a Dios por la oportunidad de seguir produciendo y difundiendo nuestro pequeño aporte literario, como las que aquí presentamos.

 

 

"La leyenda de Huaqaq Rumi"


(Piedra que llora)

 

Cuentan que hace muchos años, una hermosa pastorcita pasteaba su ganado por los cerro de la hacienda de Huanca, lomas que estaban cubiertas de neblinas cargadas de humedad, donde casi a oscuras la pastorcita había sido encantada por las piedras que abundaban al pie de la estancia.


Los lugareños que se trasladaban con sus ganados por esos parajes, decían que entre las piedras siempre se escuchaba llantos, este rumor se había extendido rápidamente entre los comuneros, que desde entonces el fundo se quedó con el nombre de Huaqaq Rumí.


Los comuneros alarmados, rezaban con fervor en sus estancias, para calmar el misterio inquietante, creyendo que así podía purificar las almas inquietas que lloraban en medio de las piedras que había en dicho lugar.

 

Los ganaderos muy temerosos permanecían en ese lugar, manteniéndose siempre en grupos y apenas terminaban  los pastizales, todos en fila se trasladaban hacia otros lugares de la costa.
 

Chincha, marzo de 2021

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