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Personajes inolvidables del pueblo: Recordando a don Plácido Auris Manrique

DISTRITO SAN JUAN DE YANAC - CHINCHA

Tras trece años de su muerte, Huachos.com y este vuestro humilde servidor rendimos homenaje a un gran hombre yanino y a un buen padre de familia (Q.E.P.D.).

Don Plácido en su paso por esta tierra, con sus defectos y virtudes nos dejó una lección inmensa de humildad, que a muchos nos falta.
Don Plácido en su paso por esta tierra, con sus defectos y virtudes nos dejó una lección inmensa de humildad, que a muchos nos falta.
 

David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación

 


Al conmemorar los trece años de fallecimiento de un gran hombre yanino y padre de familia, el informativo Huachos.com y este modesto colaborador se complace en rendir un merecido homenaje.  Gracias a la excelente idea y participación de toda la familia.

Placido Auris Manrique, nació un 29 de noviembre de 1939, en el caserío de Huañupiza, distrito de Chavín para entonces, provincia de Chincha Alta, departamento de Ica. Sus padres fueron: Don. Sabino Auris Flores y doña Magdalena Manrique Lliuya, natural del caserío de Huañupiza, estancia de Acolla. Entre sus hermanos Placido fue el mayor le sigue Marcelino y Agripina Auris Manrique.

Su niñez lo pasó en su pueblo de origen, hizo sus estudios primarios en la provincia de Chincha. Le gustaba el futbol, asistía a su pueblo los domingos a jugar por el equipo de su querida Acolla.

A la edad de 25 años conoce a doña Jacinta Ramos Quispe, de quien se enamoró tiernamente, contrayendo matrimonio por lo civil en el distrito de Pueblo Nuevo, provincia de Chincha, en el año 1964 aproximadamente.

Posteriormente se dedicó al trabajo en la agricultura y la crianza de sus animales, rodeado de su familia y siempre preocupado por las necesidades de su pueblo.

En 1966 nació su primera hija de nombre: Ofelia, luego Nancy en (1969) y Rudivel Auris Ramos en (1979). También tuvo a Eduardo, Noé Blas, y Abel Auris Gutiérrez, de un segundo compromiso.

Fue un hombre humilde, honrado, muy trabajador, valiente y luchador, descubrió la disciplina y la perseverancia para inculcar a sus herederos, y como padre fue bueno, estricto en la crianza de sus hijas e hijos a quienes las quería, llevándolas por el buen camino y haciéndolas mujeres y hombres de bien.

En 1973, fue nombrado teniente gobernador de su pueblo del caserío de San Luis de Huañupiza. En merito a su gestión que propiciara, también fue nombrado Juez de paz, cumpliendo su labor con esmero y dedicación.

En 1975, su fe inquietante hace que asista a la Iglesia Evangélica Pentecostal del Perú, perteneciendo a esta Iglesia durante varios años.

Vivió intensamente los últimos años de su vida, cumpliendo uno de sus anhelos el de conocer diferentes lugares del País, logrando viajar a varias partes de la Selva. Fue un hombre claro y contundente sin ningún interés personal.

En su paso por esta tierra, con sus defectos y virtudes nos dejó una lección inmensa de humildad, que a muchos nos falta.

A la edad de 62 años y 2 meses le llegó la muerte, donde una enfermedad aguda se lo llevó para no retornar nunca más.
 
La pérdida de un padre es sumamente dolorosa

Tu corazón aún vive en el mío papá. Dice su hija Ofelia, conmovida de dolor. Ya no estás en este mundo papito lindo, pero sé que estás en un bello jardín que se parece mucho a nuestra Acolla, aunque mis ojos se pierdan buscándote entre las estrellas y el espacio, confío que algún día pueda volver a verte padre mío.


Siempre te recordaremos con cariño querido papá, a pesar que nuestros ojos se llenen de lágrimas, en nuestras noches tristes y silenciosas.

Hace trece años la muerte ha tendido su sombra sobre nuestra modesta morada, apagando tu voz firme, deteniendo tu corazón noble, la razón se esfumaba en silencio y nos dejaste triste papá”.

Placido falleció humilde y pobre como tantos hombres honestos, con honor y dignidad. Adiós hermano pachín como cariñosamente te decían en tu pueblo.

Descansa en paz junto a tu madrecita Magdalena, tus hermanos Marcelino, Cirilo y entre los grandes personajes como Gerardo Felipe Vilcapuma Saravia (Q.E.P.D), que estoy seguro ya han danzando con las melodías de su arpa, como solías hacerlo en las fiestas patronales de nuestro pueblo.

Chincha, mayo del 2018
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