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Semblanzas de Artemio Gonzales Yalle

Un hombre, entregado a instruir a la población del anexo de San Luis de Huañupiza, distrito de San Juan de Yánac.

Foto fondo: Este es el bello anexo de San Luis de Huañupiza, hacia el fondo entre los cerros se encuentra Condorpaccha. Imagen der: En esta toma Artemio Gonzales (sentado izq.) y su familia en compañía del autor yanino.
Foto fondo: Este es el bello anexo de San Luis de Huañupiza, hacia el fondo entre los cerros se encuentra Condorpaccha. Imagen der: En esta toma Artemio Gonzales (sentado izq.) y su familia en compañía del autor yanino.
 

David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación  

 


No estudió para maestro, pero por intuición comprendió que podía cumplir esta misión educativa, sin verlo con fines lucrativos.

El nació un 12 de Octubre de 1924, en el distrito de Huangascar, provincia de Yauyos, región Lima. Sus padres fueron: Don Asención Gonzales Toribio y Doña Tomasa Yalle Huamán, natural del distrito de San Pedro de Huacarpana.

Sus hermanos fueron: Eustaquia, Luzmila, Edmundo, Filadio, Mauro, Teresa, Felicita, Nolasco y Víctor Gonzales Yalle. Su niñez lo pasó en su pueblo de origen, hizo sus estudios, en la provincia de Chincha.

Los comuneros de su edad, manifiestan que Artemio, era un joven instruido, educado y preparado. En aquel tiempo cuando no existía escuela en la comunidad, ofrecía sus servicios de enseñanza en forma gratuita, haciendo su labor al pie de los árboles y en algunos casos iba de casa en casa.

A la edad de 25 años conoce a Adelaida Vilcapuma Saldaña, de quien se enamoró tiernamente, contrayendo matrimonio por lo civil y religioso en la iglesia Santo Domingo de Guzmán de Sunampe, provincia de Chincha, en el año 1950.

Cuentan que el padre de Adelaida, se oponía a esta relación, decidiendo ambos a escapar, con rumbo a Huangascar, lugar donde se establecen temporalmente; y al no acostumbrarse al lugar, decide retornar al anexo de San Luis de Huañupiza, estableciendo su hogar, al lado de su esposa en la estancia de Palmadera, y luego en Chapacocha, dedicándose a la agricultura y ganadería.

En 1951 nació su primer hijo llamado Jaime, luego Máximo, Julia, Jaime, Gladys, Adelguisa, Graciela, Adela, María, Marina, Hugo, Jaime, Julia, Vilma, y Lucila Gonzales Vilcapuma.

Asumió cargos en la comunidad de San Luis de Huañupiza, siendo su presidente de la Comunidad. Luego en 1970, fue elegido como presidente de APAFA. Del colegio fiscal No. 22283. Apoyo en las distintas gestiones, para el bienestar y mejoría de su pueblo.

Artemio Gonzales Yalle, a su avanzada edad aun inculca a sus nietos y bisnietos, a ser buenos estudiantes y trabajadores, así como lo hizo él, en el transcurso de su vida. A pesar del peso de los años que recae en su largo vivir, tiene una gran fortaleza de seguir viviendo y que Dios le siga bendiciendo don Artemio.

Tu esposa, tus hijos y este modesto caminante reconocemos el esfuerzo, dado a tu pueblo y te damos las gracias por ser como eres y nos sentimos orgullosos de ser tu familia querido tío.

 
Leyenda de Cóndorcocha

Cóndorcocha, es una catarata enorme de unos 15 metros que se forma entre el cañón del río que viene desde la altura de huaychao que al llegar a la superficie del lecho del río genera una poza grande por la caída del agua, luce como una hermosa doncella con una vestimenta blanquecina, donde las vastas del vestido se forma con la espuma burbujeante de la caída del agua.

Cuenta la leyenda que cada cierto tiempo por las mañanas, llegaban los cóndores desde las alturas en busca de comida, y agua, después de arrebatarle un tierno cabrito, y aplacar su hambre, bajaba a saciar su intensa sed y bañarse en el imponente pozo de condorcocha.

Después de un refrescante  baño, el cóndor con más vigor salía volando y raudo volaba, dando muchas vueltas por los aires de las lomas de la estancia de chapacocha hasta llegar a la cumbre de cóndor rumí.  

Que es el cerro más elevado e imponente del lugar, guardián de la zona, donde hay una cordillera inmensa, allí paraba el carroñero descansando durante horas, aleteando y estirando sus fuertes garras hasta que sus finas plumas se secaran, quedándose dormido un buen rato.

Luego partía volando suavemente por los altos de la pampa de huaychao, desapareciendo por el firmamento hacia la eternidad.
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