El Perú es un país de grandes contrastes. Están la sequias, las lluvias, los huaicos, las heladas. Verano o invierno hay imponderables que la Madre Naturaleza nos envía todos los años  para lo mejor como para lo peor.

Frente a esta realidad, anticiparse a un desastre natural es prepararse mejor para afrontar el peligro, identificando  los riesgos e  invirtiendo inteligentemente en obras que van a disminuir las consecuencias nefastas de esos desastres porque son las poblaciones más pobres que más sufren en este tipo de situaciones.

 

Hace poco reconstruyeron y asfaltaron la carretera Chincha-Arma, obra que fue realizado por la compañía española ALVAC.  En esta vía de comunicación, hay innumerable cantidad de zanjos, algunos más grandes que los otros. Y es en todos los inviernos que el problema es recurrente porque todos esos zanjos destruyen la carretera por el paso de los huaicos y el aumento del caudal de aguas, pero como medida de prevención los responsables de esa obra no hicieron ningún puente en los zanjos.

Por ejemplo, por el zanjo de Pocolay -que se encuentra en el  territorio del distrito de Huachos- todos los inviernos se paraliza el tránsito de vehículos por el aumento del caudal del rio, pero no tuvieron la menor idea de hacerle un puente o algo parecido. Así, podemos enumerar multitud de casos de zonas de riesgo en todo Huancavelica e Ica.

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Los próximos desastres en la zona andina serán las heladas y en la costa la sequía.

Ya se vienen las heladas del 2017

Hoy día, la red informativa Andina, informa que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) autorizó una transferencia de 10 millones 334,060 soles al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), para que realice acciones que disminuyan la vulnerabilidad de las personas que viven en pobreza y pobreza extrema frente a las heladas de 2017.