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Desgraciadamente Bruno no es profeta en su tierra

Científico biomédico e inventor Bruno Castillón Lévano -ingeniero estelar del Gedemis del PUCP y salvador de vidas- es chinchano de pura cepa, pero es un profeta sin ayuda

Fotomontaje de la llegada del cientifico chinchano a su tierra natal para pedir apoyo.

 



  Por: Eucadio Gutiérrez Solano  


“Nadie es profeta en su tierra” dice refrán, repetido por Bruno Castillón, un humilde científico-inventor, de talla mundial, que soñó desde los 3 a 4 años, vestirse de mandil blanco, cuando acompañaba a sus padres, por los campos, pastoreando los ganados, poniéndose -de modo- en contacto con la naturaleza que enseña al hombre desde pequeño cómo solucionar los problemas de la vida. Aprendizaje que cala en la mente de los niños que los intuye a buscar el horizonte verdadero de trabajo e investigación.

 

Lo dicho por Bruno: el paisaje es centro de observación y conocimiento. El inquisitivo inventor, tuvo que superar la envidia y la maldad de los amigos y profesionales, que les decía: aléjate Bruno, no mates niños, tú no eres capaz de hacer los trabajos científicos, minusvalorando su invención. Bruno desde su interior rechazó la tamaña maledicencia y continuó con su trabajo de Investigación. Por cosas amargas del destino en su provincia Chincha, es desconocido, ni siquiera mencionado, pero en el distrito que ha nacido, peor.  Nuestro sabio es ciego y sordo ante las críticas destructivas y avanza, gana premios y tras premios, se pasea por el mundo dando conferencias con humildad.

 

Tomamos nota de la entrevista que hiciera el Dr. Elmer Huerta, médico peruano que brilla en EE. UU; y que es consultor médico de la cadena CNN, el viernes 30 por Radio Programas del Perú, RPP. La declaración de Bruno Castillón toca los corazones de padres y niños, pues sus mensajes van directamente a los nervios para que surjan nuevos investigadores. Y eso, está en manos de los padres, de alentarlos, guiarlos, estimularlos, sostuvo el científico.

 

Bruno Castillón Lévano estudió electrónica en el colegio Industrial de Chincha, después de egresar del Colegio Pardo. Se encaminó a Lima a buscar suerte. Allí las puertas parecieran que no se abrían para él, entonces se enrumbó al Norte, hacia Cajamarca. En la mitad del camino tuvo que vender su libro de Baldor, que lo llevaba como reliquia. En Cajamarca estudio Zootecnia, lo abandonó por falta de recursos. Se dirigió a Jaén, donde puso su taller de “electrónica” y estudio “Enfermería”, única facultad que había en aquel tiempo. Estudiar y trabajar, era su meta para solventar su formación profesional. Estaba muy lejos de su familia y de su gente, pero la decisión era terminante: estudiar y trabajar.

 

La historia científica de Bruno, de aquel hijo del campesino, Claudio Castillón Quispe. Dice, Bruno, que -en mis manos murió un neonato, que traté de salvarlo calentando con un foco de 100 w y dándole oxígeno con una manguera.

 

Con asombro, enfatiza este hecho el Dr. Huerta. Anecdótico, pero cierto. Entonces, el científico chinchano, conmovido por la muerte, trató de salvar otros niños, confeccionado equipos artesanales, con lo que ganó un premio Nacional por sus trabajos de investigación, otorgado por CONCYTEC. Con su proyecto tocó varias puertas en Lima. La PUCP la invitó a formar parte de la universidad y ponga en marcha su proyecto para dar vida a los neonatos. Su éxito comienza allí con la unión de otros especialistas. En la misma universidad estudió Maestría en Ingeniería Biomédica, y es director GIDEMS. Cuenta con múltiples premios nacionales e internacionales, y tiene varios patentes internacionales por sus inventos consistentes, en respiradores para neonatos.

 

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Últimamente el Ingeniero Biomédico, durante la pandemia, fabricó “El respirador mecánico manual” para oxigenar a los enfermos con COVID-19. Su fabricación fue premiada por CONCYTEC, en diciembre del 2020. Lamentablemente, “El respirar salva vidas”, espera ser financiado, para el bien de los enfermos, que tendría bajo costo, y muy sencillo de usar, en los hogares, que hoy se necesita a gritos. La indiferencia es bárbara. En su pueblo, Chavín, está la minera NEXA, y las autoridades, viven intoxicados por millones de dólares que reciben, sin darles la mano, a su compueblano que brilla en el mundo -con luz propia- con el respirador salva vida de los neonatos, fruto de su invento.


Miles de personas se mueren a falta de oxígeno. Teniendo a la mano, “El respirador Mecánico Manual”, esperando ser fabricado en serie, a falta de financiación, es verdaderamente ser criminal, inhumano e inerte, para no financiar la fabricación en serie del “RESPIRADOR”. Malditos millonarios y autoridades que no comprenden el dolor que padecen millones de enfermos con covid-19.  El colmo, al gobierno golpista de Sagasti, no les interesa, mucho menos a NEXA, que tiene ganancias millonarias. El valor trascendental de Bruno es su empeño por la salud de los niños y personas que padecen, hoy la pandemia por Coronavirus. La indiferencia es imperdonable y asesina.

 

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