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Zapatero a tus zapatos

Muchos trabajadores o artesanos de ciertos oficios están expuestos a riegos ocupacionales que son desatendidos por las autoridades como es el caso del zapatero tradicional del barrio.

 

Por: Luis E. Forero Medina

Abogado/Especialista en Saluderecho
 


El oficio de zapatero desempeñado en las micros o grandes empresas del sector calzado como el ejercido informalmente o “sector no estructurado”, así lo denomina la Organización Mundial de la Salud (OMS), está expuesto a riegos ocupacionales que son desatendidos principalmente en el zapatero tradicional, que  en la mayoría de los casos  carece de protección social para recibir atención sanitaria, o en algunos sistemas de salud corre a cargo del Estado, que excluye  seguro de  indemnización en caso de enfermedades y accidentes laborales.  

 

 

 

«Las enfermedades ocupacionales más comunes son las respiratorias crónicas, trastornos del aparato locomotor, pérdidas de audición provocadas por el ruido y los problemas de la piel, indica la OMS. En los zapateros es el síndrome de la parálisis del calzado.»

 

 


El zapatero de pueblo o de barrio que remonta o repara varias veces el calzado  de sus clientes, trabaja largas jornadas generalmente sentado en un rincón, utilizando cuchillos,  martillos, puntillas, químicos como  el popular pegante terokal o boxer; trabaja  sin guantes,  tapabocas  y equipos de protección personal, en un ambiente poco agradable por los olores que le dan su toque al sitio de trabajo.

El terokal es una  sustancia psicoactiva y de venta libre en toda Latinoamérica a veces con otros nombres, que aunque el zapatero no lo utilice para “trabarse” o sollarse, la sustancia la recibe   pulmón, tráquea y bronquios, pudiendo ocasionar el cáncer ocupacional, prevenible y  clasificado dentro de los  problemas de salud pública de la OPS/OMS. Antes  los zapateros  usaban almidón de yuca como pegante.

En las fábricas de calzado los operarios trabajan con pintura, caucho, sustancias químicas como  etileno y acetato de vinilo. Una trabajadora describe su jornada, manifestando que emplean más de 12 horas  pegando zapatos; presentan dificultad  cuando se van a levantar de sus bancos al final de su jornada de trabajo, pues durante la misma el supervisor no les permite. Suelen marearse, perciben dolor en las extremidades inferiores y como dormidos la  punta de los dedos. Muchas fábricas de calzado deportivo de marca han sido señaladas de explotación laboral.

 

 

 

 

«En las empresas de calzado y con mayor razón en los puestos donde atiende el zapatero de barrio, brillan por su ausencia los planes de prevención del cáncer ocupacional, y las autoridades sanitarias jamás se preocupan por verificar las condiciones del medio ambiente de trabajo.»

 

 

 


La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), reiteradamente ha advertido  sobre los riesgos de la exposición a sustancias químicas cancerígenas en el lugar de trabajo, llamando    a controlar o disminuir su exposición para reducir el cáncer en las Américas. Aunque por ahora no se debe esperar demasiado porque  en gran parte  de  países los médicos y las enfermeras no están adecuadamente instruidos para “hacer frente a problemas de salud relacionados con el trabajo”.

"Lo ideal sería tener empresas saludables libres de sustancias cancerígenas y plenas de bienestar y salud para las y los trabajadores", agregó Julietta Rodríguez Guzmán, asesora regional en Salud de los Trabajadores de la OPS/OMS.
 

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