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¿Existe infiltración terrorista en la huelga magisterial?, artículo de opinión por Pedro Yaranga

Calificar de “terroristas” a los docentes que continuan en protesta convierte en caldo de cultivo ideal a esos grupos extremistas que intentan ostentar la representación del magisterio nacional.

Movadef y el Conare pretenden posicionarse como interlocutor frente a un Gobierno al que creen débil y presionar para tomar el poder de mando de la organización de los docentes, porque saben que allí existen los canales para propalar su ideología.
Movadef y el Conare pretenden posicionarse como interlocutor frente a un Gobierno al que creen débil y presionar para tomar el poder de mando de la organización de los docentes, porque saben que allí existen los canales para propalar su ideología.
Pedro Yaranga

Por: Pedro Yaranga
Consultor en Seguridad Estratégica

 


Una situación de impaciencia es la que vivían los cerca de dos millones de estudiantes que pierden clases como consecuencia de la huelga magisterial que se extendía por más de dos meses en casi todo el país. Mientras el erróneo manejo del Ejecutivo también contribuía a la postura beligerante de los docentes en huelga.

Esta medida de fuerza de los docentes venía desde el 15 de junio y se inició con demandas regionales muy puntuales, como la atención de la deuda social (pago de sentencias judiciales en calidad de cosa juzgada o consentida). Pero ante la pasividad y la dejadez de autoridades del sector Educación, la protesta fue ascendiendo hasta llegar a Lima. Consecuentemente, también la demanda se amplió, incluyendo la exigencia del incremento de las remuneraciones, la derogación de la Ley de Carrera Pública Magisterial y el incremento del presupuesto para el sector Educación. Al mismo tiempo, se sumaron facciones ideologizadas regionales, en especial el grupo prosenderista del Movimiento por Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef) y el Comité Nacional de Reorientación y Reconstrucción (Conare) del Sutep. Ambos, grupos de conocida práctica caudillista y dogmática.

Conare, Movadef, Patria Roja

En el caso de este último, ¿qué persigue? El Conare apareció en la arena regional en el 2003, en la región Junín, como una facción visible del Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso, cuya aspiración era descabezar a Patria Roja del control del Sutep, siguiendo dos objetivos comunes: ‘reorientar’ (volver a orientar ideológica y políticamente al organismo sindical, retomando y desarrollando con firmeza los principios del sindicalismo clasista) y ‘reconstruir’ (volver a construir los aparatos orgánicos desde las bases hasta los escalones mayores sobre una correcta orientación, para convertir al organismo sindical en un verdadero instrumento de lucha).

 

 

« Eso es estrictamente una estrategia maoísta: destruir la moral del adversario, paralizarlo y someterlo a sus intereses por medio del miedo y el terror psicológico. »

 


¿Pero por qué esa necesidad de reorientar y reconstituir el Sutep? Según el precepto senderista, más que el uso del fusil, les resulta funcional acusar a la dirección nacional del Sutep de “usurpar el poder desde 1984”, de haber “abandonado la lucha por la defensa de los derechos de los maestros”, y de manejar el “sindicato en forma burocrática”. Eso es estrictamente una estrategia maoísta: destruir la moral del adversario, paralizarlo y someterlo a sus intereses por medio del miedo y el terror psicológico.

En consecuencia, el objetivo del Movadef y el Conare es eminentemente político-estratégico: posicionarse como interlocutor frente a un Gobierno al que creen débil y presionar para tomar el poder de mando de la organización de los docentes, porque saben que allí existen los canales para propalar su nefasta ideología.

No es para menos. Saben que Patria Roja es un adversario directo, que con su cuota de sangre defendió la democracia e impidió el avance de la ideología fundamentalista de Sendero Luminoso en el gremio magisterial. De lo contrario –con certeza–, el Sutep pudo haber terminado bajo el control absoluto de Abimael Guzmán.

Pero también es equívoco considerar que estos grupos minoritarios puedan manipular a todo un movimiento magisterial; como también es inexacto considerar que los 4.819 profesores que se adhirieron al padrón electoral del Movadef en el 2011 sigan a ciegas esa equivocada línea subversiva. Una cosa es apoyar con firmas como adherentes para un padrón electoral, y otra cosa diferente es pensar que esos docentes sean militantes o seguidores del grupo prosenderista.

En este escenario antagónico, calificar de “terroristas” a los docentes que continuaban en protesta convierte en caldo de cultivo ideal a esos grupos extremistas que intentan ostentar la representación del magisterio nacional. Lo más prudente es separar la paja del trigo y continuar evaluando esta crisis en el mediano y largo plazo.

Fuente: El Comercio

NB: Los artículos publicados en la Sección Opinión Libre son de entera responsabilidad de sus autores. El contenido no refleja necesariamente la opinión de Huachos.com

 

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