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«Memorias de un suceso violento»

Desde las áridas cumbres andinas, generando demanda en la literatura oral de la serranía chinchana, región Ica.

Escenario donde se produjo los hechos (distrito de San Juan de Yánac)

 

Por: David Vilcapuma Gutiérrez 

Licenciado en Educación

Difusor de la literatura oral de la serranía chinchana.


Es el relato del destino de un comunero conocido como Cosme, quien era un abuelo noble, fuerte de alma y de cuerpo, de soporte rígido a todas las calamidades de la existencia.

 

Como todos los días se levantaba muy temprano para ir al corral y quitaba la tranca, dejando que el rebaño de caprinos saliera a los pastizales.

 

Dirigiéndose luego a la chacra donde desyerbaba el sembrado, trabajando con afán hasta que gruesas gotas de sudor corrían por su cara.

 

Agotado se tomaba un descanso entre las pircas del potrero de las tierras comunales, donde el hambre y la sed devoraban su estancia.

 

Desde aquél lugar se divisaba todo el valle de perenne vegetación que reflejaba su encanto  por la presencia del río huanca.

 

Una luz brillante envolvía las casas, los campos cultivados y los rebaños que eran una auténtica fuente de riqueza.

 

Los comuneros trabajaban en sus chacras, los niños pastoreaban los animales, las mujeres lavaban en la acequia otras hilaban y bordaban en las puertas de sus casas.

 

Cosme estaba inquieto por las noticias que llegaban de otras comunidades, decían que los terroristas se estaban desplazando por las alturas de los cerros de la comunidad campesina.

 

Los violentistas llegaban a las estancias de los comuneros intimidándolos,  obligándolos a enrolarse a sus filas, unos cuantos lo hacían por miedo,  y a los que se resistían los amenazaban de muerte.

 

Al estallar la emergencia muchas perdieron la inocencia de su vida, siendo violadas sexualmente, torturadas, desaparecidas, asesinadas, masacradas y abusadas de sus derechos.   

 

Una tarde tensa los suicidas habían reunido a todos los comuneros frente a su local comunal, allí delante de todos asesinó a uno de los comuneros, por haber denunciado los abusos.

 

Numerosos lugareños abandonaban sus fundos, llevándose las cosas que podían para sobrevivir  en algún lugar donde pudiera encontrar estadía.

 

Los parajes se habían quedado desolados, sólo había unos cuántos ancianos como Cosme, quienes con lágrimas en los ojos y temerosos salían a la puerta de la casa donde vivía.

 

Chincha, octubre de 2022    

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